• 39 - The greatest loss of them all •

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Chaeyoung

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Chaeyoung.

— Chae, estoy perfecta~-. Alarga aquella última palabra para mantener sus ojos entrecerrados.

Estaba fingiendo.

— No lo estas.

Suelta un quejido casi como lo haría una niña pequeña; traté de no dejar que la risa me ganase de un momento a otro. Su pizca de niñez aún no desaparecía del todo.

— No tomarás más alcohol por hoy, Im Nayeon.

— Pero, Chae~.

— No-. Respondo firme hacia su insistencia.

Forma un mohín con sus labios a la vez que se cruza de brazos.

Me quedo en silencio, mirando un punto cualquiera de la entrada de la habitación.

— ¿Puedes hacer algo por mí?

— Claro-. Asentí una vez para seguir brindándole mi atención.

— ¿Tienes a alguien que te esté esperando abajo?

Dejo de verle por unos segundos, mirando hacia el piso de la habitación al mismo tiempo que pienso en si valía la pena el ir hacia abajo.

Mi prioridad ahora era ella. No alguien más.

— No realmente. 

Asiente para después mirar hacia un punto cualquiera frente a ella.

Lo único que logra escucharse sigue siendo la misma canción que había percibido antes de entrar al cuarto.

— ¿Crees en los finales felices?-. Cuestiona de la nada, dejándome sorprendida ante tal pregunta.

— Mmh...-. Paseo mis ojos por la alfombra de la habitación para después contestar nuevamente, aún manteniendo mi atención en esta.— No como tal. Para lo que algunos puede ser un final agradable, para otros llega a terminar como algo desastroso-. Vuelvo a verla antes de finalizar lo que tenía para decir.— Depende de cuál sea la situación.    

Suelta un sonido afirmativo para luego quedarse concentrada en mí.

No se me dificulta el darme cuenta en cómo una lágrima se genera y comienza a bajar lentamente. Me comienzo a alarmar por aquello. Opto por quitarla con mi pulgar sin rodeos. Nuestro contacto visual no es interrumpido en ningún momento. 

Más lágrimas siguen recorriendo sus mejillas en silencio; mi corazón se apretuja un poco ante el hecho de estar viendo esto.

— No llores-. Mi voz tiembla a la vez que le hago ese pedido.— Por favor, no... no lo hagas. Sabes que no nunca me ha gustado verte así.

Niega varias veces, incluso llegó a soltar un sollozo que, por más que lo haya intentado, fue audible para mí. 

— Perdona... n-no puedo evitarlo. Cada vez que te veo, y-yo...

Poems  [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora