Capítulo 24.

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Dos días más tarde, Mangel estaba en la puerta del ayuntamiento, temblando ligeramente. Tragó saliva, y en un acto bien de valor o bien de temeridad, entró y subió las escaleras al despacho del alcalde.

—Hombre, Mangel ¿qué te trae por aquí?—saludó Auron, alegre.

Estaban los dos solos en la habitación.

—Tengo una noticia... horrible.—el recién llegado no levantó la vista del suelo.

—¿El qué?

—Luzu no está.

—Claro que—¿cómo que no está? ¿Estás diciendo que te lo han robado?—Auron cambió más rápido de actitud que lo que se tarda en pasar la página de un libro.

—Sí... Ha pasado mientras estaba fuera, lo siento, no—se disculpaba Mangel.

—Lo siento, Mangel. Un contrato es un contrato.—dijo, mirándolo fijamente. A continuación, gritó—¡Alexby!

Alex entró corriendo por la puerta.

—¿Qué pasa, qué pasa?

—Mangel es miembro de la Hermandad Oscura.

—¿Qué? No, espera—el chico de la cinta en el pelo estaba al borde del pánico, mientras el alcalde lo mataba con la mirada.

—Lo siento Mangel, ahora me cuentas en la sala de interrogatorios. Ven.

Y ambos se fueron, con el acusado aún confuso y al borde de las lágrimas. Auron sacó el móvil e hizo una llamada, ahora que estaba solo.

—Mano derecha; alerta roja. Te necesito en el despacho.—y colgó.


—Cuéntame todo lo que sabes de la Hermandad Oscura, por favor.

—Alexby soy inocente, ¡lo juro! ¡Auronplay ha mentido!

—¿Entonces no eres de ellos? Es que la ley me obliga a interrogarte cuando alguien acusa a alguien de eso.

—¡No! A ver, lo era, pero—Alexby saltó de la silla.

—¿En serio?

—¡Pero ya no lo soy! ¡En serio!—dijo Mangel, exasperado.

—Es que... esa afirmación es para juicio... eres un ex-terrorista, Mangel.

—¿El juicio pa qué? ¿Quién sería juez?

—El juicio para juzgar tus actos. Y el juez... Auron es el único capacitado.

—Voy a morir podrido en la cárcel.—murmuró el de las gafas.

—Yo voy a hacer lo que sea que pueda hacer para que no entres. Pero... es complicado. Auronplay... es básicamente la ley, aquí en Karmaland.

—Por fin tenemos algo a nuestro favor.


Luzu juraba que conocía esa voz; pero el mareo, el dolor de cabeza y la amnesia le martilleaban la cabeza.

ℝ𝕖𝕒𝕔𝕔𝕚𝕠́𝕟 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕖𝕟𝕒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora