Love 💕

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Luego de un muy placentero y merecido baño, Xayah fue a su habitación por ropa limpia para ir a ver al médico. Se vistió con un conjunto de dos piezas, así no tendría que desvestirse para que le cambiaran los vendajes de la cintura. Mientras sacaba la humedad de su cabello vio un pequeño platillo con cheesecake y sonrió. Ila de verdad había sido rápida. Se sentó en la cama a comer el delicioso postre mientras observaba el jardín. "Debería aprovechar la noche para dar una vuelta". Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos, y dejando el platillo vacío sobre el velador se dirigió a abrir. Lo primero que vio fueron un conocido par de ojos azules con demasiada energía.
- ¡Heyy! - dijo el rubio - ¿Bajarás al comedor? Estaba pensando que podría acompañarte si es así.
- No, Rakan. Iré a ver al médico - miró sus vendajes, y él siguió su mirada - sería bueno que los revise un experto.
- Oh, sí. Tienes razón. - dijo con tristeza - Bajaré entonces. Suerte!
Y huyó algo decaído, lo que Xayah atribuyó a que había rechazado su oferta. Sin darle mayor importancia, salió de la habitación para dirigirse al piso superior. Mientras tanto, Rakan había perdido el apetito solo de ver los vendajes que portaba Xayah. Sin mencionar su cuerpo repleto de moretones, más visibles que antes debido a la poca ropa que llevaba. Se sentía culpable, por dejarla sola, por no poder ayudarla... se sentía inútil. Por primera vez sentía que le importaba alguien de verdad, y aún así no era capaz de protegerla. Se encaminó frustrado hacia la pequeña laguna del patio; quizá algo de aire podría ayudarle.
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Xayah salía de la enfermería con vendajes nuevos y algo mareada por la magia del médico. Sus heridas ya estaban casi cicatrizadas gracias a eso y a Kai, aunque se notaba que éste último no tenía muchos dotes curativos, había hecho un muy buen trabajo deteniendo el sangrado. Su brazo y pierna ya solo tenían una gran cicatriz dolorosa, pero su abdomen aún requeriría una o dos visitas más. "Es increíble que estés viva" le había dicho el médico. Suspiró al tiempo que bajaba las escaleras y salía al patio para distraerse, aún debía hablar con Karma antes de descansar.
Se acercó a un árbol de hojas rojas desde donde se veía la laguna, y vislumbró una figura conocida de pie junto a esta. Sonrió levemente y se acercó al vastaya, quien estaba concentrado arrojando piedras al lago.
Rakan intentaba distraerse, no podía sacarse la presión que llevaba en el pecho desde que había visto la situación en la que llegó Xayah luego de su pelea con Zed. Arrojó una piedra; cuatro saltos. Recordó su desesperación y cómo Kai lo había tenido que sacar de la tienda a la fuerza para poder curarla. Otra piedra, cinco saltos. Siguió recordando; la noche que pasó junto a Xayah velando por si despertaba, quería ser el primero en saberlo. ¿Por qué tenía que ser tan complicado? ¿Acaso el no podía hacer nada para protegerla?. Arrojó la última piedra frustrado, haciendo que esta cayera directamente hacia el fondo. Se sentó y llevó las manos a su cabeza, atormentado por sus recuerdos y emociones no correspondidas. Una nueva piedra cayó en el lago, zumbó y dió siete saltos. Rakan se volteó rápidamente a ver al autor de aquel magnífico tiro, y se sorprendió al ver a Xayah unos metros tras él, sonriendo orgullosa por su lanzamiento.
- Vaya, no pareces el tipo de persona melancólica. - le dijo volviendo su mirada hacia él.
Rakan relajó su postura y le hizo un gesto para que se sentara junto a él. Inesperadamente, ella lo hizo. Ambos miraron laguna, y luego de un rato habló Rakan, lleno de tristeza y culpa.
- Lamento haberte dejado sola...
Xayah miró al piso.
- No podías hacer mucho de todos modos.
- Por eso lo lamento - Suspiró - si tan solo tuviera la habilidad, estaría más que dispuesto a protegerte.
Ella no respondió. Los sentimentalismos no eran lo suyo, además, ¿qué esperaba que le dijera? Ella solo confiaba en si misma a la hora de pelear, no se imaginaba teniendo un compañero. Lo mejor sería cambiar el tema.
- ¿A qué te dedicabas en tu aldea, Rakan?
La pregunta lo sorprendió, ¿ella estaba interesada en él? ¿O solo preguntaba con lástima por su inutilidad como guerrero? Descartó esto último para no deprimirse, y habló emocionado.
- Pues solía bailar y hacer música, siempre me gustó entretener y hacer feliz a todos en la aldea. - sonrió ante el recuerdo, parecía tan distante ahora...
Xayah observó el cambio de humor del chico, podía sentir la tristeza que siguió a su ilusión.
- Hacer felices a los demás huh - dijo mirando al cielo. Quizá se arrepintiera de lo que estaba por decir, pero no disfrutaba con el sufrimiento ajeno. Además se sentía en deuda con él. - Y, ¿qué esperas?
Rakan la miró confundido mientras ella se ponía en pie y se sacudía la ropa.
- Dijiste que buscabas alegrar a los demás. Verás, estoy tan pero tan triste - dijo con tono melodramático y llevando una mano a su frente - ¡ojalá hubiera un bailarín para distraerme de mi desgracia!
Ahí entendió. Su rostro triste se transformó por completo y se puso en pie de un salto, haciendo una reverencia a Xayah, quien lo miraba.
- ¡Damas y caballeros! ¡Con ustedes, el maravilloso Rakan!
Dicho esto empezó a taratear una melodía y a bailar al rededor de Xayah, quien lo seguía con la mirada divertida. Ahora sí podía ver los encantos del bailarín claramente, sus ojos azules brillaban con intensidad. Rakan reía y giraba disfrutando, lo que hacía brillar su capa y de esta emanaba un brillo dorado que pronto los rodeó a ambos. "Es hermoso" pensaba Xayah viendo el brillo mágico a su alrededor. El vastaya le tendió una mano, invitándola.
- ¿Me concedes esta pieza?
Ella tomó su mano sin dudarlo, aquello se sentía muy bien. Rakan tarareaba una canción mientras ambos daban vueltas, llenando el lugar de magia. Reían acercándose, alejándose y girando, sin saber que eran observados desde el palacio.
- ¿Duquesa? - preguntaba Kai a la morena, quien sonreía viendo por la ventana.
- Vamos Kai, déjalos por esta noche. Mañana temprano nos reuniremos en el salón.
- Si, duquesa.
Y ambos se retiraron a sus aposentos. "Ay pequeña" pensaba sonriendo Karma mientras caminaba.
Luego de un buen rato, los vastaya se habían sentado exhaustos y felices luego de bailar, intentando recuperar el aliento entre risas. Rakan se sentía el hombre más afortunado del mundo ¡había bailado con Xayah y la había hecho sonreír! Ella seguía sonriendo suavemente a su lado cuando la miró.
- ¡De verdad algo tiene tu baile! ¡Hace muchísimo que no me divertía tanto!
Ella continuaba riendo, y Rakan sonreía embobado con la risa de la chica. Se veía hermosa, aún toda herida podía sonreír así... su presencia de verdad era única. Y estaba ahí, con él; le faltaban palabras para agradecer verla viva, y más aún, riendo ¡y a su lado! Se sentía el hombre más afortunado del mundo y con el corazón hinchado de alegría. Sonrió antes de acercarse a Xayah y plantarle un beso en los labios; ella se congeló por la sorpresa, y su primer pensamiento fue empujarlo... pero su cuerpo no respondió, al contrario, se derretía ante el contacto con Rakan. Lentamente bajó sus orejas y relajó su cuerpo, cerrando los ojos y respondiendo el beso con suavidad. El vastaya sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento, y se separó un poco de Xayah para poder observarla. Sus orejas caídas y su rostro sonrosado lo cautivaron de inmediato, y entrelazando sus dedos volvió a besarla, sintiendo como ella le correspondía. En aquel momento, todo parecía un sueño; el brillo de la luna sobre ellos, los destellos del baile de Rakan aún dando vuelta y el calor del otro tan cerca. Se separaron luego de un rato para mirarse, había tantas cosas por decir que ninguno sabía cómo ponerlas en palabras. Sonrieron y Rakan apoyó su frente con la de ella, uniendo aún más sus manos.
- Xayah... - habló suavemente - Permíteme alegrar tus días.
Ella no dijo nada y solo sonrió cerrando los ojos. A decir verdad, si pudiera detener el tiempo sabía que lo haría en ese instante; por un momento había olvidado todas sus preocupaciones y sentía que había un lugar en el mundo para ella. Disfrutó del aroma del lugar: a flores frescas y tierra húmeda. Estaba feliz y en paz.
- Xayah... - habló de nuevo Rakan, algo nervioso al ver que ella no respondía - Sé que apenas nos conoc..
Fue cortado por un beso de ella, lo que puso su mente en blanco de nuevo. Cortó el beso para mirarlo y ponerle un dedo en la boca, en señal de silencio.
- Déjame disfrutar este momento - dijo con calma.
Rakan sonrió y tomó la mano que ella había puesto sobre él para besar su palma y tirar de ella, atrayendo a Xayah para unir de nuevo sus labios en un largo beso, complaciéndose con el sabor dulce que tenía ella. La calma del lugar era interrumpida solo por el ruido de algún grillo o el viento, y pronto ambos se recostaron sobre el pasto para ver las estrellas. Ninguno dijo nada más, mantenían sus manos unidas y disfrutaban de la paz nocturna y su compañía. Un pequeño temblor de Xayah alertó a Rakan.
- Hey, si sientes frío deberíamos volver. Aún sigues herida y perdiste mucha sangre antes, debes cuidarte. - dijo preocupado
- Sería lo mejor - dijo algo desanimada - Tampoco quiero volverme una carga.
- ¿Que quieres que te cargue? - dijo Rakan divertido
- Yo no he... - fue cortada por el vastaya que la había tomado en brazos con cuidado, pero bastante rápido - ¡Bájame! ¡Rakan, esto es en serio! Bajameee - protestaba avergonzada mientras él echaba a correr riendo hacia el palacio con ella golpeándole la espalda.
Los pasillos parecían vacíos, iluminados por las lámparas de los costados. Corrió hasta la habitación de Xayah y la bajó; estaba roja, evidentemente azorada.
- Voy a matarte - dijo y saltó sobre él como si quisiera golpearlo, pero Rakan fue más rápido y se agachó e hizo que su golpe pasara de largo junto a su cabeza, quedando cara a cara con ella y abrazándola por la cintura.
- Quizás mañana. - dijo antes de besarla un instante, mientras ella le daba golpecitos en el pecho. - Deberías acostarte a descansar ¿no crees?
Xayah miró hacia abajo y agachó las orejas, en verdad no sabía qué quería ahora. ¿Debería invitarlo a quedarse con ella? ¿Que tan bajo iba a caer con Rakan?
- ¿Necesitas algo? Podría traerte un té o algo caliente de la cocina.
- Puedo ir sola. - dijo intentando sonar seria, pero seguía entre sus brazos y se le hacía imposible mantener la compostura.
- Lo sé, pero quiero hacerlo por ti. ¿Me permites?
La miró esperando una respuesta, pero ella solo se soltó y tomó el pomo de la puerta para entrar a su habitación.
- M-me gusta el té con tres cucharadas de azúcar - dijo muerta de vergüenza. Al menos tendría un momento a solas mientras él iba a la cocina.
Rakan sonrió, y dando un beso en la cabeza a Xayah partió alegremente al primer piso. Ella entró a la pieza y se sentó en el piso suspirando. ¿Cuándo habían llegado a eso? Los pensamientos se amontonaron en su cabeza. "El no me conoce... se alejará apenas sepa lo que hice" el pensamiento la deprimió. ¿De verdad gustaba de Rakan? Tocó sus labios suavemente y el recuerdo del beso recorrió su cuerpo entero como una chispa. Ahí tenía su respuesta. Apretó los puños y se levantó a mirar por la ventana. Así que se había enamorado... nunca pensó que sería posible, pero ¿por qué era un sentimiento tan fuerte si apenas se conocían? Negó con la cabeza. No sacaba nada cuestionando sus acciones ahora que ya las había realizado. Buscó entre las ropas que le dejó Karma algo para dormir, y encontró una polera y un pantalón corto, ambos blancos y suaves "perfectos para dormir" pensó, y se cambió antes de que volviera Rakan. Luego se sentó en la cama mirando por la ventana. Una voz en su cabeza le decía que disfrutara el momento, de todas formas ya no tenía nada que perder. Sintió como tocaban la puerta y se levantó a abrir, sabiendo de quien se trataba. El vastaya había llegado con una bandeja con un té que olía muy bien y diversos pastelitos, evidentemente robados de la cocina. Xayah no pudo evitar reír, y entonces reparó en Rakan, que la miraba con la boca abierta y sintió subir el calor a su rostro.
- No me mires así
- Oh, lo siento - dijo saliendo de su trance, descubierto en el acto - Es solo que te ves muy hermosa.
Le tendió la bandeja a Xayah, quien la recibió y se dirigió a dejarla sobre el velador, para luego voltearse y verlo apoyado en el marco de la puerta. Se sonrojó bastante. Sabía que él no entraría si ella no quería, había demostrado ser muy respetuoso en ese aspecto.
- Bien, creo que iré a dormir. Cualquier cosa que necesites, estaré en la habitación de al lado. - forzó una sonrisa y le guiñó el ojo, pero antes que se fuera Xayah lo detuvo.
- P... - su voz se resistía a salir - podrías quedarte. Si quieres.
Trató de sonar indiferente, pero eso solo la hizo ver tierna a ojos de Rakan, quien la miró atentamente desde el marco de la puerta, como si no creyera lo que acababa de oír.
- Quizá me he acostumbrado a tenerte cerca, ¿sabes? - dijo avergonzada.
Rakan sonrió y entró, cerrando la puerta tras él.
- ¿Sabes, Xayah? No puedes ir por ahí domesticando corazones - se sentó junto a ella en la cama - Si continúas así te volverás cada vez más importante para mi, ¡y no sé cuánto más podré contenerme!
- No lo entiendo. - dijo ella sin mirarlo, tomando uno de los pastelitos.
Rakan sonrió y la imitó, "quizá sea mejor así... por ahora" pensaba. Xayah tomó su té y comió más pastelitos, mientras el vastaya le contaba cómo se había infiltrado en la cocina y tomado los pastelitos antes que alguien lo notara, lo que le causó gracia a la peli rosa. Apenas terminaron de comer, Xayah se recostó sobre la cama y Rakan hizo lo mismo junto a ella, acariciando su cintura
- Tengo suerte de haberte conocido - le susurró, viendo como ella se relajaba con sus caricias.
Continuó observándola mientras se dormía, y sonrió. Al parecer confiaba en él, y él no traicionaría su confianza. Buscó una manta y la tapó, quería que estuviera lo más cómoda posible, teniendo cuidado de sus heridas.
- Qué me has hecho. - dijo mientras acariciaba su cabello. Luego apoyó su frente contra la de ella y cerró los ojos, esperando caer en los brazos de morfeo.


La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora