Discreción

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- ¡Rakan! ¡Despierta!
La voz de Xayah resonaba en la cabeza del vastaya mientras abría lentamente los ojos. "¿Qué? ¿Que pasa?" Pensaba acostumbrándose a la luz.
- Ya es tarde, ¡levántate! Ila y Karma nos esperan en el comedor.
- Demonios. - dijo despertándose. - ¿Qué sucede?
Recibió una mirada de desaprobación. - La misión Rakan... ¿Pallas? - el rubio no parecía recordar nada - Ah no importa. Baja a desayunar, si salimos pronto podemos pasar a ver a Maia al Placidium.
- Entiendo - reparó en que ella llevaba una de sus poleras y rió. - ¿Bajarás así?
- Voy a cambiarme ahora. Te espero abajo, ¿vale?
- Entendido.
La vio salir del cuarto y se estiró. "Vaya día. Quizás debería haber preguntado sobre el equipaje". Pronto se alistó y bajó al comedor, donde fue recibido por Karma.
- Buenos días, Rakan.
- Buen día duquesa. ¿Y Soraka? Pensé que estaría por aquí. - dijo notando que el comedor estaba vacío.
- Se adelantó al Placidium. Dijo algo de "curar las heridas de Sett antes del viaje".
El vastaya sonrió, recordando el heróico salto del mestizo para proteger a la hija de las estrellas.
- Es un buen hombre. ¿Cómo le va con Ahri?
- Bueno... parecen niños.
Ambos rieron. Xayah apareció y se sentó junto a Karma.
- Bien. ¿Tienes los mapas? - preguntó apenas se sentó.
Con un gesto de su mano, Ila apareció portando varios papeles.
- El mapa de aquí a Pallas. Aparecen todas las ciudades, caminos, ríos y montañas. El viaje les tomará entre diez y once días, y se encontrarán con Ahri y Sett cada dos en las posadas señalizadas.
- Tendremos que viajar con carpas... - respondió viendo el mapa - y cazar, genial.
- Ya están preparados los caballos. En Pallas se encontrarán con Sona, la Virtuosa de las Cuerdas. Ella los recibirá y les indicará como continuar.
- Excelente. - dijo Xayah. Vio a Rakan, que estaba distraído comiendo "idiota". - Comeremos algo y partimos enseguida.
No pasó mucho hasta que estuvieron despidiéndose a la entrada del palacio y partieron al Placidium. Maia y Kai los esperaban. Rakan conversó con su madre mientras Xayah revisaba los planes junto a Kai, quien tenía la ruta que seguirían Sett y Ahri.
- Ya veo. Viajaremos bastante alejados.
- Es la idea. No deben llamar la atención, y así de paso revisan los caminos para las tropas que los seguirán en un par de días.
- Entiendo. Es una gran idea. ¿Seguro que Ahri y Sett estarán bien por su cuenta?
- En el peor de los casos, sabrán huir. Ustedes también deben tener cuidado - miró a Rakan -, sobretodo ese. Ve que no se entretenga mucho en las ciudades.
Xayah giró los ojos. Se despidió de Kai y fue por el rubio, que estaba muy entretenido junto a su madre.
- Lo siento, deberíamos partir ya, Rakan.
Maia la miró y le sonrió.
- Por supuesto. Deben evitar viajar de noche y tienen mucho terreno por recorrer.
Entre abrazos y promesas de futuros reencuentros, se separaron y partieron hacia el Norte. Nuevamente volvían a tomar caminos desconocidos, lo que emocionaba enormemente a Rakan y no dejaba de hablar sobre lo raro que eran los tonos rojizos en los árboles, o flores que nunca había visto, o haciendo que se detuvieran de vez en cuando para ver algún animal.
- Rakan - dijo Xayah cuando vio que por tercera vez se detenía a ver una ardilla o un pájaro - A este paso no cubriremos el camino de hoy.
- ¡Oh, si! Lo siento. ¡Pero es que son tan lindas!
La vastaya pensaba en las ganas que daban de golpearlo de vez en cuando, pero su ánimo aligeraba el viaje.
- Vamos, más tarde nos detendremos a comer algo y podrás disfrutar del paisaje.
No se bajaría del caballo. Había descubierto que mantenerse a distancia de Rakan evitaba que sucumbiera a su inocencia. Este suspiró y montó de nuevo.
- ¿Podemos caminar durante la tarde? Odio los caballos.
