Placidium II

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Xayah reconoció al hombre como Jhin, el artista sádico y perturbado.
- Eso sin duda es un problema - dijo Ahri -, pero no veo a Zed o al de la guadaña.
Xayah pensó en silencio. Zed no realizaba ataques así, ¿sería iniciativa de Jhin?
- Será mejor que bajemos al pez gordo. No creo que Zed esté detrás de esto. - dijo firmemente - Ahri, ayuda a los soldados a acabar con esas... cosas. Rakan y Sett, cubranme. Voy por ese maldito.
Los tres corrieron y se prepararon para saltar el techo, mientras Ahri alistaba su orbe y corría a apoyar a los guardias.
Rakan, Xayah y Sett llegaron al techo sin problemas, pero se toparon con que éste estaba lleno de trampas y soldados. Sett se ofreció para correr y desactivarlas, pues era el más resistente del grupo. Así lo hizo, pero una vez cruzó fue bloqueado por soldados y marionetas, viéndose obligado a pelear. Fue apoyado por Rakan, que de un magnífico salto llegó hasta el a escudarlo y arrojar por el aire a algunos soldados, que Xayah atravesó con sus plumas desde lejos. Había muchos enemigos, Rakan corría por todos lados levantando y distrayendo para que Xayah lograra atravesarlos, mientras Sett finalizaba a los que no habían sido alcanzados por las plumas. Apenas se abrieron paso, corrieron hacia Jhin detrás de Sett, viendo como Jhin preparaba su arma.
- ¡Sigan detrás de mi! Puedo aguantar el golpe.
El pelaje de Sett empezó a brillar con un color dorado al tiempo que aumentaba la velocidad. Jhin disparó, pero el mestizo ni se inmutó y siguió corriendo. Recibió dos tiros más, y cuando preparaba el cuarto, Xayah gritó.
- ¡Espera! Cuidado con el cuarto - se escuchó la risilla de Jhin cuando los vio detenerse - El cuarto es... peligroso.
Sett sonrió. - Ya lo veremos. En el peor de los casos, lo gastará en mi y ustedes pueden matarlo.
Se dispuso a correr, pero notó que Jhin cambiaba de objetivo. Siguió su vista hasta el jardín, donde Soraka se encontraba de rodillas curando a algunos soldados en medio del caos.
- ¡No! - gritó Sett y corrió más rápido, saltando al jardín en cuanto Jhin disparó. La potencia del disparo lo arrojó lejos, perforando incluso el piso, mas no su cuerpo. Soraka estaba estupefacta y corrió a ayudar a Sett, este estaba magullado y sin fuerzas, pero consciente.
Xayah suspiró de alivio y se dirigió a Jhin, pero nuevamente se vieron rodeados por marionetas.
- Xayah. Creo que él crea estas marionetas retorcidas. Ve por él, yo detendré a estas cosas.
Xayah lo miró y dudó, pero si no mataba a Jhin esto no terminaría.
- Si me necesitas, silba.
Y corrió hacia Jhin, viendo como Rakan daba piruetas en el aire y arrojaba del techo a las marionetas. Tomó algunas plumas para acabar lo más rápido posible, y saltó mientras Jhin recargaba. Él ágilmente esquivó el golpe y se paró lejos de ella, arrojando varias trampas al suelo a su alrededor. Lanzó una granada a Xayah y esta volvió a saltar; Jhin disparó mientras estaba en el aire y se las ingenió para esquivar la bala planeando con su capa. Aterrizó cuando se disparaba la segunda bala. Saltó y arrojó plumas al enmascarado, algunas hirieron su cuerpo, pero las que chocaron en su brazo hicieron un sonido metálico. "No puede ser... ¿un brazo robótico?" Saltó nuevamente para esquivar el tercer disparo y volvió a arrojar plumas a los pies de Jhin, mientras corría zigzagueando. Saltó por sobre su cabeza, sabiendo que el suelo estaba lleno de trampas y dejó caer una lluvia de plumas sobre Jhin, quien giró para esquivar las que pudo. Había logrado herirlo, pero aún le quedaba un tiro... si calculaba cuando Jhin apuntaba, podría dar en su cuello sin problemas pensaba Xayah, quedándose quieta y preparando sus plumas. Apenas vio que el asesino fijaba su objetivo y movía el dedo para apretar el gatillo, disparó sus plumas e intentó saltar, notando que estaba enganchada al piso por una fina linea que la conectaba con Jhin. "Mierda" se preparó para recibir el golpe, pero un destello azul se cruzó en su camino y la protegió generando un poderoso escudo que los cubría a ambos. El suelo a su alrededor se hundió por la fuerza del disparo, pero el escudo aguantó.
Xayah miró a Rakan con asombro, este le dedicó una sonrisa y con una pirueta saltó hasta Jhin, que había sobrevivido pues las plumas se clavaron en su máscara. Esta sangraba, pero el seguía moviéndose. El aterrizaje de Rakan lo tomó por sorpresa, pues en lugar de atacarlo giró sobre el suelo y pateó sus pies, haciéndolo caer para luego levantarlo mientras saltaba. En el aire, fue atravesado por diversas plumas y cayó al suelo inmóvil.
- ¡Excelente, Rakan! - Xayah corrió a revisar que estuviera muerto, y de una patada lo tiró del techo hacia donde estaban los guardias.
- Tenías razón, Jhin creaba las marionetas. - dijo mirando donde había caído, y luego al jardín, buscando si alguien más necesitaba ayuda - Oh mierda
Xayah saltó al jardín y Rakan la siguió; las marionetas habían empezado a brillar y era muy probable que explotaran pronto.
- ¡SAQUEN A TODOS DEL JARDÍN, RÁPIDO!
Todos los que podían corrieron fuera del jardín, Karma y Soraka estaban del otro lado ayudando a evacuar, la magia de la duquesa ayudó a que la mayoría saliera más rápido. Rakan corrió dejando una estela tras de si y levantó con él a cuanto herido pudo, dejándolos en manos de Soraka.
- ¡Xayah! - gritó Karma.
Los muñecos estaban por explotar, y Xayah estaba del otro lado del jardín corriendo hacia ellos, pero no parecía que fuera a lograrlo.
- ¡Duquesa! - gritó Rakan.
Karma concentró su magia en sus pies, haciéndolo correr aún más rápido a través de los muñecos que habían comenzado a explotar. De un salto recorrió la distancia que le faltaba para llegar a Xayah, girando a su alrededor como si la orbitara. Extendió sus brazos para crear un nuevo escudo mientras la vastaya se pegaba a él. El jardín se iluminó de forma macabra, cubierto de luces blancas y moradas que recordaban a lirios fúnebres. Luego de unos instantes, todo pasó. Rakan perdió sus fuerzas y sus piernas flaquearon, pero fue sujetado por Xayah para evitar que cayera al suelo. Estaba cansadísimo por la cantidad de magia que había usado durante aquella pelea, pero al menos había logrado cumplir su promesa y había protegido a Xayah.
- Lo logramos, Rakan.
Xayah pasó su brazo sobre su hombro y lo ayudó a caminar hasta donde estaba Karma para que pudieran curar sus heridas. Esta los miró aliviada.
- Bien hecho, ambos. Rakan, siéntate aquí para atenderte.
Ayudó a la vastaya a sentarlo en el suelo, y luego la abrazó.
- ¡No sabes cuanto me alegra ver que sales de una pelea ilesa! Has encontrado un buen compañero.
La arpía miró a Rakan con tristeza... la mayoría de sus heridas eran quemaduras producidas por las bombas mientras corría a ayudarla. Se sentó a su lado y tomó su mano, compartiendo algo de su magia con él para que recuperara un poco de sus fuerzas. Él besó su frente y se quedó quieto, sintiendo como Soraka llegaba a curar sus heridas.
Un par de horas más tarde, todos estaban reunidos en el jardín. Karma informó sobre la muerte de Jhin, uno de los sellos. Se creía que el ataque había sido puramente su iniciativa. Algunos de los mejores soldados del Placidium habían partido a rastrear a los miembros de la Orden de las Sombras que habían huído de las explosiones, y esperaba tener nuevas noticias pronto. Perdieron a muchos soldados, así que aquella noche se llevaría a cabo una velada en el Jardín de Loto para los caídos. Dicho esto, se retiró y Rakan corrió en busca de su madre. Maia estaba sana y salva, pero la encontró llorando. No preguntó nada y solo la abrazó, suponiendo que había perdido a buenos hombres en aquel ataque.
- Todo estará bien, madre. - decía acariciando su cabeza.
Pronto todos se dirigieron al Jardín de Loto, portando los cuerpos de los caídos para que estos pudieran unirse a sus ancestros. Rakan reconoció a Lou en uno de los carros y sintió pesar, pero la mano de Xayah sujetando firmemente la suya le transmitió fuerzas para seguir adelante. A decir verdad, ella también estaba afligida por todas las pérdidas de aquel día, pero Rakan la necesitaba y debía ser fuerte. Marcharon en silencio hasta el Jardín, donde se llevó a cabo una hermosa ceremonia y los cuerpos de los caídos se desvanecían en polvo brillante, que se elevaba por el aire hasta las estrellas. Se entonaron canciones y se agradeció por sus sacrificios hechos en nombre de Jonia y de la paz.
La ceremonia duró hasta la medianoche, cuando empezaron a retirarse todos poco a poco. Rakan fue por su madre, pero ella quiso quedarse a honrar a su gente durante toda la noche, acompañada por otros jefes que harían lo mismo. Xayah había partido junto a Karma rumbo al palacio, seguramente en busca de guía y consejo. Suspiró y se dirigió a buscar su caballo para partir el también. Al día siguiente volvería para ver a su madre.
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La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora