Care

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- PoV Rakan -

Sentía un calor suave sobre su cuerpo y una leve presión contra sus labios. Los separó un poco para respirar mejor mientras abría apenas sus ojos. Vislumbró borrosamente un rostro conocido muy cerca del suyo, era Xayah. ¿Estaba sentada sobre él? Buscó sus piernas para comprobar que no era una ilusión, mientras observaba el borroso rostro. Sus piernas eran firmes y fuertes, podía sentirlo incluso a través de la ropa. "Es un sueño", pensó, mientras pasaba sus manos por las caderas de Xayah, subiendo hasta su cintura y disfrutando de la esbelta figura de la joven. Cerró los ojos cuando ella volvió a besarlo; se sentía en el cielo, pero en llamas. La abrazó por la cintura para pegarla más a él, disfrutando el sabor de sus labios como un animal hambriento. Solo podía pensar en ella, su nombre era la única palabra que ocupaba su mente en aquellos momentos.
Todo terminó de golpe con un grito de Lou, quien se acercaba a él caminando. Buscó a Xayah con la mirada y no la encontró. Al final había sido solo un bello sueño imposible, y debía volver a la realidad... una donde Xayah lo odiaba como nunca lo habían odiado en su vida. Suspiró poniéndose de pie. Sentía los labios ardiendo.
- Hey, Lou. - dijo a modo de saludo. Era raro que fuera a buscarlo. - ¿Sucede algo?
- Llegó un mensajero del Placidium, sería bueno que fueras a hablar con él.
Rakan se rascó la cabeza. Si, debía ir, pero no podía sacarse a Xayah de la cabeza en esos momentos y le era difícil concentrarse.
- Venga vamos - respondió desganado.
Lou empezó a caminar hacia el campamento y Rakan lo siguió, dando un último vistazo al terreno en busca de Xayah, pero no la encontró.
En el campamento lo esperaba un hombre moreno que se presentó como Kai, quien venía acompañado por un pequeño séquito de seis guardias. El cuerpo de Kai estaba cubierto por líneas verdes de energía similares a las de Karma, lo que hizo suponer a Rakan que debía ser de sus servidores más allegados. Su mensaje fue breve: venían para escoltar a Rakan, Xayah y un emisario de su tribu hasta el Placidium, pues era menéster que los demás soldados regresaran lo más pronto posible a sus tierras para prepararse en caso de que estallara un conflicto. La pequeña reunión finalizó cuando acordaron que Lou sería el emisario y volvieron para comer algo antes de partir.
Xayah apareció disimuladamente en el campamento y alistó su caballo lejos de los demás. Rakan la vio llegar, estaba completamente empapada y algo pálida. ¿Le habría pasado algo? Su piel se veía casi blanca, pero sus mejillas y nariz estaban rojísimas. Esto asustó a Rakan y se dirigió hacia ella guiando su caballo, ahora equipado con un par de alforjas para que pudiera trasladar sus cosas más cómodamente sin la carroza que llevaba la comitiva. Mientras caminaba pensó en que Xayah no transportaba nada, no tenía nada. Solo la ropa que usaba día tras día y se entristeció. Quizá en la ciudad de Jonia podría conseguir algo de ropa.
- Hey, Xayah - habló suavemente - ¿te encuentras bien?
La joven temblaba y el blanco de su rostro no se le hacía normal. No respondía, parecía distraída, algo extraño en ella.
- ¡Xayah!
Habló más fuerte, intentando llamar su atención y lo logró. La vastaya lo miraba con los ojos cansados, se le notaba sin ánimo de nada aquel día.
- Qué quieres - dijo con voz apagada. Sin hostilidad. El agotamiento que se evidenciaba tanto en su rostro como en su tono preocupó aún más a Rakan, que empezaba a sospechar que algo no andaba bien. Detuvo a Xayah mientras esta acomodaba su montura
- ¿Estás bien?
Ella se volvió hacia él molesta, pero el agotamiento le ganaba incluso a su hostilidad habitual.
- Si, Rakan, estoy bien. Déjame tranquila, por favor. - respondió con una tranquilidad sospechosa, pues ella no solía ser así.
"Algo muy malo debe haberle sucedido" pensó Rakan. Xayah seguía temblando sutilmente.
- Oye, no tienes que decirme si no quieres. Pero al menos déjame conseguirte algo de ropa seca y un bocadillo - recibió una mirada que hubiera sido de asesina si no estuviera tan agotada - Así sabré que estás bien y no volveré a molestarte, lo prometo.
Habló honestamente, en ese momento solo le preocupaba que ella estuviera bien. Se notaba que necesitaba ayuda pero era muy orgullosa como para pedirla. Xayah soltó la montura con un aire de resignación y Rakan sonrió. Buscó entre sus alforjas algo que pudiera servirle a la joven, pues el sí viajaba con ropa para varios días. Eligió una especie de túnica roja larga y se la ofreció a Xayah, quien se dirigió hacia su caballo para cambiarse tras él. Rakan aprovechó para buscarle algo para comer. Aún quedaba algo de brasas de la fogata, así que se dispuso a preparar algo de té mientras sacaba de su bolsillo unos pequeños pasteles que había traído Kai. Lou se acercó a Rakan para informarle que el resto de las tropas ya se habían retirado y pronto debían partir ellos también.
- Por supuesto - miró hacia el caballo de Xayah - Pero necesito unos minutos, Xayah no se ve muy bien y creo que lo mejor sería que comiera algo antes de partir - Lou lo miró como si reprobara la tardanza, así que agregó - No creo que detenernos de camino si le sucede algo agrade a Kai. Es mejor evitar cualquier problema, ¿no crees?
En eso tenía razón, así que Lou asintió y  se alejó, dejando solo a Rakan quien servía una taza de té para Xayah y terminaba de apagar las brasas antes de caminar hacia ella. Al acercarse vio cómo su túnica con unas bellas mangas largas había sufrido una transformación. Xayah había metido su cuerpo por el cuello de la túnica y había amarrado las mangas a su cintura como si fueran una especie de faja, dando como resultado una especie de vestido que partía desde su pecho y se ajustaba a su cintura. Rakan maldijo, había evitado exitosamente cualquier recuerdo del sueño, pero verla así trajo el recuerdo nuevamente a su mente.
- Ten, toma esto - dijo poniendo en sus manos el té que había preparado para ella. - también te traje unos pastelitos.
Xayah los tomó y comió en silencio. Se veía algo mejor, su rostro había recuperado algo de su color habitual y se veía más repuesta. Rakan suspiró. No pudo evitar verla de pies a cabeza mientras ella estaba ocupada comiendo. Había adaptado la túnica como un vestido ajustado que le llegaba sobre la rodilla y perturbaba su sano juicio. "Genial. Ha cortado una de mis túnicas favoritas" pensó Rakan llorando para su interior. Aunque la verdad, la vista que tenía en esos momentos de su compañera lo compensaba todo.
- Espero no te moleste - dijo ella, refiriéndose a la túnica - tuve que cortar un poco el largo para poder montar.
- Ahhh! Si! No te preocupes - dijo algo nervioso
- Noté que la mayoría de soldados se fueron y aparecieron otros. ¿Me perdí de algo? - su tono volvía a tener ese tinte de hostilidad.
- ¡Si! - dijo en voz muy alta Rakan - Digo, si. Han venido desde Ciudad de Jonia a escoltarnos.
Xayah asintió y siguió bebiendo su té. Rakan fue a su caballo y montó, esperando que Xayah hiciera lo mismo con el suyo para reunirse con Lou y Kai. Cabalgaron tranquilamente la mañana, Rakan siempre junto a Xayah. En algún momento del camino, esta le habló.
- Gracias
- ¿Qué? - respondió sorprendido
- Por la comida en la mañana, ya sabes
- Ah. No fue nada. - bajó la mirada algo nervioso. Recordó el sueño que había tenido ese mismo día y se sonrojó. - Me alegra que estés mejor.
Xayah no respondió, pero si sonrió mientras él no la veía. Era un hombre más tierno de lo que parecía. Rió para sus adentros, pero ante el recuerdo de lo sucedido en la mañana su sonrisa desapareció. Él no había dicho nada al respecto, probablemente porque pensó que estaba enferma luego de que casi se congelara en las gélidas aguas matutinas. Llevó una mano a su frente. "Que estúpida fui. Ni siquiera es que me guste... no debería perder mi tiempo con cosas así. Solo estoy confundida" pensaba suspirando.
Mientras Xayah divagaba negando toda atracción que pudiese sentir hacia el rubio, Rakan también estaba preso de su mente en aquellos momentos, tratando de recordar cada detalle de su sueño como si fuera lo más preciado del mundo. ¿Se estaría enamorando? No lo creía posible, ¡apenas se conocían!. Seguro sólo estaba sorprendido por el tipo de mujer que era Xayah y lo habituado que estaba a que las chicas cayeran rendidas ante sus pies sin que el tuviera que esforzarse. Ella aparentaba entre 19-21 años, y él tenía 25. Le extrañaba cómo podía no sentirse siquiera afectada por su presencia, mientras que el sentía zarandear su mundo cuando estaba cerca suyo. A decir verdad, ansiaba tomar su mano y descubrir qué secretos ocultaba detrás de esa máscara de hostilidad que solía llevar. Quizás si, de verdad se estaba enamorando.
Un fuerte ruido sacó a ambos de sus pensamientos; oyeron un grito proveniente de Lou.
- ¡Cuidado! ¡Es una emboscada!
Fueron rodeados por varios hombres vestidos únicamente de negro y portando cuchillas en sus manos. Eran de La Orden de las Sombras.

La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora