Kayn, Karma, Jonia y todo lo demás de repente era irrelevante. Envueltos como estaban, parecía que fueran las únicas criaturas sobre la tierra, ambos necesitando del otro tanto como del oxígeno luego de un buen rato sin respirar. Lo sucedido en Pallas los había llevado a la clara evidencia de que en cualquier momento podían perderse, y la proximidad de la muerte hizo que se cuestionaran si podían partir en paz sin haberse entregado todo. Xayah había vuelto a sentarse sobre Rakan, y el roce lo estaba volviendo loco. Para su desgracia, debía calmarse y controlarse... no quería que la primera vez de Xayah fuera una mala experiencia. Miró sus ojos dorados y su cuerpo, cubierto de heridas y algunas cicatrices, pero aún así hermoso, el más hermoso que hubiera visto en su vida... y el sería el primero en su vida, y esperaba ser el último. Se sentó para abrazarla, escuchando latir su corazón.
Hasta ese momento, Xayah había estado totalmente desconectada del mundo, concentrada únicamente en lo que su instinto le indicaba. Ahora, el abrazo de Rakan la había sorprendido y no se movió, enrojeciendo.
- Esto puede sonar raro pero... - dijo el rubio - Necesito refrescarme un poco, ¿quieres nadar un rato conmigo?
Xayah rió nerviosa y observó la cascada; bajo ella había una especie de laguna pequeña, perfecta para nadar. Podía entender por qué Rakan quería lanzarse al agua en aquel momento, ella misma lo había hecho antes... se levantó y ayudó al vastaya a hacer lo mismo, y juntos caminaron hasta una roca desde donde se veía era posible saltar al agua. Rakan se quitó los pantalones rápidamente y saltó, buceando antes de reaparecer un par de metros más allá. Sonreía.
- ¡Vamos, Xayah! El agua no está tan helada. - dijo dándole la espalda, suponiendo que podía incomodarla que la viera quitarse las últimas prendas.
Ella agradeció el gesto, y no tardó en saltar y nadar hasta el rubio, que la recibió con los brazos abiertos. En aquel lugar eran solo ellos dos, sin un antes o un después. Ambos disfrutaban aquella pausa en medio de todo el caos, notando cuánto la habían necesitado sin darse cuenta.
Rakan buceaba y aparecía con alguna piedra que le llamara la atención, mientras Xayah disfrutaba el agua y observaba la luna entre las copas de los árboles. Una flor a su lado llamó su atención, y no se extrañó al descubrir que era el rubio quien la había llevado hasta ella. Flotó hasta el y se abrazó de su cuello, pegando sus cuerpos desnudos bajo el agua. Él se sonrojó al sentir su pecho desnudo contra el suyo, y sólo sonrió y besó su frente mientras pasaba sus brazos por su cintura, feliz por tener aquel momento para ambos. Nadaron hasta que tuvieron frío, y negándose a volver a la comodidad del Placidium decidieron prender una fogata para entrar en calor. Se pusieron apenas ropa para evitar mojarla y salieron a por leña y algo de fruta. Esta vez, Xayah se encargó de la recolección y de buscar un lugar más seco para quedarse, y Rakan no tardó en volver con grandes trozos de madera para que ella los cortara con sus plumas. Pronto tuvieron el fuego encendido y se sentaron cerca a comer las fresas que había encontrado Xayah. Como nunca, hablaron de muchas cosas; Rakan le contaba sobre su hogar y sobre música, y Xayah hablaba sobre la luna y el chocolate. Se acurrucaron cerca del fuego, disfrutando del calor y de su compañía. Nada más importaba. Xayah se había recostado entre las piernas de Rakan, apoyándose contra su pecho y mirando el crepitar del fuego. La noche estaba tranquila y silenciosa, perturbada únicamente por el ruido de la cascada. La vastaya inspiró profundo, absorbiendo cada momento de aquella mágica noche como lo más preciado del mundo. Rakan disfrutaba de la tranquilidad; de saber, aunque fuera solo un momento, que estaban a salvo. Que Xayah estaba segura entre sus brazos, lejos de los horrores de la batalla... en aquel lugar nadie podía hacerle daño.
- Sabes... - sintió cómo ella le hablaba - A veces siento ganas de huir, de dejar todo esto atrás e irme al último rincón del mundo... sólo contigo, Rakan.
El rubio sonrió. - Iría donde sea si es contigo.
Xayah se volteó hacia él, sin salir de su abrazo. - ¿Lo dices enserio?
Rakan rió y la abrazó, comenzando a cantar suavemente una nueva canción.
"Te prometo que cada beso un contrato indefinido será
Quiero beber de tus miradas"
Cantaba mientras acariciaba su rostro y depositaba besos en su rostro.
"Bajaré hasta el mismo infierno para hacerte feliz
Seré sol en tu invierno, seré la luna en ti"
Fue bajando con sus besos hasta su cuello y clavícula, sintiendo como ella se estremecía. La tomó para que girara, pasando sus piernas por encima de las suyas y sonrió al ver su rostro.
"Volaré hasta el fin del mundo para traer su luz"
La beso lentamente, sujetando su espalda con una mano mientras con la otra acariciaba su cintura, bajando hasta sus piernas. Notó como ella cerraba los ojos y se ocultaba en su cuello al sentir su mano pasar por la parte interior de su pierna. Rakan solo sonrió sin dejar de cantar suavemente.
"No importa si me hundo, mi brújula eres tu"
Continuó deslizando su mano arriba hasta la entrepierna de Xayah, haciendo que diera un pequeño respingo antes de abrazarse con fuerza a su cuello.
- Xayah... - susurró - mírame.
Lentamente, la vastaya salió de su escondite en el cuello de Rakan y lo miró, destacablemente sonrojada, lo que hizo sonreír al rubio. Se veía hermosa. Él quería ver todas y cada una de sus reacciones, no quería perderse nada de aquel momento. Acarició el lugar probando como ella lo tomaría, sintiendo como separaba un poco las piernas para darle más libertad. Sonrió y la besó mientras tocaba aquella humedad, haciendo que su cuerpo entero reaccionara con pequeños espasmos. Era evidente que todo era nuevo para ella, así que iba despacio, atento por si debía detenerse. Continuó tarareando la melodía de su canción y observando su rostro sonrojado que se rehusaba a mirarlo. Delineó el contorno de su entrada suavemente antes de ingresar un dedo, provocando suaves ruidos en su compañera, que había cerrado los ojos y se mordía el labio con fuerza. Movía su dedo despacio, siguiendo los movimientos de su cuerpo, sintiendo como este se arqueaba al tacto y cómo, de a poco, empezaban a salir leves gemidos de su boca, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo. Cuando agregó un segundo dedo, el cuerpo entero de Xayah se erizó, mientras ella inhalaba y aguantaba la respiración. Continuó moviendo sus dedos, alternando movimientos conforme veía cuales generaban más reacciones en ella. Tuvo que cerrar los ojos y apoyar su cabeza contra la suya, conteniendo sus propias ganas de ir más allá lo más que podía. Sentía que en cualquier momento explotaría ante los gemidos de Xayah. Sintió una mordida en su oreja que hizo saltar su propia entrepierna y rió para sus adentros. Ya no podía soportarlo más. Retiró su mano y la besó, siendo correspondido. Recorrió su cuerpo con sus manos, levantando el vestido de Xayah hasta sacarlo de su cuerpo antes de recostarla sobre el suelo y observarla. Era la primera vez que la veía completamente desnuda, y buscaba en sus ojos el permiso para seguir. Ella asintió y tiró de su cuello para besarlo, dejándolo recostado sobre ella. Se quitó los pantalones con un solo movimiento, liberando aquella erección que lo torturaba. Se repetía a si mismo que debía ir despacio, pues tenía miedo de causarle dolor (aunque sabía que era inevitable). Volvió a introducir un dedo mientras se acomodaba entre sus piernas, intentando mantener a raya sus ansias.
- Miela.
- Hmm..? - respondió ahogando pequeños gemidos.
- Dolerá un instante...
"Ya lo sé", pensaba Xayah mientras atraía a Rakan para volver a besarlo; no tenía palabras para describir cómo se sentía en aquel momento, solo sabía que su cuerpo completo le rogaba que le diera más... más de él. Sintió como retiraba su mano y rozaba sus entrepiernas. El tacto caliente la enloqueció y cerró los ojos, esperando que las fuertes palpitaciones que sentía ahí abajo pronto fueran saciadas... y así fue; sintió aquel calor y humedad directamente en la entrada de su cuerpo, seguido de una fuerte embestida que le provocó dolor e incomodidad. Rakan observaba su rostro, ignorando los deseos de su entrepierna palpitante dentro de su amada al ver sus ojos cubiertos de lágrimas. Se quedó quieto y besó su rostro, esperando que se acostumbrara a la invasiva sensación. Ella le respondió con una sonrisa entre lagrimas que Rakan respondió antes de besar nuevamente sus labios. Sintió sus manos sobre su espalda, rodeando su cuerpo en un abrazo y se atrevió a moverse un poco. Xayah clavó sus uñas en su espalda mientras mordía su labio, buscando ignorar así el dolor que el movimiento le provocaba. El rubio en cambio, estaba totalmente embobado y excitado al verla y sentirla así, y contenía su instinto animal cuidando de no lastimarla. "Dios... AY CARAJO... se siente DEMASIADO bien...", pensaba, gruñendo contra los labios de Xayah, que había logrado hacerle una herida en el labio con sus dientes, lo que provocaba incluso más su instinto.
Pronto la fuerza de la mordida de Xayah cedió, dando espacio a cada vez más gemidos. Rakan aumentó la velocidad y fuerza al notar que ya no le producía dolor, sino sonoros gemidos. Xayah había perdido totalmente cualquier noción de la realidad, ahogada por las nuevas sensaciones que recorrían su cuerpo de la mano del rubio. Sentía el calor en su cuerpo intensificarse, exigiéndole cada vez más, si acaso eso era posible.
- R-rakan hmmm... - suspiraba, apretando sus piernas, lo que hizo gruñir al rubio.
- No.. no hagas eso... - rogó, sabiendo que no podría aguantar mucho más en aquellas condiciones.
Su tono exaltado encantó a Xayah, que como si la hubieran desafiado, apretó aún más sus piernas, haciendo gemir a Rakan. Le encantaba verlo así, se veía salvajemente sexy, despeinado y sonrojado por el esfuerzo. Apretó nuevamente sus piernas, sintiendo cómo aquel movimiento aumentaba el roce en su interior y gimió.
- Miela... no..nmhh... no aún.
Pero ella no escuchaba, estaba encantada por aquella sensación y solo quería más... se sentía en el cielo.
- R-rakan... hmm... - hablaba entre gemidos - m-más... más fuerte hmm
Cerró los ojos, inconsciente de lo que sus palabras habían provocado en él. El rubio no aguantaría más, menos con ella diciéndole esas cosas y apretandolo. Aumento la velocidad de sus embestidas, moviéndose con brutalidad ajeno ya a todo lo que no fuera Xayah, quien no dejaba de repetir su nombre entre gemidos.
- X-ayah.. no p-puedo más hnggg... me vengo...
Aquello calentó aún más a la vastaya, que lo aprisionó con fuerza con sus piernas mientras el daba sus últimas embestidas y gruñía, acompañando los gemidos de su chica. Pronto cayó rendido sobre su hombro, intentando recuperar el aliento. Xayah sentía su rostro ardiendo, como si quisiera competir con el calor de la fogata.
- ¿Como te sientes? - le preguntó él, aún agitado.
Ella sonrió y mordió su oreja, causando risas en el vastaya que le hizo un poco de cosquillas antes de levantarse para recostarse a su lado, mirando las copas de los árboles que aún ocultaban la luna. Xayah se sentó a su lado, pasando una mano por su pecho aún con verguenza. Rakan rió y ella volteó a verlo, sonrojándose. Era primera vez que veía a un hombre desnudo.
- ¿Te gusta lo que ves? - le preguntó este, haciéndola voltear la mirada.
- Idiota.
El solo rió. A decir verdad si, le gustaba la vista. El esculpido cuerpo de Rakan se había cubierto de sexys cicatrices, y continuaba mirándolo de reojo. Reparó en que no muy lejos estaban sus pantalones, así que se estiró para tomarlos y se los arrojó al rubio.
- Tapate los ojos. - le ordenó, y él, curioso, lo hizo sin mediar palabra.
Una vez que él ya no podía verla, descubrió su cuerpo y se volteó a mirar a su novio, recostado e iluminado por la luz de la fogata. Recorrió su cuerpo con sus manos, en ocasiones con sus uñas, haciendo que el rubio se removiera un poco. Sonrió. Así que eso le gustaba. Siguió probando, ahora con besos y mordidas en su cuello y hombro. Vio como él buscaba su cuerpo con sus manos y se sentó sobre él para permitirle tocarla mientras lo besaba. Se sentía más segura, más aún al verlo con los ojos vendados. "¿Qué te gusta, mieli?" Pensaba recorriendo su cuerpo con besos. Bajo dando besos desde su cuello hasta su ombligo, y se detuvo al ver su miembro cerca. Sintió verguenza, y también un impulso nuevo que la animaba a seguir. Continuó besando hasta la altura de sus caderas, notando que su cuerpo se tensaba si besaba cerca de su entrepierna. Sonrió y subió hasta besar sus labios, sintiendo como el agarraba su trasero con fuerza, llenándola de corrientes eléctricas nuevas. Se separó de él y se puso de pie.
- No te quites la venda. - le dijo.
El respondió quedándose quieto. Procedió entonces a inclinarse entre sus piernas, y con una mano tomó su miembro para masajearlo mientras observaba el rostro de Rakan. Notó como saltaba; no se esperaba eso. Sonrió y se inclinó aún más sobre su hombría, lamiendo la punta antes de introducirla en su boca. El rubio dio un salto ante aquella acción, sorprendido y confundido, pero no dijo nada pensando que podía avergonzarla, y solo se mordió el labio, apretando las manos en puños. El calor de la boca de Xayah se sentía muy, muy bien, pero dio un salto al notar un pequeño dolor al rozar sus dientes.
- Mi-miela... los dientes...
Ella entendió y tuvo más cuidado. Aquello le recordaba un poco a las vacas... ¿sería que si continuaba obtendría leche? Se sonrojó inmediatamente por la connotación de sus pensamientos, pero no se detuvo. Aquello, aunque amargo, había traído de vuelta las intensas palpitaciones de su entrepierna, que se hicieron más fuertes cuando notó que aquello dentro de su boca se había vuelto más largoo y grueso. Rakan en tanto ahogaba suspiros. Esto era totalmente inesperado... y le encantaba. Xayah se detuvo de golpe y subió para besarlo, cosa que él respondió con hambre, levantándose un poco del suelo. Ella estaba sentada sobre el y la fricción mientras la besaba era de otro mundo, pero se sorprendió más aún cuando ella se levantó y, ayudándose con una mano, se sentó sobre él, introduciendo su miembro dentro suyo. La escuchó soltar un gemido de placer y se quitó la venda apoyándose en sus codos. Ella se balanceaba levemente, sintiendo nuevas sensaciones con aquel movimiento. Rakan pasó sus manos alrededor de su cintura y se levantó para besarla, mientras ella pasaba sus brazos por su cuello.
- Miela... - susurró en su oído - ¿Ya no sientes dolor?
De respuesta recibió una fuerte mordida en la oreja. Aquello le encantaba y lo calentaba. Pegó a Xayah aún más contra su cuerpo, penetrándola más profundo y causando que dejara escapar un nuevo gemido. "Ay miela... - pensaba - ya no tengo que contenerme"
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La Última Arpía [Rakan x Xayah]
RomanceRakan es uno de los pocos vastaya Fénix que quedan en el mundo, y deberá recorrer Jonia en busca de Xayah, una Arpía encarcelada hace muchos años. Juntos deberán luchar contra un antiguo enemigo y su oscura Orden, mientras lidian con los sentimiento...