Ambos rieron y continuaron su camino. Pasado el mediodía se detuvieron a recolectar algunas frutas y a dar de beber a los caballos en un riachuelo que corría cerca de ahí. Rakan persiguió ardillas un buen rato, y Xayah aprovechó de estudiar los mapas a la sombra de un árbol. Caminaron durante la tarde, y llegada la noche salieron del camino para acampar.
- ¿Cómo crees que sea Pallas? - preguntaba animado el rubio.
- Pues... no lo sé. Hasta ahora solo conozco Ciudad de Jonia y el Placidium. En mis tiempos las cosas eran mucho más... rústicas.
Rakan la miró extrañado - Dices... ¿de madera y paja?
- Pues, si. De hecho - decía mientras sacaba la carpa que había empacado Karma - mi casa estaba sobre un árbol. Y todos los días salía a cazar junto a mi padre.
- Vaya. ¿Los extrañas?
Xayah sonrió amargamente - Todos los días de mi vida. Pero mi padre era un hombre fuerte, no le gustaría que pasara mi vida lamentando sus muertes.
Le respondió con una sonrisa y la ayudó a montar la carpa.
- Así que Karma solo empacó una, eh.
- Karma tiene un gusto inédito por fastidiarme. Iré a cazar algo, por aquí cerca deberían haber frutas. Luego encendemos una fogata.
- Como ordene señora.
Cerca del lugar había algunos ciervos y conejos, y se decidió por estos últimos. Su velocidad de reacción y tamaño siempre eran un buen entrenamiento para sus habilidades. Volvió con cuatro pobres conejos (después de todo, sigue siendo un cuervo) y vio que Rakan había dejado frutas sobre una roca, partiendo a recoger madera para la fogata. No tardaron mucho en estar sentados frente al fuego comiendo carne recién preparada.
- Mmmh. Nada que envidiarle a la comida del palacio.
- Aquí no hay cheesecake. - dijo Xayah riendo. - Es la parte más triste del viaje.
- Quizá cuando pasemos por las ciudades encontremos algo dulce.
- Quizás. Pero no podemos quedarnos mucho tiempo. Mañana deberíamos pasar por la primera aldea, pero no pasaremos la noche allí.
Rakan pensó un momento, quizás podría ver nuevos bailes durante su viaje. La idea lo animó y empezó a tararear una canción alegremente mientras Xayah lo miraba extrañada, aunque feliz de tenerlo como compañero.
- Bueno, iré a darme un baño. - dijo levantándose.
- Hey, espera. - la toma de un brazo, haciendo que se voltee - ¿Te dije ya lo hermosa que te ves hoy?
Xayah entornó los ojos y sonrió. - Creo que no. Venga, deja que me bañe. ¿O quieres venir conmigo?
Una sonrisa se dibujó en el rostro del vastaya.
- ¡Sería un placer!.
Caminaron hacia el río que corría cerca, buscando un lugar donde la corriente no fuera tan fuerte. El río Elain provenía desde las montañas al Noreste del Placidium, y al estar tan cerca de ellas la corriente era delgada y fuerte, pero lograron encontrar una abertura que frenaba un poco su velocidad y simulaba una pequeña piscina. Rakan se sentó de espaldas al río, asumiendo que Xayah apreciaría algo de privacidad y se quedó contemplando la naturaleza que los rodeaba. La vastaya agradeció el gesto y se desvistió para arrojarse al agua fría.
- ¿Quieres que te cante una canción? - dijo Rakan, haciendo sonreír a Xayah.
- Suena genial.
El vastaya comenzó a cantar una vieja canción de su tribu, golpeando sus palmas en madera para generar algo de ritmo mientras la pelirosa disfrutaba del agua. Su baño duró poco por el frío, y pronto estuvo de nuevo envuelta en su vestido. Rakan seguía cantando, así que se sentó tras él esperando que terminara y maravillada por la canción.
- Que bello, ¿es tuya?
El le sonrió - No, es de mi tribu. Solían cantarla en la fogata durante las noches frías.
- Es muy hermosa.
- Como tú. - sonrió al ver que ella desviaba la mirada. - Mi turno.
Caminó hacia el río dejando a Xayah de espaldas a él, pero antes de desvestirse se devolvió e inclinó detrás de la joven, apoyando su mentón en su hombro y oliendo su cuello.
- Hueles muy bien.
La vastaya sintió un escalofrío por todo su cuerpo y se volteó de golpe, haciendo reír a Rakan.
- ¡No hagas eso!
- ¿Por qué? - preguntó bajando las orejas como si estuviera arrepentido, pero pronto en su rostro se formó una sonrisa traviesa y se agachó acercando su rostro al de ella - ¿Acaso no puedo acercarme a mi novia?
Remarcó la última palabra, viendo como el color subía por el rostro de Xayah. De verdad que podía ser muy peligrosa y agresiva, pero en ese sentido era demasiado inocente.
- Ya cállate. - miraba al costado, incapaz de mirarlo a los ojos. - ¿no ibas a darte un baño?
- Pues sí. ¿Quieres ver? - preguntó juguetonamente.
- No gracias.
Con esto se volteó de nuevo, haciendo reír al rubio. Se desvistió y se lanzó al agua, viendo la espalda de Xayah que había encontrado un palito y estaba urgando el piso con él. Rió de nuevo y se apresuró, a él no le agradaba mucho el frío. Se sacudió al salir y se vistió antes de caminar hacia la pelirosa.
- ¿Ya estás..?
La cortó agachándose y besándola. Desde que la conoció supo que ella no sería melosa, pero a él le fascinaba el contacto. Y sus reacciones, estaba totalmente enamorado de sus reacciones. Se separó y sonrió, viendo el rostro rojo y avergonzado de su compañera, quien se debatía entre besarlo o golpearlo.
- ¿Volvamos a la tienda? - le dijo divertido, pero ella solo asintió.
Caminaron en silencio hasta la fogata, donde se sentaron a terminar de secarse.
- Hey, Xayah.
- Hmm.
- ¿Yo te gusto?
- No.
Rakan rió y se acercó a ella, tomando su mano. - ¿Y ahora?
- No.
Acercó su rostro a la vastaya y juntó sus frentes, cerrando los ojos y respirando el aire nocturno. Sintió como Xayah acariciaba su mano con uno de sus dedos, pero el resto de su cuerpo no se movía. Pensó en la carpa, ¿ella lo enviaría a dormir afuera? O peor, ¿querría ella irse a dormir afuera? "¿OTRA VEZ?" Pensó recordando su primer viaje... ya habían pasado algunas semanas de aquello. "De cualquier forma, sería mejor preguntarle".
-- ¿Dormiré afuera?
Ella lo miró extrañada, así que continuó.
- Por la carpa, ya sabes. - la vio sonrojarse. - No tendría problema en quedarme a la intemperie si te incomodo.
Xayah se separó un poco de él y miró la fogata, pensativa. Se preguntaba por qué se le hacía tan difícil abrir su corazón aunque lo quisiera.
- Dormirás conmigo. - dijo seria.
El solo sonrió y le dio un beso en la mejilla. Eran muchos muros los que le quedaban por avanzar, pero se daba cuenta de que ella también lo estaba intentando a su manera.
- Cierra los ojos. - ordenó Xayah poniéndose de pie.
- Eh, ¿por qué?
- Solo hazlo.
Obedeció. Se quedó sentado, apoyando su peso hacia atrás en ambos brazos, dejando su pecho descubierto. Sintió una mano gentil sobre su pecho y se quedó de piedra. Xayah lo observaba detenidamente, y con sus manos recorrió su pecho y brazos, lo que le produjo cosquillas al vastaya.
- ¿Qué haces? - dijo aguantando la risa y abriendo los ojos. La vio sentada frente a él.
- Shhh. No abras los ojos - los volvió a cerrar, y ella continuó recorriendo su cuerpo con sus manos, a veces dudosas, pero suaves. Recorría desde sus hombros hasta la cintura, pasando con delicadeza sus uñas.
"Cuenta ovejas, Rakan. Ovejas de colores. Una azul, una verde, unaaaaayayay". Xayah había empezado a recorrer sus caderas por los costados, así que sujetó su mano y abrió los ojos para mirarla.
- ¿Que busca, hermosa dama?
Ella se sonrojó y quiso levantarse, pero él no la soltó. La chispa en los ojos de Rakan se avivó.
- Puedes continuar, pero permíteme verte. Quiero verte.
Con suavidad apoyó la mano de la pelirosa sobre su pecho, viendo como ella se acomodaba en el suelo nuevamente. Nunca había visto a un hombre de esa manera, y Rakan se le hacía atractivo; tenía un físico admirable, y sus ojos le recordaban al cielo y el mar. Mientras recorría su cuerpo con sus manos sentía su mirada sobre ella. Pasó una mano por su brazo, rozándolo con las uñas y sintiendo los músculos del rubio. Acercó su rostro a su cuello e inhaló su aroma; olía a tierra húmeda y hojas secas, como si anunciara el otoño. Besó su clavícula y sintió cómo él contenía la respiración. Lentamente se acercó a su rostro mientras observaba sus orejas, tan suaves y esponjosas como siempre. Mordió suavemente una, y sintió como él reía y la abrazaba por la cintura, sentándola sobre sus piernas.
- ¡Hey! - exclamó.
- ¿Hmmm?
Estaba como drogado con los cariños de Xayah, y la acariciaba con suavidad. Ella no dijo nada más y se quedo ahí, sintiendo el calor que desprendía el cuerpo del rubio. Lentamente se acercó para besarlo y él le respondió, dejándose guiar por ella. Recorría sus labios con suavidad, disfrutando el contacto bajo el cielo nocturno. Pronto recordó lo bien que se sentía aquello, separándose un poco para observar el rostro de su novio y besarlo nuevamente, con más exigencia. Él seguía su ritmo, apretándola contra su cuerpo. Se separó y sintió cómo besaba su cuello y la mordía despacio, lo que hizo que le clavara las uñas en la espalda en respuesta a las emociones que le provocaba. El gruñó y la miró.
- De verdad, me traes loco. - Ella sonrió avergonzada. - ¿Quieres ir a la tienda?
Al ver como asentía la levantó y entraron a la tienda, depositándola sobre las esteras acolchadas y tumbándose junto a ella. Pasó una mano por su cintura y volvió a besarla. Adentro estaba apenas iluminado por las llamas de la fogata, pues la luz de la luna no traspasaba la copa del árbol sobre sus cabezas.
- Me encantas, Xayah. - dijo contra sus labios, pero se separó extrañado al sentir que ella tomaba su mano y la colocaba sobre su pierna, pasándola por debajo de su vestido. La miró tratando de comprender sus intenciones.
- S-solo un poco.
Sonrió. Le estaba dando permiso para tocarla y así lo hizo. Con suavidad recorrió desde su muslo a su cadera, sintiendo cómo ella se erizaba ante el contacto. La besó y subió su mano hasta la cintura de Xayah, levantando bastante su vestido. Ella se sobresaltó, pero no lo detuvo. Siguió acariciando su cintura y sintió una mano sobre su pecho; aquella era una sensación agradable, aunque fuera novato para él ir despacio, le agradaba sentir que iba traspasando límites de la mano con su chica. Despacio bajó su mano hasta su trasero, y sintió como ella se abrazaba a él, escondiendo su rostro bajo el suyo.
- ¿Todo bien?
Ella asintió. Continuó recorriendo su cuerpo y se inclinó para besar su cuello. Xayah soltó un suspiro, lo que hizo sonreír al rubio. Retiró su mano y volvió a acariciar su cintura por sobre la ropa, tarareando una canción de cuna. La pelirosa no levantaba el rostro, y no la presionó. Siguió tarareando y haciéndole cariño hasta que se durmió, sin dejar de abrazarlo. El no se atrevió a moverse y le besó la frente; "buenas noches", y cerró los ojos pensando en lo hermosa que era y lo afortunado que se sentía de tenerla a su lado.
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Al día siguiente, Xayah despertó primero. Se sorprendió un poco al sentir la presencia de Rakan a su costado, pero sonrió; pronto terminaría acostumbrándose. Miró el pecho desnudo del rubio, recordando la noche pasada y se maldijo por avergonzarse tanto en situaciones así. Recorrió su pecho pensando en lo guapo que era, y continuó bajando su mano por su cintura y caderas, y se percató de que había algo duro a esa altura. Se volvió un tomate y quitó rápidamente la mano al tiempo que despertaba al rubio de un grito y un empujón.
- ¡Rakan!
El saltó del susto, y se quedo quieto observando a su chica.
- Xayah... ¿que...? - reparó en su rostro y agregó preocupado - ¿por qué estás tan roja? ¿Te sientes bien?
Fue sacado de la tienda de una patada. No, no estaba lista para aquello, pensaba Xayah, echa un ovillo dentro de la tienda. Fuera, Rakan no entendía qué había pasado para que reaccionara así.
- Hey, ¿estás bien? - no hubo respuesta - Ehhh... iré a dar agua a los caballos.
Se fue dejando a Xayah dentro de la carpa. Esta tardó bastante en decidirse a salir, y estaba enojada con Rakan, quien no entendía por qué. Continuaron el viaje aquel día sin mayores percances además del extraño mutismo de Xayah, mientras Rakan se mantenía alegre y contento por recorrer nuevas tierras.
Llegaron a la aldea antes de que oscureciera y buscaron la posada donde se encontrarían con Ahri y Sett. Esperaron fuera hasta que vieron a ambos encapuchados entrar, y entraron tras ellos, dejando los caballos atados a un árbol cercano. La posada contaba con un bar con escenario, donde un bufón bailaba y cantaba entreteniendo a todos en aquel piso. Se sentaron a la mesa los cuatro.
- ¿Alguna noticia? - preguntó Xayah, mientras Rakan aplaudía al bufón.
- Solo rumores. El camino está despejado y tranquilo - respondió Sett. - La verdad, no nos hemos topado con nadie y eso es extraño. Kai dijo que la ruta a Pallas solía ser algo concurrida, pero no hemos visto a nadie en estos dos días.
- Eso es extraño. ¿Deberíamos dejar una nota para Kai aquí?
- No lo creo - respondió Ahri - Ellos también notarán los caminos vacíos. Pero sí deberíamos avisar que estamos todos bien.
- Si... La próxima posada es pasado mañana, quizá podríamos intentar reunir algo de información sobre la Orden por aquí. - habló Xayah - Siempre se obtiene algo de las conversaciones de taberna.
- Hablando de tabernas... quizá deberías sacar a Rakan del escenario. - dijo Sett con seriedad.
Xayah se volteó y vio al vastaya sobre el escenario, bailando junto al bufón y tocando un instrumento con cuerdas que no reconoció. "Diablos". No podía bajarlo, todos estaban mirando y aplaudiendo, y no quería armar un escándalo, a pesar de que él ya estaba llamando bastante la atención. Escuchó unas voces que hablaban sobre el "vastaya de plumas doradas" y la recompensa que les daría su superior por atraparlo. Eran dos hombres vestidos de negro, quienes planeaban llevarse a Rakan y habían desenfundado sus espadas mientras caminaban hacia el escenario. Xayah se puso en guardia, pero Ahri la detuvo y se lanzó en brazos de uno de ellos y utilizó uno de sus hechizos para encantar el ambiente al tiempo que gritaba:
- ¡Ayuda! ¡Me está acosando!
Su encantamiento surtió efecto en algunos hombres alrededor, quienes se abalanzaron sobre el hombre más cercano a Ahri, y su compañero y otros sentados al fondo se unieron a defenderlo, iniciando una pelea masiva en la taberna mientras Rakan seguía tocando música sobre el escenario.
Xayah reía esquivando golpes, y Sett tomó a Ahri en brazos golpeando a algunos hombres de paso, divertido con el caos general. Volaban botellas, vasos y hasta sillas. Ya nadie recordaba por qué estaban peleando, estaban muy borrachos para aquello. Pronto el rubio bajó y se reunió con Xayah, divertido por el desastre que había.
- ¿Ahri hizo esto?
- Si. Ya vámonos de aquí antes que nos descubran. - le respondió la pelirosa.
Los cuatro salieron esquivando vasos que explotaban al chocar con las paredes, e incluso una pequeña mesa que pasó volando cerca de ellos. Rakan giraba esquivando las cosas ágilmente y aplaudiendo, hasta que lograron salir del establecimiento.
- ¿Vieron eso? - decía entusiasmado - ¡Fue genial!
Sett le propinó un golpe sobre la cabeza.
- Deberías ser más cuidadoso, venimos de incógnito. - le dijo.
- Ya lo sé... pero ese tipo tocaba tan mal... ¡ya vieron como se animaron todos!
Xayah se dio con la palma en la frente. A veces olvidaba el nivel de inmadurez de Rakan.
- Bueno. Vámonos de aquí antes de que llamemos la atención. Nos vemos en dos días.
Ambos caminaron hasta sus caballos, dejando a Ahri y Sett que fueron hacia el lado contrario. En realidad, Xayah había disfrutado bastante el desastre que se había armado en el lugar, y se hubiera quedado de no ser por el peligro de ser descubiertos. Pronto partieron en busca de un claro para pasar la noche y tomar un baño, cayendo en cuenta de que estaban (y sobretodo ella) salpicados de licor y otras sustancias de dudosa procedencia.

La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora