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― ¿Harry? ― El corazón de Ginny comenzó a alterarse a medida que comprendía lo que veía. En efecto, el padre de sus dos hijos estaba parado en el umbral de la puerta de su casa, con el cabello en un intento de ser peinado, con sus ojos brillantes y expectantes y sus labios contenían una sonrisa tímida. Vestía un traje oscuro, una camisa beige azulada y una corbata de un tono más oscuro que la camisa.

― Hola ― Susurró él intentando relajarse.

― ¿Pasa algo con los niños? ― Inquirió preocupada. No veía otra razón para que Harry se animara a visitarla.

― ¡No! ― Dijo él en un tono más alto del que pretendía utilizar. Carraspeando se ajustó el nudo de la corbata ― Ellos están perfectamente. Hoy me escribieron nuestros hijos y sobrinos ― Sonrió.

― ¿Cómo va todo con Albus?

― ¿Vamos a hablar de nuestros hijos en este lugar? ― Preguntó él sonriendo logrando que ella se ruborizara y se viera adorable ante sus ojos.

― Tienes razón, perdona ― Ella se apartó y Harry aprovechando aquel descuido entró en su antigua casa. Era imposible no revivir los recuerdos felices que había construido en aquel lugar con su familia. Ese aroma tan característico de Ginny lo sacó de aquella duermevela y sus recuerdos tomaron una connotación más erótica. Algo que no servía para relajarse.

― Albus al menos me habla ― Sonrió mientras ambos se dirigían hacia la sala. Hablar de sus hijos era un tema seguro... aunque cuando ella supiera lo que tramaban su seguridad pendería de un hilo ― Fui a Hogwarts y hablamos, aclaramos los temas que lo incomodaban y aunque no se comporta con naturalidad sé qué hace el intento por soportarme.

― Dale tiempo, ellos no se acostumbran al giro de nuestras vidas. Estoy segura que entienden mucho más de lo que yo quisiera ― Suspiró Ginny cansada. No era bueno ver a Harry... no lo era para nada. Mucho menos cuando la última vez su comportamiento con él fue tan austero, algo natural, pero no propio en ella. Quizás era buen momento para volver a usar aquel caparazón y no salir aún más lastimada ― No quisiera ser grosera, pero...

― "Pero"... Odio esa palabra, después de usarla sé que nada bueno viene ― Sonrió Harry. Sabía que tramaba esa mujer y él no le daría gusto porque precisamente en ese instante sentía unas ganas tremendas de luchar por ella ― Te peguntarás que hago aquí ― Ella asintió ― Como te dije antes, hablé con nuestros hijos y sobrinos, de hecho obtuve su permiso y me vi gratamente sorprendido ― Rió. Ginny lo miró recelosa. Era bueno saber que James y Al se empeñaban en saber de su padre, pero cuando esas tres cabecitas se unían para planear alguna travesura ¡Ardía Troya!

― ¿Y ese permiso es para...? ― Apremió ella y él negó divertido.

― Eso es algo de lo cuál te enterarás más adelante ― Ginny arqueó una ceja y Harry rió feliz. Cómo extrañaba esas charlas con su pelirroja.

― Ya veo ― Sonrieron los dos y él sintió que por fin obtenía una sonrisa de Ginny dirigida sólo para él. Su alma vibró y sus ojos brillaron emocionados. En ese minuto entendió que la sonrisa de Ginny era imprescindible en su vida.

― Te ves hermosa con ese vestido ― Suspiró deslizando su mirada por cada rincón del cuerpo de la pelirroja, un segundo más tarde entendió lo que su traicionera boca dijera ― Bueno, estoy seguro que sin él también ― Ginny abrió los ojos sorprendida y Harry abrió la boca reprendiéndose mentalmente por ser tan idiota ― Quiero decir que siempre eres hermosa... con vestido o sin vestido ― Cerró los ojos mientras Ginny reprimía las ganas de soltar una carcajada ― En todas tus facetas lo eres ― Se corrigió nervioso ― No necesitas usar ropa ― Carraspeó ― Bueno si así lo deseas... ― Suspiró derrotado y Ginny por fin sonrió ― Eres hermosa siempre ― Terminó por corregirse totalmente rojo. Ella sonreía divertida mientras se mordía el labio y Harry hubiera deseado que dejara de hacer eso. Ese simple gesto alteraba su autocontrol, en lo único que podía pensar era en tenerla entre sus brazos y como tan estúpidamente le había dicho a ella Ginny estaba hermosa con ese vestido verde ajustado hasta las rodillas. Harry recordó que aquel vestido era el regalo que él y sus hijos escogieron para el cumpleaños de Ginny. Su cabello estaba recogido en un elegante moño que ansiaba ser soltado y deslizarse como cascada por la espalda pecosa de la mujer. El maquillaje de Ginny resaltaba sus ojos con una fina línea en sus párpados y un brillo labial.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora