Pallas

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Xayah volvió con una bandeja repleta de comida humeante, y encontró a Rakan vestido únicamente con una toalla en la cintura. Respiró hondo para evitar avergonzarse y caminó hasta él.
- ¿Cómo te sientes?
- Algo cansado... Pero bastante refrescado ahora.
Quiso comentar que al parecer sus vecinos ya habían tenido suficiente por aquella noche, pero sabía que a ella no le agradaba el tema. La vio sentarse en silencio junto a él en la cama.
- Lo siento mucho, Rakan.
Volteó a verla extrañado. - ¿Por qué dices eso?
- Lamento haberte ignorado antes... - se mordió el labio nerviosa - No estaba enojada, es solo que...
El esperaba atentamente escuchar cualquier cosa que ella quisiera decirle, le encantaba ver cada expresión de su rostro, incluso cuando parecía triste.
- ¿Qué cosa? - dijo al ver que se había trabado.
- Sentía vergüenza. Lo siento.
Sonrió para sí mismo y acarició su cabello con cariño. No era usual verla vulnerable - ¿Quieres decirme por qué?
- No. Sólo digamos que no estoy preparada para algunas... cosas...
El rubio rió y besó su frente.
- Tómate tu tiempo. - tomó la bandeja y la puso sobre la cama - Comamos antes que se enfríe.
La sonrisa de Rakan alivió a Xayah, y ambos comieron en silencio hasta estar satisfechos. Se recostaron juntos sobre la cama, el rubio de costado para poder observar a su compañera.
- ¿No deberías vestirte? - le dijo esta, viendo que seguía con la toalla.
- Hmmm mi ropa está mojada, la lavé. Podría ir por algo a los caballos, si quieres.
Ella se levantó y caminó hacia el baño, volviendo con una bata negra.
- O podrías usar esto. Para eso las hacen, ¿sabías?
Rakan solo rió y se levantó para ponerse la bata, apoyando sus manos sobre sus rodillas para suplir la falta de fuerza, luego arrojó la toalla al baño y volvió a recostarse seguido por Xayah. El observaba su rostro, delineándolo con su mano.
- Gracias por cuidarme. - le dijo suavemente, pero ella no respondió. - Hey... ¿te sientes... bien?
La vastaya alzó las orejas antes de mirarlo a los ojos. Estaba pensando en Ahri y él juntos, y no era una sensación agradable. Se rebatía entre si hablar con Rakan o seguir armando muros. Él desistió de su pregunta y continuó acariciando su cabeza.
- No tienes que decirme si no quieres, está bien. Sé que algún día podrás confiar en mi. - dijo con una sonrisa tranquila.
Xayah solo bajó la mirada pensativa. Si, debería confiar en él... aquello parecía la pelea más difícil de su vida.
- Estaba pensando en Ahri. - dijo al fin.
- A mis ojos, no te alcanza los talones.
- No en eso... bueno, no solo eso. Es que ella - dudó, buscando algo para mirar evitando la mirada de Rakan - Ella no tiene miedo o no se avergüenza por acercarse a ti... o a nadie en realidad. Se me hace algo extraño.
Pensó un momento en todo lo que sabía de la mujer zorro - Quizá sea porque ella siempre quiere hacer cosas de ese estilo... es su naturaleza, ¿quizás?
- No es que no quiera...
Rakan levantó sus orejas presto a escuchar; ¿acababa de decir que quería estar más cerca de él? ¿De una muy retorcida forma? Atinó a acariciar su rostro.
- Eso solo lo decides tú, cielo.
Escuchó como ella suspiraba.
- Me gustas, Rakan. - levantó una mano para evitar que él hiciera cualquier movimiento, pues se había emocionado ya con sus palabras - Pero todo esto es nuevo para mí.
El rubio se emocionó y la abrazó más fuerte.
- Oh babe, no tengas miedo...
