Pronto encontraron un claro y Xayah desempacó la tienda mientras Rakan recolectaba algunas frutas. Cuando la carpa estuvo lista, se metió dentro y cerró, lo que llamó la atención del rubio.
- ¿Xayah? ¿Qué haces?
- Hoy duermes afuera.
- ¿Que? Pero... ¿por qué?
La cabeza pelirosa se asomó de la tienda y tomó algunas frutas - No quiero hablar contigo después de tu espectáculo en la taberna.
Rakan agachó las orejas y rió nervioso, dudando sobre si presionarla o no, pero se decidió por lo último. Dio un largo suspiro y subió a un árbol tarareando una canción, sin entender por qué había estado mal su espectáculo, pero sin prestarle mayor atención al pensamiento. Observaba la luna creciente entre las hojas rojizas del árbol y comía algo de fruta; el relajo pronto lo hizo dormir. Mientras tanto en la carpa, Xayah abrazaba su cuerpo y daba vueltas. Al menos Rakan se había tragado su pequeña mentira y no había insistido. Seguía avergonzada por lo ocurrido aquella mañana, y maldecía a Karma por empacar solo una carpa.
Al día siguiente salió a despertar al rubio y lo encontró de pie, esperándola para desayunar.
- Buenos días, bella dama. ¿Prefiere fruta o pescado asado para desayunar?
Sonrió vagamente sintiéndose culpable, pero no le diría, así que se limitó a responder de forma cortante.
- Pescado.
Comieron sin mediar palabra, Rakan parecía ajeno a todo lo que ella pensaba y tarareaba sin descanso. El viaje durante el día no fue muy diferente, y aquella noche se repitió la escena del día anterior.
- Fuera. - decía la vastaya.
Y Rakan, resignado, volvía a buscar un árbol donde dormir pensando en qué había hecho mal. Le preguntaría a la mañana siguiente.
- ¿Que sucede?
- Nada.
- ¿Qué hice mal?
Ella no lo miraba y pensó que era porque estaba enfadada, y mucho, así que decidió dejarlo. Tendría que pedir consejo a Sett aquella noche. Y no hacer un espectáculo de nuevo, claramente. Aquel día le costó animarse más que de costumbre, pero no dejaba de cantar canciones en voz baja para que el viaje no fuera tan aburrido. Ansiaba llegar al pueblo aquella noche y recibir algún consejo. Llegaron antes del atardecer, así que fue a recorrer las calles para entretenerse mientras esperaba que llegaran sus compañeros. Xayah se quedó cuidando de los caballos en la posada, y cuando volvió la encontró sentada dentro tomando una cerveza. Sonrió pensando que aquel era un buen momento para hablar con ella, pero Sett y Ahri atravesaron la puerta tras él. Tendría que ser luego. Se sentaron a la mesa los cuatro.
- ¿Alguna novedad? - preguntó Xayah.
- Nada. ¿Y ustedes? - respondió Sett.
- Nada. Empieza a ser sospechoso lo vacíos que están los caminos.
- Dejemos una nota para Kai - habló Ahri, quien había estado mirando a Rakan, que miraba a Sett como si esperara algo. - Xayah, acompáñame a la recepción.
Se puso de pie esperando que la nombrada la siguiera, y cuando la vio pararse tras ella miró a Rakan y le guiñó un ojo.
- Sett - susurró este - necesito tu consejo.
- ¿De qué se trata?
- ¿Alguna vez has tenido novia?
El pensó un momento y negó con la cabeza - No, solo chicas. ¿Sucedió algo?
- No... Bueno, sí. Xayah me echó de nuestra tienda y no me habla desde la posada anterior.
Sett rió. - ¿tanto se molestó?
- No lo sé - dijo apoyando la cabeza sobre la mesa - Esperaba que pudieras ayudarme.
- Quizás lo estás haciendo mal.
- ¿Qué cosa? - dijo levantando la cabeza.
Recibió una mirada de confidencia - Ya sabes, "eso".
- Ahhh... - volvió a apoyarse sobre la mesa - Aún no lo hemos hecho.
El moreno pareció sorprendido. - ¿En serio? Pensé que ustedes ya habrían avanzado más este viaje.
- Esa decisión es de ella. - dijo con paciencia. - Además no creo que tenga que ver con que esté enojada conmigo.
- ¡Tiene todo que ver! Pero todas las mujeres son diferentes, quizá deberías ser más coqueto. Ya sabes - dijo torciendo el brazo - enseñar tus músculos e impresionarla.
Fueron cortados por Ahri, que se había adelantado a Xayah e iba a buscar a Sett para partir. Se despidieron y Rakan agradeció con la cabeza al mestizo por su consejo. "Así que mostrar los músculos, eh". Xayah pasó delante de él y la siguió, montando rápidamente y partiendo de vuelta al camino. Pensaba cómo podía mostrar su cuerpo a la joven; miró su brazo... no era precisamente musculoso, pero tampoco era flacucho. Continuó examinando su abdomen... sin duda Sett tenía mucha más masa muscular que él, pero no estaba tan mal, ¿verdad?. Después de todo, muchas chicas se habían enamorado de él en el pasado. Xayah lo miraba de reojo, extrañada por la forma en que se doblaba y tocaba sus brazos y estómago, haciendo gestos con los brazos como si fuera fisicoculturista. Rió en silencio y salió del camino divisando un claro. Repitieron la rutina; ella armó la tienda mientras Rakan recolectaba fruta. Volvió con algunas frutas, dispuesto a mostrar sus encantos a Xayah. La vio junto a un árbol y pasó un brazo por un costado para encerrarla.
- Hola, hermosa. - dijo forzando su voz para que se escuchara más grave - Yo soy Rakan.
Ella lo miró y tuvo que hacer un esfuerzo para contener la risa. Doblaba un brazo haciendo fuerza como si con ello aumentara su musculatura, y su voz no ayudaba.
- ¿Qué pasa con ese acento?
- Estoy practicando. ¿Te gusta?
- Hmm no. Cámbialo.
Pasó por bajo su brazo, caminando hacia el río para tomar un baño. Cuando empezaba a desvestirse, apareció Rakan, quien se arrojó al piso apoyado sobre su brazo, con una flor entre los labios y una postura digna de día de playa, esperando que su pareja apreciara su belleza. Esto sorprendió de mala forma a Xayah, y de un grito y una patada lo arrojó al agua.
- ¿Qué estás haciendo? - le gritó al rubio.
- Solo quería sorprenderte. - dijo saliendo del agua, goteando y triste.
Xayah se sintió culpable al verlo así, a pesar de ser infantil e irritarla a veces, se preocupaba por ella y al final eran solo sus pensamientos los que la avergonzaban, pues él no había hecho nada y ni siquiera entendía qué sucedía. Parecía un perrito al que acababan de abandonar. Lo vio caminar en silencio hacia la tienda, murmurando algo sobre encender una fogata. Aprovechó de darse un corto baño y volvió hasta donde estaba el rubio, quien terminaba de encender el fuego. Las orejas caídas la alertaron de que seguía triste, así que se sentó a su lado y apoyó su cabeza en su hombro. Esto bastó para levantar las orejas del joven, que ya había perdido todas sus esperanzas de estar cerca de ella.
- Lo siento. - murmuró, haciendo que ella volteara a verlo extrañada.
- ¿Por qué te disculpas?
- No quería asustarte.
Xayah rió suavemente y volvió a apoyarse sobre su hombro, mirando el fuego.
- ¿Tanto quieres dormir conmigo?
El rió - Me conformaría con que hablaras conmigo, me gusta oír tu voz.
Ella no respondió. Había una parte de su mente que cada vez tomaba más fuerza y le decía que estaba siendo malvada con alguien demasiado puro de corazón. Esperó que las ropas del rubio se secaran mientras comían fruta, luego se puso de pie y dándole un beso en la mejilla al rubio le habló.
- Vamos adentro.
El solo sonrió y la siguió; aquella noche dormiría en la carpa y estaba reanimado al ver restablecidas sus esperanzas.
Al día siguiente amaneció con dolor de cabeza, pero lo ignoró y fue a pescar algo para el desayuno. Era una mañana fresca y algo nublada, algo que hace tiempo no veía. Quizás conforme se acercaran a la costa las nubes aumentarían. Comieron hablando sobre el río y el camino, y los días que faltaban para llegar a Pallas. No tardaron en desmontar la carpa y partir, recorriendo su tramo diario sin ninguna novedad. Al atardecer buscaron un claro y Rakan armó la tienda mientras Xayah cazaba. La espero con el fuego encendido y agua caliente.
- ¿Estás bien, Rakan? - dijo mirando atentamente su rostro.
- Si, ¿por qué? - preguntó levantando la vista hacia Xayah.
- Te ves algo decaído.
- Seguro es el hambre.
Comieron en silencio. En verdad seguía con dolor de cabeza y aquel día apenas había tarareado un par de canciones. Terminó de comer y se acostó de inmediato, sintiéndose cansado luego de comer. Esto extraño a Xayah, pero supuso que sería porque el día anterior estaba muy triste. Lo siguió dentro de la carpa y lo vio durmiendo, así que se recostó a su lado y durmió.
Despertó al amanecer por los temblores de Rakan. Estaba hirviendo y sudando.
- ¿Rakan? - le habló preocupada.
Este abrió los ojos y le sonrió. - ¿Qué sucede? - su rostro estaba rojo.
"Diablos" pensó Xayah. Ella no tenía ningún conocimiento medicinal.
- Estás ardiendo en fiebre. Vamos, sal de la carpa.
Lo ayudó a ponerse de pie y recostarse sobre una roca afuera. Buscó algo para mojar y ponerle en la frente mientras desarmaba la carpa.
- ¿Cómo te sientes?
El solo sonrió. "Diablos". Tendrían que partir corriendo al próximo pueblo y buscar un médico lo antes posible. Empacó todo y dio agua al rubio, ayudándolo a montar luego. Lo sujetó como pudo con algunas telas y ató su caballo al de ella, montando y haciendo correr a ambas bestias. Se detuvieron apenas para que pudiera dar agua a Rakan, y alcanzaron el pueblo pasado el mediodía. Buscó la posada y pidió una habitación, al tiempo que solicitaba asistencia de algún médico. El encargado le indicó que traería uno durante la tarde, y que lo mejor sería que dejara al rubio recostado en la habitación mientras esperaba. Así lo hizo, y se quedó junto a él dándole a beber agua fresca y manteniendo un paño fresco sobre su frente en todo momento. La tarde pasó rápido para Xayah y pronto llegó el médico. Revisó a Rakan y descubrió que había sido picado por un extraño arácnido, y que solo podía esperar que el veneno saliera de su cuerpo. Le dejó hierbas medicinales que ayudarían con la fiebre y la deshidratación, y deseándole suerte, se fue. Ya había anochecido y bajó al bar de la posada en busca de Ahri, y para su suerte la encontró coqueteando con el tendedero.
- Ahri, necesito tu ayuda.
El tono de alarma de Xayah preocupó a Ahri de inmediato, y su rostro se tornó serio al instante.
- ¿Qué sucede?
- A Rakan lo picó una araña venenosa, está arriba, peleando con la fiebre. Sé que algo sabes sobre curaciones, ¡así que ayúdalo!
La pelinegra se puso de pie de inmediato. - Muéstrame el camino.
Ambas entraron a la habitación del rubio, quien seguía bañado en sudor y ardiendo en fiebre.
- Esto es muy malo. - dijo Ahri. - Ve por Sett y prepara algo de agua helada.
Xayah partió, y Ahri se inclinó junto a Rakan, ubicando sus manos al costado de su tórax. Identificó el veneno mezclándose con su sangre, podría sacarlo... pero seguramente Xayah la mataría. Cuando volvió con Sett le explicó lo que había sentido en el cuerpo del rubio, y notando la preocupación de Xayah pensó que quizá estuviera dispuesta a permitirle extraer el veneno.
- ¿Es peligroso? - preguntaba la pelirosa.
- Bueno... medio y medio, el veneno podría detener su corazón pero...
- Pero ¿qué,
- Podría sacarlo, las almas no son lo único que puedo absorber, sabes.
- ¡Pues hazlo! - le gritó.
- ¡No es tan simple! Y no te gustará. Si quieres que lo haga tendrás que poner de tu parte.
Sett las miraba sin entender por qué parecían dos gatos erizados. Finalmente, Xayah accedió bajando la mirada.
- Sólo hazlo.
- Bien. - se volteó a Sett. - Pero tendrán que sujetarlo con fuerza.
Sett se ubicó a los pies de Rakan y Xayah sujetó sus brazos por sobre su cabeza. Ahri, ante la atenta mirada de la pelirosa, se sentó sobre las caderas del vastaya.
- Yo que tu, cerraría los ojos. - le dijo a Xayah, pero ella negó con la cabeza.
Ahri se encogió de hombros y sujetó el rostro de Rakan de ambos lados y juntó sus labios, buscando atraer cada trazo de veneno en su sangre. El rubio empezó a convulsionar con fuerza, como si aquello le doliera mucho, pero ni Sett ni Xayah lo soltaron. No pasó mucho rato hasta que Ahri separó sus labios de los de Rakan, y separó suavemente sus manos de su rostro. De estas se desprendía algo similar a nubes de humo líquidas que conectaban con el cuerpo del rubio, y pronto dentro de estas fueron apareciendo trazos rojo oscuro. Cuando el humo pareció volverse completamente rojo, Ahri se bajó de la cama y juntó el humo en una gran esfera giratoria sobre su mano.
- Listo. - dijo observando el orbe.
- ¿Qué es eso? - preguntó Xayah. Ya había visto aquel orbe antes, durante la pelea con Syndra, pero en ese entonces era azul.
- Este es mi pequeño orbe. Junta poder mágico. Ahora contiene gran parte del veneno que había en el cuerpo de Rakan. - cerró su puño y el orbe se evaporó. - Si lo sacaba todo podría dañarlo. Debes cuidarlo ahora, Xayah. Cuando despierte estará muy débil. Y probablemente hambriento. - rió.
- Gracias. - dijo Xayah a secas.
- No hay de qué. Te lo debía, después de todo. - se volteó a ver a Sett - Vamos guapo, también pediremos una habitación por si Rakan nos necesita.
Ambos salieron del cuarto, dejando a Xayah sola junto al vastaya. Se sentía enormemente frustrada, pero no podía hacer nada al respecto; nunca fue buena en curaciones. Se recostó junto al rubio, dejando caer algunas lágrimas. Agradeció que Ahri estuviera cerca (pero maldiciendo que fuera ella y no Soraka o Karma), sino podría haber perdido a Rakan durante aquel viaje, eso sumado al hecho de que verlo triste por su culpa le había afectado bastante. Se durmió junto a él, y despertó más tarde al sentir una mano acariciando su rostro.
- Hey.
Se alegró enormemente de oír su voz, y lo abrazó para besarlo. El le respondió despacio, acariciando su cabello.
- ¿Qué sucede? - le dijo al separarse de ella.
- ¿No lo recuerdas? - el rubio negó - Al parecer, algo venenoso te picó. - Rakan se revolvió con asco - Estuviste todo el día ardiendo en fiebre y delirando, tuve que sacarte de la carpa y correr aquí. Estamos en el pueblo, Ahri pudo extraer el veneno.
- Oh... - sabía cómo la pelinegra podría hacer eso, pero no iba a preguntarle a Xayah.
Se quedaron abrazados en silencio un buen rato, hasta que su paz fue interrumpida por el rítmico ruido de una cama golpeando contra una pared. Escucharon gemidos provenientes de la habitación de al lado y ambos se avergonzaron. "Esa zorra" pensaba la vastaya, lamentando que hubieran pedido la habitación de al lado.
- ¿Ahri y Sett? - preguntó Rakan, y Xayah asintió - No me digas que están...
La pelirosa no respondió y se puso de pie mientras él reía. - Quizás deberías tomar un baño, Rakan. Bajaré a pedir algo para comer.
- Si señora. - respondió levantándose algo mareado, ignorando el ruido de la cama y los gemidos que de a poco se transformaban en gritos suaves.
Caminó hacia el baño de la habitación mientras veía a su chica salir. Sería mejor que ignorara aquel sonido o perturbaría su mente toda la noche.
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La Última Arpía [Rakan x Xayah]
RomanceRakan es uno de los pocos vastaya Fénix que quedan en el mundo, y deberá recorrer Jonia en busca de Xayah, una Arpía encarcelada hace muchos años. Juntos deberán luchar contra un antiguo enemigo y su oscura Orden, mientras lidian con los sentimiento...