⚡Gracias por dejarme entrar en tu vida

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James era el mismo niño suspicaz y travieso de siempre, apasionado por el Quidditch tanto o más que su padre. Dos semanas y medias luego del alta definitiva donde durante los últimos días debió soportar ver los desplantes de su madre dirigidos hacia su angustiado padre. Ginny soltó la reprimenda un día antes del alta, Harry intentó persuadirla aludiendo que no era sano para ningún joven dejar de jugar Quidditch. Simplemente recibió una gélida mirada por parte de su ex mujer y sólo entonces decidió permanecer callado mientras su hijo le lanzaba una mirada donde solo se podía ver un gran letrero de "Cobarde" Ginny finalmente decidió que James podría jugar luego de hacer prometer mil veces a su hijo que sería mucho más cuidadoso.


Siempre se mostró cariñosa con James, pendiente de los cuidados que requirieran. En cuanto a Harry su vocabulario se limitaba a "Buenos días, te lo agradezco, pero no" pero sus escasas ganas de hablar desaparecían cuando llegaba una lechuza y ella reía a carcajadas leyendo emocionada lo que en ese papel había. Era mucho más fácil no saber quien era el causante de la alegría de Ginny, hasta que su adorado hijo mencionó que el misterioso hombre de las cartas era Dan... Daniel Radcliffe.

Eso no le gustó para nada, ella no tenía el derecho de recibir absolutamente nada de otro hombre... ¿A quién quería engañar? Él fue el idiota que posicionó a Ginny en ese lugar y desde donde ella estaba tenía todo el derecho de recibir cartas, rosas, regalos,sonrisas... hasta caricias que no fueran suyas. Odiaba sus decisiones pasadas. Sonrió cuando comprendió que su hijo mayor tenía toda la razón. Estaba arrepentido y no quería que Ginny sacara su recuerdo de su corazón porque el día que lo hiciera él estaría perdido y también perdería el corazón de la madre de sus hijos... quizás en ese momento ya lo había perdido y estaba en manos de ese actor de cuarta.

Ginny estaba disfrutando de uno de sus días libres sentada en el sofá de su sala. El sonido del timbre la sacó de su concentración mientras hojeaba revistas, se levantó perezosa estirándose haciendo crujir la columna. Unos jeans negros y un suéter verde holgado la hacían ver una niña apenas, abrió la puerta y sonrió de inmediato.

― ¿Qué haces aquí?

― ¿Contenta de verme sanadora Weasley?

― Más de lo que imaginaba ― Sonrió abrazando con fuerza a su novio.

― Veo que no debo concertar una cita entonces.

― Claro que no, bruto, pero dime ¿Qué haces aquí en horario laboral, Radcliffe? ― Ambos entraron y ocuparon el lugar que Ginny usaba antes.

― La directora decidió editar material y nos dejó libre un par de días, creo que está un poco abrumada ― Sonrió él y ella frunció el ceño.

― Parece que te divierte que ella esté algo colapsada.

― No... bueno un poco ― Sonrió ― ¿Cómo están las cosas acá? James siempre me escribe, sé qué él está mucho mejor ― Ginny miró los ojos de Dan, tan transparente como siempre ― ¿Pasa algo? ― Ella sintió una desazón en el corazón, abrazó a Dan con fuerza, con miedo, con desesperación. Se separó de ella unos centímetros para mirarla a los ojos y en cuestión de segundos descifró la angustia que opacaba esos ojos castaños ― Los dos sabemos que nos queremos mucho, que esta relación tiene una fecha de vencimiento. Yo te agradezco que me permitieras entrar en tu vida, pero sé que sigues profundamente enamorada del padre de tus hijos, algo que me parece completamente admirable conociendo cuáles son las razones por las que deberías odiar a Harry.

― ¿No estás decepcionado? ― Él tomó el rostro de la pelirroja entre sus manos y le dio un suave beso en la mejilla.

― Nunca te exigí que me quisieras, siempre he estado para ti en todas las facetas posibles al igual que tú, pero te conozco y sabía cómo era tú historia. Jamás me podría decepcionar una mujer que ante tantos golpes que le ha dado la vida consigue salir adelante con tanta fuerza y con una sonrisa en la cara que una fuerza asombrosa. Harry...

― No es Harry ― Se apresuró a rebatir Ginny.

― Siempre será Harry corazón ― Le sonrió él con dulzura ― Y no es un reproche, siempre supe que este momento iba a pasar y me quedó claro cuando fui a Hogwarts. Harry sigue enamorado de ti y tú mereces ser feliz...

― Yo jamás perdonaré a Harry.

― Dale la oportunidad de hablar...

― Él no me dio oportunidad para solucionar las cosas cuando se fue ― Repuso ella tajante.

― ¿Qué ibas a solucionar? Harry fue un idiota que jamás pensó en las consecuencias de sus actos, pero tú eres mucho más racional. No cometas los mismos errores que él.

― No quiero ver a ese hombre...

― ¿Orgullosa? Jamás lo pensé de ti ― Le sonrió enjugando las lágrimas que seguían cayendo por el rostro de Ginny.

― No es orgullo, simplemente actúo como una mujer a quién le rompieron el corazón sin contemplaciones. Daba mi vida por ese hombre, me entregué a él en cuerpo y alma, le dediqué doce años de mi vida y no es justo que de la noche a la mañana él me diga que se va de la casa porque yo lo aburrí, ¡Jamás habría imaginado que algún día me iban a dejar! me sentí dolida, me mataron en vida, pisotearon mis ilusiones y a él le importó una mierda ― Sollozó destrozada por tantos recuerdos contaminados con traición e injusticia. Él asintió mirando los ojos de Ginny.

― Lo sé, pero debes darte esa oportunidad para sanar tu vida y la única persona que puede hacer eso por ti es Harry.

― No hablemos de él... ― Pidió al tiempo que se enjugaba las lágrimas. Él sonrió.

― ¿Está todo bien entre los dos?

― ¿Amigos con derecho? ― Dan rió con fuerza mientras se acomodaba en el sillón.

― Insisto, soy un hombre afortunado ― Ella sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de Dan.

― ¿Vamos a una de esas discos muggles? ― Preguntó Ginny luego de unos segundos.

― ¿Te gustan esos sitios?

― No lo sé, nunca he ido y Hermione me dice que son entretenidos, ¿Te gustan?

― No mucho, la música está a tan alto volumen que cuesta oír lo que dicen... te tienes que acercar mucho ― Añadió sonriendo maliciosamente ― ¿En serio quieres ir? ― Ginny se levantó de un salto y asintió ― ¡Pues vamos! ― Ella alzó sus brazos triunfante y Dan volvió a reír ― ¿Qué hacías antes?

― Hojear una revista de modas.

― ¡Que panorama! llegó tu héroe a salvar tu noche.

Mientras él veía un programa sobre la atlántida perdida, Ginny se duchó. Luego de una hora vestía un pantalón de mezclilla ajustado blanco, unas botas de tacones café y un suéter a juego con las botas. Dan dio el visto bueno y ambos salieron hasta subir al auto del joven y perderse en la noche londinense.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora