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Capítulo 11:

― ¿Qué... dónde estabas? ― Preguntó Cho mirando asustada a Harry.

Había aparecido en la casa que alguna vez compartió con su amante para cerrar de una vez por todas la puerta abierta que representaba Cho Chang. Una puerta abierta que rompía la armonía de una segunda oportunidad y cuando comprendió que estaba perdiendo su vida en eso despertó de ese nefasto sueño y sólo deseó volver a estar con ellos. Con sus hijos y también la madre de ellos, porque estaba profundamente enamorado de los tres, porque se había equivocado, había cometido un error, una estupidez, había corrido despavorido hacia una situación que podía controlar y había abandonado a su familia. Había matado la ilusión de sus hijos, las esperanzas que albergaban en sus inocentes corazones de creer en él, su padre, como el héroe que siempre los protegería. Entró en aquel santuario y había roto sin contemplaciones aquel pedestal en dónde estaba su propia imagen que James atesoraba con tanta admiración en lo más profundo de su corazón.

Soltó los fantasmas en la cabeza de Albus, alimentó los miedos de su propio hijo y en la inocencia tan característica de su pequeño Al y él había respondido de una manera simple, pero con la efectividad de una artillería contra su corazón "Ya no me das seguridad, será mejor que cuides a las hijas de la mujer con la que estás, mi hermano y yo cuidaremos de nuestra madre... ya no eres mi héroe" había dicho con sus ojitos brillantes matándolo en vida, catapultando las tremendas ganas de poder acercarse a él y a James. Cuando despertó de ese trágico sueño un panel tremendo estaba frente a él "YA NO MÁS" y él sabía qué significaba. Volver. Luchar. Recomponer ilusiones. Pedir perdón. Buscar la confianza de sus hijos a base de pruebas, a base de un amor que creyó perdido y que sin embargo estaba más vivo que nunca, un amor que renacía con cada mirada que Ginny le regalara, un amor que parecía explotar cuando escuchaba la carcajada de Albus, un amor orgulloso y fuerte al ver cada paso de James en la vida, un amor que le recordaba qué era ser un buen hombre, un buen padre y un buen esposo. Y Harry estaba seguro de algo, él quería volver a ser todo eso, quería ser el mejor en eso, quería gritar de felicidad, ansiaba alcanzar la felicidad, añoraba esa misma felicidad que su familia siempre le otorgó y de la cuál había corrido aterrado. Pero Ginny le había demostrado qué iba a perder si seguía corriendo de su propia familia... sonrió, estaba enamorado de ese cabello brillante, de esos ojos expectantes, de esa carita ilusionada, de esa voz que siempre despertaba mil emociones, de su risa ¡Amaba su risa! amaba todo de ella, definitivamente ya no iba a correr y si lo hacía sería para encontrarse con ella, alzarla y girar como adolescentes, girar y gritar lo loco que estaba por ella.

Había perdido tanto, pero ya no más... había que cerrar la puerta.

― Vengo por mis cosas ― Dijo Harry mirando los ojos oscuros de Cho.

― ¿De dónde vienes? ¿Por qué estás sin camisa? ¿Qué demonios está pasando? ― Nada, absolutamente nada lo retenía allí, Cho formaba parte de las decisiones incorrectas y si bien ella jamás lo obligó para que engañara a Ginny, estar al lado de la oriental siempre iba a simbolizar su traición, el sufrimiento que le había causado a su propia familia. Ya tenía bastante en su cabeza torturándolo y ver a Cho amplificaba ese dolor. Ella era la persona que le había ayudado a destruir a Ginny... y lo más irónico era que jamás lo habían conseguido, la madre de sus hijos era una luchadora por naturaleza y las caídas simplemente la hacían más fuerte. Ésta batalla interna que quiso mantener con Ginny la había ganado ella y él había resultado gravemente herido. Eso lo desconcertó, ¿Si ya no amaba a Ginny por qué seguía sufriendo? Negó con la cabeza y rió, que ingenuo había sido ― ¿Por qué te ríes? ¡Contesta una maldita pregunta! ― Indagó ella comenzando a perder la calma.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora