El camino

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Un día, el destino llegó a la aldea de Rakan de la forma más inesperada: era Karma. Su espíritu reencarnado había llegado para reunirse con su madre, y Rakan, a pesar de odiar las reuniones formales, estaba escuchando todo lo que aquella mágica mujer venía a decir.
-Maia, me encuentro aquí este día para solicitar vuestra ayuda. Tiempos oscuros acechan el futuro de Jonia.
Todos en el salón guardaron silencio, ¿que clase de oscuro futuro los acechaba, como para que volviera el espíritu de Karma?
-El sello del Este ha sido liberado. El asesino de nombre Zed está libre nuevamente.
La sorpresa y horror se podían palpar. Los ancianos se miraban entre ellos, Rakan miró a su madre y vio la preocupación que emanaba de su cuerpo.
-¿Cómo es esto posible, Duquesa? -preguntó uno de los ancianos, utilizando el título dado a Karma para mostrar a los habitantes su relevancia.
-La Orden de las Sombras continuó sus actividades luego de la guerra, y con el pasar de los años se han fortalecido en lugar de desvanecerse. Sus miembros son más fanáticos de las artes oscuras, y han alcanzado el poder suficiente para salir de las tinieblas y amenazar a Jonia. Su líder de culto es Kayn, un joven poseedor de un arma Darkin que llegó desde el continente hace algunos años -todos en la sala soltaron un suspiro. Solo existían cinco de aquellas, y solo tres habían sido encontradas, demostrando ser altamente destructivas y sanguinarias - Kayn es un fiel seguidor de las enseñanzas de Zed, y al parecer encontró su prisión luego de años de búsqueda.
- Karma, ¿cómo es posible? -preguntó Maia - ¿cómo ha podido ser liberado?
- Los sellos fueron impuestos para evitar que cualquier persona pudiera quitarlos, o utilizar al prisionero para hacer el mal. Sin embargo, el poder de las armas Darkin era desconocido. Es probable que esa sea la razón por la que mi sello falló. Ruego por el perdón de todos por mi ingenuidad del pasado -dijo inclinando la cabeza en señal de humildad.
Nadie dijo nada. Karma era una leyenda, su espíritu había guiado a los Jonianos de antaño hacia su libertad y había restablecido la paz en la isla.
- Karma, ¿puede comentarnos en qué consisten los sellos? - preguntó la matriarca.
- Lamentablemente, no. - respondió con firmeza - Solo puedo revelar esta información a quien esté dispuesto a liberar a otro prisionero.
El salón se llenó de murmullos de incertidumbre. Todos los prisioneros eran conocidos asesinos, ¿cómo podía Karma pensar en liberarlos? Rakan se hizo una idea.
- ¿Qué obtiene la persona que libera el sello?
Karma miró al rubio y sus ojos se iluminaron en un destello verde. Karma habló en su mente.
- "Pequeño Fénix, quien libere al prisionero es dueño de su voluntad. El arma Darkin de nombre Rhaast es la verdadera amenaza, pero la magia actual en Jonia es débil, y solo los guerreros antiguos podrían hacerle frente".
La idea le pareció cruel al vastaya. ¿Aprisionarlos para forzarlos a pelear por Jonia? ¿Era eso justicia o alguna rara forma de expiar sus pecados? A fin de cuentas, Karma era el espíritu del equilibrio. Seguramente tenía alguna razón oculta tras el brillo en sus ojos.
- ¿Por qué ha venido hasta aquí? - preguntó Maia al ver que ella no respondía la pregunta de su hijo.
- El destino me ha guiado hasta ustedes. He venido en busca de un emisario que pueda liberar uno de los sellos antes que lo logre uno de nuestros enemigos.
Más murmullos. Todos estaban confundidos, pero nadie se atrevería a contrariar a Karma.
- Duquesa - preguntó Lou, jefe de guerreros de la aldea - ¿por qué no ejecutó a los asesinos en el pasado?
- Para mantener el equilibrio. A veces debemos aceptar el mal para poder entender el bien, pero ambos deben ser controlados o traerán caos y destrucción a Jonia.
- Yo puedo ir, Duquesa. -dijo Rakan sin pensarlo y con su tono usual y divertido - siempre he querido recorrer el mundo, ¡y hoy llega usted con una propuesta! ¿Quién mejor que yo para convertirse en la futura leyenda? ¡Todos recordaran mi estilo! - exclamó sonriendo.
Su madre lo miró seriamente, pero Karma no dijo nada.
- Disculpe a mi hijo, Duquesa
- No hace falta - dijo, y sin dejar de mirar a Rakan agregó - De hecho, Maia, si usted lo permite, me gustaría llevar conmigo a Rakan para esta misión, y a la reunión en el Placidium que tendrá lugar dentro de un mes, donde se reunirá nuevamente con usted. Si desea aceptar esta invitación, claro.
Era reconocido por todos que Karma era guiada por el destino. Probablemente ella ya sabía la respuesta de Maia, así como el nombre de Rakan sin que este hubiera sido mencionado. Su madre reconocía esto y respetaba a Karma. Sabía que el destino literalmente los había alcanzado y estaba sentado frente a ella, en forma de una hermosa y joven mujer, cuyos ojos chispeaban como jades. A pesar de todas sus preocupaciones por la seguridad de su hijo, Maia aceptó.
Se acordaron los detalles de la misión: Rakan iría acompañado por Lou y un escuadrón de cinco guerreros, a los que se sumarían cinco más de la comitiva de Karma, todos con entrenamiento en artes marciales. Partirían al amanecer del siguiente día, así podrían pasar una última noche con sus familias. Aquella noche, Rakan volvió a soñar con los relámpagos violeta.
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Despertó sobresaltado. Ya estaba por amanecer y debía reunirse con su grupo en la entrada de la aldea. Se levantó tarareando y se alistó.
- Rakan - lo llamó su madre - prométeme que nos reencontraremos en el Placidium.
Rakan la abrazó con fuerza, la levantó y la hizo girar en el aire, depositándola en el piso con cariño.
- ¡Por supuesto, madre!
Ambos encendieron velas para Rohir y rezaron una última vez juntos. Maia acompañó a su hijo hasta su grupo. Se había asegurado de incluir al mejor médico de la aldea entre ellos, y seleccionado los mejores guerreros, considerando que Rakan tenía nula experiencia en combate. Miró al piso preocupada, ¿por qué Rakan? Era un joven tan ingenuo y alegre, que no había tenido tiempo de aprender los peligros de la vida. Detuvo sus pensamientos cuando escuchó un grito de su hijo.
- ¡Madre! - estaba ya montando su caballo y listo para partir, y dijo a modo de despedida - ¿A que no es bella mi capa?
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En el camino, Karma explicó a un alegre Rakan que debía dirigirse al sello del centro, a unos días de marcha del Placidium. Se separarían antes, ya que ella debía arreglar unos asuntos con los ancianos en la Ciudad de Jonia.
Llegada la noche, Karma invitó a Rakan a meditar algo alejados de la caravana. Se sentó con las piernas cruzadas e invitó a Rakan a hacer lo mismo.
-"Debes tener cuidado, Rakan. Al romper el sello el prisionero estará atado a tu voluntad y no podrá dañarte, pero de seguro apareceran personas que si. Para liberar el sello existe un ritual cuyas indicaciones encontrarás al llegar a él. Debes ser tu, ya que solo alguien con el corazón puro será capaz de ingresar al templo y completarlo, cualquier otra persona moriría si intenta forzar la magia de la entrada. Deberás seguir tus instintos, ellos son tu mejor guía para encontrar tu destino"
Tantas voces en la mente de Rakan empezaban a marearlo, la voz de Karma era como oír a varias personas hablando a la vez, pero diciendo lo mismo. Desistió de intentar meditar y caminó un rato, tarareando.
Luego de diez días de viaje, los cuales transcurrieron sin percances, se separaron de la caravana de Karma y desviaron su camino hacia el noroeste, hacia a las montañas. Demoraron cuatro días más en llegar, pero Rakan no recordaba si Karma le había dado indicaciones sobre cómo encontrar la entrada, y si se las dio, ya las había olvidado. Lou se enfureció con él y ordenó a su grupo montar un campamento a los pies de la montaña, argumentando que quizá a Rakan le haría algo bien de tiempo y mucha caminata para refrescar su memoria.
-Michi ciminiti - balbuceaba Rakan mientras recorría los bordes de la montaña - ¿Por qué mi madre tenía que nombrar a un tipo así como general?
Pateó una piedra. Bueno, el quería conocer el mundo. PERO NO ASÍ. No se refería a esto, se dijo para sus adentros mientras pateaba otra piedra. Esta chocó en la montaña y sonó como si cayera por una escalera. Rakan se sorprendió y fue en dirección a donde la había escuchado caer. Llegó a una abertura en la montaña y se asomó: era en efecto una escalera hacia las profundidades de la montaña. Movido por la curiosidad se adentró en la cueva y sintió como la atmósfera se cargaba con magia. Era el filtro impuesto por Karma para mantener alejados a los malintencionados. Bajó algunos escalones tratando de acostumbrarse a la oscuridad, eso era lo bueno de tener sangre Vastaya; sus ojos eran similares a los de los gatos y no le fue difícil descender por la escalera sin ayuda de una antorcha. Estuvo un buen rato bajando escaleras, hasta que finalmente llegó a lo que parecía ser un salón circular tallado en pierda. Pequeñas lucecitas se encendieron, mostrando a una chica encadenada en el centro de la estancia. Rakan trató de acercarse a la chica, pero un fuerte choque eléctrico no se lo permitió y lo arrojó contra una de las paredes del salón, era una barrera invisible que no le sería fácil traspasar. Buscó en el salón alguna pista sobre como liberar a la chica, que si no estaba interpretando mal debía ser el prisionero que buscaba. Dio con las instrucciones: estaban inscritas en el suelo del salón, junto a una daga brillante y morada.
"Parece ser bastante simple" pensó Rakan. "Solo debo dejar caer algo de sangre sobre la escritura del piso... y ¡ah! estar dispuesto a dar mi vida por ella... ¡simplemente genial!".
Miró a la chica encadenada, se veía inconsciente. Procedió a hacer un corte en su mano izquierda y dejó gotear su sangre sobre el piso, pero apenas la primera gota tocó el suelo un fuerte temblor sacudió el salón y derribó a Rakan; el piso se partió a la mitad y dio paso a un abismo que parecía querer tragarse a la chica encadenada al piso. No lo pensó dos veces y saltó hacia ella, alcanzándola y tomándola en brazos mientras todo se derrumbaba a su alrededor. Sintió nuevamente un chispazo, pero esta vez no salió volando, sino que se sintió más ligero que nunca y su instinto le hizo saber que era el momento de saltar y alcanzar la escalera. Algunas rocas amenazaron con caerle encima, pero un escudo dorado los protegió. Saltó una distancia que nunca hubiera creído posible y se lanzó a correr escaleras arriba, protegido por el escudo y dejando una estela dorada tras él mientras el techo continuaba derrumbándose.
Corrió hasta que pudo hasta avistar la luz del exterior y rocas cayendo cada vez más, que parecían estar por tapar la entrada, "tengo que lograrlo" pensó, y corrió más rápido aún hacia la salida, al mismo tiempo que la cueva terminaba de derrumbarse y la fuerza del aire que salía propulsado hacia afuera lo golpeó como si fuera una explosión, arrojándolo lejos y haciendo que soltara a la chica; ambos cayeron varios metros lejos de la entrada. Escuchando un fuerte pitido en los oídos y con la vista nublada, Rakan levantó la cabeza del suelo para ver a la chica, quien seguía inconsciente y sonrió: lo había logrado. Mientras perdía la consciencia sintió llegar a Lou y algunos soldados, le pareció verlos gritar y correr hacia ellos. Entonces, se desmayó.

La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora