Una pizca de azúcar 🍧

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Comenzaba a atardecer cuando Xayah despertó. El sol de la tarde mantenía el lugar con una temperatura apacible para descansar junto a la cascada. Miró a Rakan a su lado, completamente dormido y sonrió, recordando la maravillosa noche que habían pasado juntos. Se levantó para darse un corto baño en el lago, y sin demora partió en busca de algo para comer. Buscó frutas en los árboles cercanos, sintiéndose tan feliz que no se dio cuenta cuando empezó a cantar...
Ay ¿Qué me has hecho? Que hasta perdí la razón
Hoy he venido a confesarte
Lo rico que se siente amarte
Y una voz conocida respondió desde su espalda, al tiempo que unos brazos la rodeaban en un abrazo y hablaban cerca de su oído
Ay ¿Qué me has hecho? Que ya no tengo control
Es como un tsunami de amor
Que va directo a mi corazón
Con una sonrisa, Xayah se dio vuelta para besar a Rakan y pasar sus brazos por su cuello, cosa que este respondió con un abrazo y comenzaron a bailar entre risas y besos.
- ¿Cómo estás, Miela?
- Pues... bastante bien... - dijo antes de besarlo brevemente - Buscaba frutas para comer, ¿o deberíamos volver al Palacio?
Rakan rió - Hmm creo que... ayudaré a recolectar.
Pronto tuvieron una gran cantidad de frutas para servirse, y se sentaron juntos al borde del lago, viendo la cascada. Xayah apoyaba su cabeza sobre el hombro de Rakan, descansando y disfrutando la paz del momento, bloqueando mientras fuera posible todo recuerdo de las peleas pasadas y por venir. Sintió como Rakan volteaba a verla y levantaba su rostro sujetando su mentón. Vio la sonrisa en su rostro antes de juntar sus labios y empujarla con suavidad hasta recostarla sobre el pasto, a la vez que acariciaba su cintura.
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Ya había anochecido e Ila estaba enormemente preocupada: Rakan y Xayah habían salido la noche anterior y AUN NO HABÍAN VUELTO. Le había recriminado a Karma y Soraka el permitirles salir en el estado que estaban, pero ambas solo habían soltado risitas cómplices. Ahora estaba en el jardín, observando las hojas del gran árbol cuando por fin los vio entrar en su campo visual, venían tranquilamente caminando tomados de la mano. Dio un suspiro de alivio y se levantó, entendiendo las risas de las mujeres. Seguramente ambos venían con hambre.
Mientras, los vastaya caminaban ajenos a todo, atontados con su pareja. Rakan cantaba canciones y Xayah tarareaba el ritmo, disfrutando de la noche. Entraron entre risas hasta la sala de estar, donde se toparon con Ila.
- ¡Buenas noches! - dijo la pequeña - Se está preparando una cena especial para ustedes, por favor, pasen a asearse y los estaremos esperando en el comedor.
Rakan y Xayah sonrieron y aceptaron encantados, y estaban por retirarse cuando la pelirosa sintió el abrazo de Ila.
- ¡Me alegra muchísimo verla bien, señorita!
Solo pudo sonreír y abrazarla de vuelta.
Subieron a las duchas y Rakan no quería separarse de ella, por lo que tuvo que ponerse seria antes de partir al baño de damas. No tardó mucho en salir y vestirse, por lo que le tocó esperar a Rakan en el comedor, notando cierta incomodidad al sentarse.
- Wow, hola cariño... te ves radiante!
La voz de Karma resonó en el comedor, haciendo sonreír a Xayah.
- Vaya, vaya. Contaremos con la divina presencia de La Iluminada hoy?
Karma rió - Así parece... ¿donde está mi camino de flores?
- Hmm creo las quemé.
Más risas. - Me alegra verte bien.
- Me alegra estar bien - respondió Xayah, observando cómo empezaban a llevar comida a la mesa - Las heridas de la guadaña aún se sienten bajo la piel.
La duquesa tomó uno de los pasteles que llegaban en bandejas y se lo llevó a la boca mientras hablaba. - Eso es terrible cariño... ¿quieres que pida un cojín para ti?
-¿Un cojín? ¿Por qué un cojín?
Recibió una mirada picarona y una puntada entre sus piernas le explicó para qué era, haciendo que se sonrojara enormemente ante la risa de Karma. Estaba por lanzarle plumas cuando Rakan entró al comedor.
- ¡Muy buenas noches, Duquesa! - dijo con ánimo.
- Buenas, Rakan. Que enérgico te ves hoy.
- ¡Estoy muy feliz! - dijo con una deslumbrante sonrisa.
Se sentó a la mesa y se dispusieron a comer; las preparaciones calientes de Ila fueron una delicia, acompañadas de postres dulces y sabrosos. Rakan y Xayah intercambiaban miradas y roces entre sonrisas, cualquiera que los viera en aquel momento jamás pensaría en todo lo que habían pasado hasta llegar a ese momento, e incluso ellos mismos comenzaban a olvidarlo.
- Xayah, Soraka te estará esperando en la sala exterior. - dijo Karma mientras terminaban de servirse postres - Aún debe revisar esas heridas.
Xayah asintió y llevó una mano a su abdomen donde aún sentía el dolor punzante de la herida. Miró a Rakan, que le sonrió en respuesta mientras tomaba su mano.
- Mañana durante la mañana se llevará a cabo una reunión y necesito que ambos estén presentes. - habló mientras se levantaba y empezaba a caminar - Por ahora debo retirarme. Los veré mañana. - agregó guiñando un ojo a Xayah antes de salir.
La pelirosa solo giró los ojos y continuó sirviéndose un exquisito té de flores que había en la mesa.
Pronto estuvo de camino al salón de Soraka; Rakan había corrido a hablar con Kai y luego volvería con ella. Suspiró y miró al cielo. "Con que así están las cosas, ehh?" Pensaba mientras sonreía. Una vez que llegó al salón abrió la puerta y entró, deteniéndose en seco por la escena ante ella. Soraka estaba de pie sobre una de las mesas acompañada por Sett. Dada su baja estatura y el alto de su acompañante, ella apenas quedaba una cabeza sobre él, razón por la cual había tenido que inclinarse mientras lo besaba. Xayah enrojeció y cerró la puerta de golpe, sabiendo que si no la habían visto aquel ruido había terminado por delatar su presencia. Estaba por dirigirse a su cuarto cuando la puerta se abrió nuevamente y apareció Soraka, visiblemente avergonzada.
- Xayah... Lo siento, pasa. - le indicó.
La vastaya simplemente asintió y entró al salón, no viendo rastro de Sett en el lugar. Miró a Soraka, quién seguía con las mejillas muy sonrojadas.
- Eso fue... inesperado. - le dijo, escuchando la suave risa de Soraka en respuesta.
- Lo siento. - fue su única respuesta mientras le señalaba que se recostara sobre la camilla.
Pensó si comentarle sobre él y Ahri, pero se arrepintió al imaginar el daño que aquello podía hacer al corazón puro de Soraka.
- Es extraño, sabes. - habló ella, llamando la atención de Xayah - No puedo darle lo que él suele buscar en una mujer, pero sin embargo siempre vuelve...
Xayah recordaba las actitudes de Sett hacia la hija de las estrellas; siempre parecía que ella era la única capaz de domar sus instintos. Sintió una sensación de calidez y alivio proveniente de la magia de Soraka.
- Nunca pensé que vería a Sett vulnerable - dijo Xayah, y agregó entre risas - De verdad debes haberlo hechizado.
Soraka sonrió - A veces me pregunto qué pensará Ahri de todo esto.
Ambas mujeres sonrieron, recordando algunas actitudes de la vulpina. Luego de un rato terminaron las curaciones y Xayah volvía a las habitaciones del Palacio, encontrándose con Rakan en la entrada.
- ¿Que tal estuvo? - preguntó.
- Interesante - respondió sonriendo y tomando la mano de su pareja. - ¿Vamos adentro?
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Al día siguiente estaban todos reunidos en uno de los salones interiores para la reunión. Karma no tardó en aparecer para dar las nuevas noticias e indicaciones. Al parecer habían recibido información del posible paradero de Kayn, quien habría zarpado hacia Noxus. Hubo un momento de duda; aquello implicaba que por el momento tendrían paz, pero que era muy probable que este volviera con refuerzos extranjeros. Debían estar preparados. Kai informó también que mantenían relaciones diplomáticas con Demacia, región que los apoyaría en caso de que Noxus decidiera invadir sus tierras nuevamente, por lo que el foco estaría en rastrear y eliminar los restos de la Orden de las Sombras. Se asignaron diversos grupos y misiones, todo parecía indicar que les esperaban muchos días de viaje a todos. Una vez terminada la reunión, Xayah, Rakan, Sett y Ahri fueron llamados por Karma.
- Ustedes tendrán misiones especiales. Los grupos que asigné recopilarán información, pero dudo que tengan la capacidad de destruir ciertos objetos o de atrapar a ciertas personas. Ustedes deberán recorrer Jonia en busca de los restos de la Orden, pero también han de estar atentos a los informes de los soldados: lo más probable es que estos necesiten de su ayuda.
Los cuatro asintieron. Todos tenían sus razones para proteger Jonia con su vida, y no permitirían que esta cayera en manos malvadas.
Pasaron los días y todos habían empezado a recorrer las zonas que habían elegido. Sett y Ahri cubrirían la zona sur, mientras Rakan y Xayah irían hacia el norte. El este y oeste serían cubiertos por los miembros de la Orden Kinkou, mientras Karma, Sona y Soraka permanecerían en el centro, siempre listas para ayudar a quien lo necesitara.
Rakan y Xayah habían decidido hacer el camino a pie, y el rubio era el más contento con el viaje pues podía cumplir su sueño de recorrer Jonia, y era mejor de lo que podía haber esperado pues iba acompañado del amor de su vida. Ambos pasaban los días caminando por entre los bosques y montañas, deteniéndose de vez en cuando en algún pueblo para comer una gran cena y bailar. Rakan entraba a los bares y tabernas a cantar y hacer un espectáculo, juntando algo de dinero por si llegaban a necesitar, mientras Xayah recolectaba información sobre los alrededores.
Pasaron días y meses así; aquella vida sin duda era para ellos. Ocasionalmente debían limpiar algún desastre de la Orden de las Sombras, pero mayoritariamente se entretenían en peleas de taberna o ayudando a quien se encontraran en el camino. Rakan cada vez se hacía más conocido por su música y bailes, mientras Xayah era reconocida por sus habilidades en combate.
Una tarde similar a cualquier otra, llegaron hasta los pies de una montaña rodeada por un bello bosque, y se dispusieron a pasar la noche allí. Aquello les recordaba al bosque cercano al Palacio de la duquesa, y se propusieron buscar si había también alguna cascada cerca.
- ¿Crees que encontremos alguna? - preguntaba Rakan emocionado.
- Pues... Me pareció haber visto nieve en algunas de estas montañas, debería haber una cascada cerca.
Caminaron un buen rato antes de escuchar el ruido del agua. No era una gran cascada, pero tenía su pozo y estaba rodeada de árboles y flores. Ambos vastaya sonrieron. Xayah encendió una fogata, sabiendo que si nadaban pronto tendrían que secarse. Rakan había desaparecido hace un rato y supuso que iría por frutas o algo, así que no se preocupó. Más temprano que tarde sintió unos pasos conocidos que se dirigían hacia ella tarareando una canción.
- Cierra los ojos, miela. - le dijo, y ella obedeció.
Sintió como posaba una especie de corona sobre su cabeza, probablemente hecha de ramitas del bosque. Abrió los ojos para ver a Rakan frente a ella, sonriendo y tendiendo una hermosa flor blanca hacia ella. No pudo evitar sonreír.
- Eres hermosa. - le dijo este antes de besarla, cosa que respondió con una sonrisa.
Xayah no podía describir lo feliz que era junto a Rakan. Él había devuelto el color a su mundo y su vida, y confiaba en él como en nadie más. Aquella cascada le recordaba aquella promesa que habían hecho meses atrás luego de sobrevivir a las heridas de la guadaña; él le pertenecía, tanto como ella a él.
Rakan se separó lentamente mientras entrelazaba sus dedos.
- ¿Te casarás conmigo hoy? - preguntaba juguetón, a lo que ella respondía con una sonrisa.
- Pregúntame de nuevo mañana.
Y volvían a besarse, embelesados el uno con el otro.

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So, el próximo será el epílogo y ultimo cap uwu
Espero la historia haya sido de su agrado 💘

La Última Arpía [Rakan x Xayah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora