Después de demasiados días, Asuka al fin había tenido una jornada de descanso tranquila. Sus sueños constaron de una maraña confusa entre leves pesadillas y sueños maravillosos, por lo que cuando empezó a despertar de madrugada ya no recordaba nada de ellos.
Se sentía demasiado a gusto, calentita y cómoda, en medio de una sensación de absoluta paz que la hizo sonreír apaciblemente y la persuadió a mantener sus ojos cerrados algunos minutos más, pero al sentir un cálido roce en su mejilla que estimuló su piel, sus ojos se abrieron de inmediato.
En medio de la débil luz del incipiente alba, se encontró con el rostro de Katsuki a sólo unos centímetros de distancia, serio, pero con sus orbes escarlatas brillando intensamente preso de alguna clase de emoción desbordada, logrando que cualquier rastro de somnolencia desapareciera por completo del cuerpo de la peli blanca. Al principio, la sorpresa la invadió y se quedó congelada, pero al recordar todos los acontecimientos de hacía unas horas sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Katsuki-kun... —Susurró con voz temblorosa empezando a estremecerse con levedad, haciendo que el ceño del platino se pronunciara como respuesta.
—No llores, tonta. —Dijo él en tono censor limpiando con rapidez una furtiva lágrima que resbaló por su pómulo.
—E-es que yo... ayer no pude decirte...
—Sí, lo hiciste. —La interrumpió. —Y la verdad aún no tengo ni puta idea de por qué. —Cuestionó uniendo sus cejas en señal de confusión. No es que se quejara, pero la verdad era que seguía sin entender qué era lo que había pasado y tener esa incógnita dándole vueltas en la cabeza había perturbado sus sueños.
La joven águila pasó saliva logrando contener sus lágrimas, sintiéndose dividida entre la culpabilidad de lo que había sucedido y la tranquilidad de estar allí con él.
—Tokoyami-kun me contó todo. —Contestó ella con voz rota, haciendo que el platino se tensara y deformara el gesto. —Me dijo que fuiste a buscarlo... y que no ser por tí, no hubiera ido a hablar conmigo. —Continuó cerrando sus ojos con fuerza. —Y yo... sólo pude pensar lo peor de ti. Katsuki-kun, en verdad lo sie...
—Calla, no digas nada más, mierda. —Volvió a interrumpir él pero ahora con un notable tono incómodo y enfadado. —Estúpido pajarraco bocazas.
No le gustaba que nadie lo ayudara, detestaba que se metieran en sus asuntos, y menos si tenían que ver con Asuka, pero teniendo en cuenta el desastre que se había formado y el feliz resultado de todo, se conformó sabiendo que al menos así no le debía nada al cuervo. Habían quedado a mano.
La joven águila sintió sus ojos volver a humedecerse, por lo que hundiendo su rostro en el pecho de Bakugō, se apretó con fuerza y sollozó débilmente un —lo siento mucho—, haciendo que el platino gruñera.
—Para con eso de una vez, maldita sea. —Soltó él incómodo, fastidiado porque la extrema amabilidad de ella la impulsara a andar ofreciendo disculpas cuando no eran pedidas ni necesarias. —Soy yo el que debería haber dicho algo. —Logró decir, y antes de que perdiera el impulso para lograr soltar esas palabras tan difíciles para él, declaró. —Lo siento. Fui un idiota.
Sintiendo su corazón hincharse, la oji dorada se quedó repentinamente rígida entre los brazos de su chico y fue incapaz de volver hablar, pero consiguiendo alejarse de él para acomodarse mejor y mirarlo de una forma intensa y especial, se acercó con lentitud a su rostro e hizo lo que había querido desde hacía tanto.
Bakugō jamás pondría reparo en recibir los besos de Asuka, pero siempre que ella los iniciaba, él no podía contenerse y se excitaba demasiado. Por eso, cuando ella unió sus bocas suavemente para luego instarlo a abrir los labios, él puso su mano libre en la pequeña cintura para apretarla contra su cuerpo, haciendo al instante sus movimientos más vehementes para convertir el contacto en uno bastante húmedo y apasionado mientras gruñía de satisfacción.
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Lo que significa ser un héroe [Katsuki Bakugo x OC]
FanficNo le gustaba nada que ella tuviera tal control sobre él. Que fuera dueña ahora de sus pensamientos y le impidiera concentrarse claramente en sus objetivos. Que lo hiciera sentir de esa forma tan cálida y lo avergonzara de sus torpes acciones, pensa...