Capítulo 4

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Luzu miró alrededor de aquella casa que supuso que era suya.

De repente, vio algo llamativo a través de la ventana que tenía detrás suya.

Se levantó y salió; tenía que verlo de cerca. Al llegar, se quedó paralizado mirando las fotos a tamaño real de personas que tenía en la pared de la muralla. Reconoció a Rubius, el chico del gorro de oso, y a Alexby, el del casco: un casco que a Luzu le sonaba de algo.

Sin embargo, no podía ver bien los ojos en las fotos, por lo que no sabía quién era Vegetta. Tampoco vio a Auron, y para el colmo, había seis personas a las que no podía ponerles nombre. Ojalá su amigo hubiera dicho todos.

Volvió dentro, con el ceño fruncido y un dolor fuerte de cabeza.


—Sí, el co-alcalde Luzu no se encuentra bien, pero me comentó con antelación a quién quería como su mano derecha.—dijo Auron, sentado en la silla del alcalde, al lado de la silla vacía de su compañero.

—Bueno, lo dices ya o no, ¿mano derecha?—preguntó Lolito, impaciente.

Llevaba el pelo naranja recogido en una coleta que llegaba hasta su cintura. Tenía la piel pálida, con pecas en la nariz, y un poco de perilla naranja, apenas visibles. Sus ojos, verdes puro, miraban con urgencia al alcalde, mientras se acomodaba la camiseta de un verde más apagado, que llevaba sujeta con un cinturón. Debajo llevaba unos pantalones sueltos marrones y unas botas con las que te podía romper la cara de una patada.

—Ahora tú eres mi mano derecha, de hecho—dijo sonriendo el alcalde.

—¿Y el de Luzu?—preguntó el comisario, cruzado de brazos.

—Dijo que sería Willy.—nadie habló por unos segundos. Todos los presentes estaban en silencio, extrañados. Llegaba a tener sentido, pero no se lo esperaban.

—Voy a buscarle.—anunció Fargan, saliendo por la puerta. Alexby le siguió, dejando a Auron y Lolito solos.

—¿De verdad que ha elegido Luzu a Willy?—el otro asintió—Podías haber dicho a quien quisieras en su nombre.

—Eso he hecho.—respondió sonriendo.

—¿Elegirías antes a Willy que a—Lolito se vio interrumpido por un portazo. Ambos policías habían vuelto, con Willy delante.

—¿Cómo es eso de que soy mano de- ¿y Luzu?—preguntó el recién llegado, mirando alrededor, sin encontrar a más que Auron y su nueva mano derecha.

—Luzu me lo ha dicho personalmente. Tuve que anunciarlo yo porque se encuentra mal hoy.

Willy frunció el ceño. Tras un silencio amenazante, el albino miró a Fargan, y ambos salieron por donde habían entrado. El comisario los siguió segundos después, con miedo a quedarse a solas con el alcalde; en cierto modo algo le olía mal sobre Luzu.

ℝ𝕖𝕒𝕔𝕔𝕚𝕠́𝕟 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕖𝕟𝕒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora