Epílogo 🍫

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Ha pasado más de un año desde que Xayah y Rakan fueron enviados a recorrer Jonia. Muchas cosas sucedieron en el proceso... Kayn tardó meses, pero volvió a atacar acompañado de un ejercito de Noxianos, pero, gracias a la guía de Karma, todos estaban preparados y el destino de Jonia se decidió en una larga batalla en las costas del sur de la isla. Fueron cerca de cinco días de combate, y al final el ejército Joniano logró la victoria cuando Karma, acompañada de Sett, Xayah y Rakan, lograron atrapar a Kayn y separarlo de su guadaña. Aún quedaban soldados noxianos luchando, pero gracias a Ahri y Akali ya tenían asegurada la victoria. Al fin y al cabo, solo eran mercenarios noxianos, no grandes villanos como habían temido que fueran. Estos habían llegado en un gran buque de guerra, que Karma no dudó en destruir de un solo lanzamiento, demostrando una vez más su enorme poder a su pueblo.
Los noxianos sobrevivientes fueron devueltos a Noxus en un barco Joniano, pues no era su costumbre tomar prisioneros ni asesinar a hombres y mujeres que se hubieran rendido.
Mientras tanto, Karma se despidió de Xayah, Rakan, Sett y Ahri, advirtiéndoles que una vez sellara a Kayn abría agotado toda su magia y volvería al plano espiritual hasta que Jonia la necesitara nuevamente, y con esto, los sellos de Sett y Syndra perderían su fuerza. Todos estuvieron tristes ante la inminente partida de la iluminada y se despidieron entre abrazos y lágrimas. Todos excepto Sett y Xayah. Karma sonrió al primero, diciéndole que debía cuidar de Soraka y no permitir que nadie la dañara, pues era un alma demasiado pura para aquel mundo, y luego llamó a Xayah para hablar a solas con su querida amiga.
Xayah recordaba claramente aquel momento, pues cuando nadie la veía se había desarmado y abrazado a su amiga, prometiendo encontrarla en su próxima vida. Karma no se había quedado atrás, diciendo lo mucho que la extrañaría... a ella y a los postres.
Una vez que no quedó nada que decir, la duquesa se encaminó hacia donde estaba Kayn para guiarlo hasta una cueva lejana y sellarlo indefinidamente. La guadaña había sido destruida y el poder del Asesino Sombrío no volvería a rondar por Jonia en mucho, mucho tiempo.
Una vez libre del sello, Sett había decidido quedarse con Soraka, para acompañarla y cuidarla, y Rakan y Xayah optaron por mantenerse rondando Jonia, eliminando cualquier rezago de la Orden de las Sombras o sus adeptos. Ahri había vuelto a los bosques, y se dedicaba a guiar a los viajeros que se perdían en el camino. Pronto se supo que Syndra había logrado liberar sus poderes y había huído de la prisión en el Placidium, pero con la muerte de Zed y sin un propósito claro, había levantado una fortaleza sobre las nubes y se había quedado allí, sola con su magia.
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Habían pasado apenas meses de aquello, y nuestra pareja de vastayas vagaban felices por Jonia. Rakan se había convertido en un reconocido bailarín de batalla y Xayah en la pesadilla de cualquiera que estuviera cometiendo algún crimen. Ambos solían visitar bares y tabernas, bailando animadamente ante cualquier oportunidad.

Hace poco habían atendido a una solicitud de una mujer en un pueblo cercano, que les pedía ayuda para desarmar una red de criminales que estaban atacando a jovenes inexpertos para quitarles sus plumas y venderlas en el continente como artículos mágicos. Por lo tanto, ese día se encontraban en un pequeño pueblo costero para cumplir lo pedido.

Xayah estaba sentada en silencio en la taberna. Sus orejas al aire libre y su capa de plumas esparcida tras ella. Muchas personas entraban al bar y la miraban con suspicacia, pero ninguna se atrevió a acercarse a su mesa. Un grupo de hombres al otro lado de la barra la miraban con atención, susurrando entre ellos, pero Xayah los ignoraba, bebiendo de su vaso como si nada. Uno de los hombres se sentó a su lado, seguido por otros dos que se quedaron a una distancia prudente, sus armas en mano; otro grupo más grande estaba disperso por las mesas de la taberna mirando con atención. Esto no llamó la atención de nadie, pues había muchas personas que despreciaban la presencia de un vastaya en cualquier lugar, y solían buscar peleas con ellos.

- Nunca había visto un plumaje como el tuyo.- dijo el hombre sin más, y Xayah continuó bebiendo como si no hubiera escuchado nada - Ven con nosotros; no queremos hacer una escena aquí.

La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora