ℝ𝕖𝕒𝕔𝕔𝕚𝕠́𝕟 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕖𝕟𝕒.

Capítulo 28.

—Lo siento por haberte delatado.—murmuró Mangel.

—Prefiero que cuentes todo lo que sabes. Recuerda que Alex nos dejará una llamada a cada uno.

Rubius estaba sentado frente a su amigo. Le sabía mal que lo hubieran descubierto, pero era peor que Mangel se sintiese culpable por ello.

—Auron vino a mi casa el día después del nombramiento de los ediles. Me dijo que quería que hiciera algo por él. Me negué, pero él me dijo que sabía que había sido parte de vosotros y que iba a delatarme con pruebas y todo. No tuve más remedio.

—¿Cómo lo sabía Auron?

—No lo sé. Pero me dijo que debía secuestrar a Luzu, y que no saliera bajo ningún concepto.

—¿El de los guantes negros quién era entonces?

Mangel levantó ambas manos, mostrando sus guantes negros.

—2IQ. ¿Y por qué ha pasado todo esto?—suspiró Doblas.

—Se han llevado a Luzu de mi búnker.

—Así que Auron ya no sabe tampoco dónde está Luzu.

Mangel asintió lentamente.

—Menudo cabrón. Tengo que contarle esto a Vegetta. ¡Policía! ¡ALEXBYYY!—gritó el de la gorra de oso con todas sus fuerzas.

Un comisario muy cansado apareció a los minutos.

—Alexby, quiero mi derecho a una llamada.—exigió Rubius.

—Vale, pero yo tengo que estar delante.—el preso sonrió.

Una vez al teléfono, el teñido marcó un número de teléfono.

—¿Vegetta? Soy Rubius. No te asustes, te llamo desde la cárcel.

Hasta Mangel escuchó perfectamente los gritos que venían del teléfono.

—Escucha. Mangel me ha contado lo que ha estado pasando. Resulta que... Auron extorsionó a Mangel para que él secuestrara a Luzu. No, ya no lo tiene. Déjame terminar, coño. La cosa es que alguien ha secuestrado a Luzu de casa de Mangel, y Auron lo ha vendido. ¿Que qué he hecho yo? Pues defenderlo. Sí, mejor ven.—y colgó.

—Así que Auronplay.—murmuró Alexby, girándose a ver a Mangel.

—¿Y no tienes ninguna idea de quién se lo ha llevado?

El de las gafas negó con la cabeza, y con eso, Rubius volvió a entrar en la celda.