Aquello la sobresaltó. Si, eso era lo que sentía... miedo. Pero, ¿de qué? Si ya no tenía nada. ¿Acaso temía perderlo? Los pensamientos volaban por su cabeza y no se dio cuenta de que volvían a besarse. Recordó las enseñanzas de su tribu, aquellas que hablaban sobre vivir su vida sin temor a los desafíos, pues muchas veces la vida se escapa por miedo a perderla. Miró a Rakan, sus ojos azules y su pelo rubio le recordaban a una mañana de verano, mientras su propio reflejo siempre le había parecido un atardecer de otoño, cuando las nubes parecen incendiarse. Rió suavemente, dispuesta a pelear contra aquel temor. Ya no estaba sola, y empezaba a notar que junto al fénix siempre se sentía con la calidez de estar en su hogar. Pasó una mano por su pecho mientras lo besaba, subiendo hasta su cabello que acarició y tiró suavemente, causando que este riera suavemente. Sabía que le gustaba; más que eso, le encantaba y la enloquecía. Quería pelear contra todas sus barreras por él, quería confiar y que confiaran en ella. Sintió como la mano del rubio sobre su cintura la apretaba contra él y respiró hondo antes de continuar acariciando su pecho y hombros por debajo de la bata. Rakan solo disfrutaba de los labios de su compañera, como si fueran la fruta más deliciosa del mundo y manteniendo sus cuerpos pegados. Xayah cortó el beso y se puso de pie junto a la cama, de espaldas a él.
- Hey... cierra los ojos.
El se sentó al borde de la cama y obedeció pacientemente.
- Ábrelos ahora.
Lo hizo, y se quedó hipnotizado. Iluminada únicamente por la luz de la luna, vio la silueta de Xayah. Se había quitado el vestido y estaba ante él únicamente en ropa interior, con el rostro rojo y abrazando su cintura. Se puso de pie y la abrazó.
- Hey... No tienes por qué hacer esto si no quieres...
- Quiero... quiero confiar en ti, Rakan. No quiero seguir con miedo.
El rubio sonrió y se apartó para observar su rostro.
- ¿Estas segura? - ella asintió. - En ese caso...
Soltó su abrazo y retrocedió un par de pasos para verla bien. Sin duda era la mujer más hermosa que había visto. Tomó sus manos para que dejara de abrazarse, y las puso sobre su propio pecho. El corazón le latía a mil por hora, pero sentía que la intimidad de aquel momento nunca podría ser superada. Se acercó y delineó el cuerpo de Xayah con sus manos, desde las caderas hacia arriba. Inspiró en su cuello y depositó suaves besos desde bajo su rostro hasta su clavícula, luego bajó sus manos hasta los muslos de ella y la levantó. Xayah miraba sus ojos, enredando sus manos en el pelo del rubio y dejándose transportar hasta la cama, donde Rakan volvió a sentarse al borde con ella encima. Tocó su rostro y orejas antes de bajar hasta sus hombros. Con cuidado bajó la bata, descubriendo los hombros y el pecho del rubio. Pasó sus manos y uñas por sus hombros, para luego inclinarse y besar la base de su cuello. Sintió como él la apretaba con fuerza y lo besó, lento pero con intensidad.
- Te quiero, Xayah. - dijo Rakan entre besos y con voz ronca.
Hundió su rostro en su cuello y la abrazó, respirando hondo. No esperaba una respuesta, solo quería decirlo y disfrutar su compañía. Sintió una mordida en su oreja y rió.
- ¡Auch!
La vio reírse y sonrió. Se recostó ubicando a la pelirosa sobre su pecho, y acarició su cabello, tarareando una canción.
- Y es así...
Si yo no tengo tus besos yo me puedo morir
Si tú te alejas de mí
Ya no quiero vivir
Sintió cómo ella acariciaba su pecho y tarareaba la melodía de su canción hasta quedarse dormida.
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La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora