Capítulo 36.

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—Alguien ha entrado en la antigua guarida.—informó Rubius.

—¿En serio? ¿Quién?—preguntó Fargan, apartando la vista de la comida que estaba cocinando.

Era el día siguiente al funeral, y los hermanos oscuros almorzaban en casa del búho.

—Auronplay.—Los otros dos intercambiaron miradas nerviosas.

—Bueno, ahora estamos en la nueva, así que ahí no tenemos nada.—dijo Willy.

—¿No vais a decirme que lleváis teniendo a Luzu secuestrado desde hace una semana, eh? ¿No vais a decirme que por vuestra culpa, nos habían encarcelado a Mangel y a mí, que yo he salido de forma ilegal? ¡¿Para qué cojones lo habéis secuestrado de Mangel, y no me habéis dicho nada?!

La expresión del búho se oscureció, acercándose al sofá donde estaba el oso.

—¿Sabes por qué Auron sabía lo de Mangel? Porque yo se lo tuve que contar. A mí no me importa que él cause el caos mientras no me afectara a mí; pero va y me secuestra a mi familia. Willy y yo decidimos no contarte nada porque tú estabas ocupado con tu mierda en tu mundo de hadas y unicornios con Vegetta. Además, tampoco habrías accedido a retener a Luzu. Quizás se nos fuera matando a la mujer de Auron, pero nadie puede meterse con la Hermandad Oscura, que parece que tú lo has olvidado.—narró el de la máscara, mirando fija y fríamente al oso, que no sabía qué hacer.

—Ahora que sabes todo, vamos a tener que hacer lo mismo.—sonrió el otro, levantando la espada por encima de su cabeza.


Y en el momento justo, una sombra se movió entre ellos, parando la hoja. Los ojos de este brillaban de furia bajo la máscara de lobo.

Fargan fue a sacar su pistola, pero algo se la tiró al suelo.

El comisario saltó desde un cristal roto del tejado al centro del salón y con otros dos disparos hizo que el de verde soltara la espada.

—Me decepcionas, Vegetta.—espetó Willy.

—Me decepcionas tú a mí, Guille. Has torturado a un amigo durante una semana. Las minas no son nada comparado con eso.

—Fargan, Willy, manos arriba. Quedáis arrestados por múltiples cargos; entre ellos, ser miembros activos de la Hermandad Oscura.—ordenó Alexby, apuntándolos con la pistola.

—Alesby, yo te ayudé con la investigación, no me hagas esto.—pidió el búho.

—Fargan, no me jodas. Habéis cometido todos los delitos. Se supone que eres policía, pero no eres más que un corrupto del montón.

ℝ𝕖𝕒𝕔𝕔𝕚𝕠́𝕟 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕖𝕟𝕒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora