†La playa: capítulo 24†

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†Thomas†

Noche, 3 en punto.

+La escucho llorar+

Mirar el techo de mi habitación es algo que me hace sentir atrapado, tengo ojeras por tratar de estar despierto toda la noche. He escuchado a mi madre llorar otra vez y a mi padre tratando de calmarla. No es justo que ella siga sufriendo, no es justo.

¿Por qué tengo que escucharla llorar todo el tiempo? ¿Por qué solo yo la escucho?

Miro la puerta la cuál he dejado un poco abierta. Ni siquiera tuve tiempo de cerrarla por lo mal que me sentí al escuchar a mi madre llorar.

Ella es hermosa, cuando está feliz es como ver el amanecer en el mar y escucharla, es tan hermoso como una ola en silencio. Me gusta pensar que todo está bien, pero me deprime al saber que puedo dormir y despertar en otro lugar.

Me molesta no saber lo que hago en muchas ocasiones, no es bueno el no recordar cuando no eres tú.

Las voces en mi cabeza despiertan y yo desaparezco eventualmente. Ni siquiera sé quien soy.

Me levanto y tomo mi abrigo para ponérmelo, al hacerlo salgo de la habitación cerrándola con seguro. Camino hacia la habitación de mis padres y trato de escuchar a través de la puerta.

Solo hay silencio.

Ya se ha calmado, él la ha calmado otra vez. No, ellos no están aquí, están en el hospital, estoy loco.

Miro a mi derecha por encima de mis hombros encontrándome con la mirada de Nick quien al parecer viene de la habitación de invitados.

-¿Eres tú?- pregunta.

Me despego de la puerta y camino hacia él hasta estar a una distancia moderada.

-¿Quién eres tú?- le pregunto porque no me estoy volviendo más loco de lo que suelo ser.

Lo he visto en muchos lugares y no creo que sea el Nick que creo.

-Soy Steve, pero sé lo que piensas y es cierto, él está aquí y no se irá- me responde al tocarse la nariz.

Si es él, el verdadero Nick suele rascarse mucho la nariz, siempre le pica al muy idiota.

-Eso no me importa- hago una pausa para mirarlo y después bajar la mirada- Thomas, por el momento soy yo, luego no sé quien diablos seré.

Camino hacia la pared y me recargo en ella.

-Supongo que pasamos por cosas similares; no podemos ser uno solo, siempre hay uno que nos reemplaza.

Él se apoya de la mesita esquinera, saca un cigarrillo lo enciende y fuma de él.

-Algún día deben dejarme hacerlo, trato de hacerlo de la manera que duela menos, tampoco quiero sufrir más.

Mis hermanos siempre me detienen al intentar quitarme la vida, al principio pensé que era divertido, pero ahora lo estoy tomando con seriedad y lo llevo más presente.

-No amas a nuestra madre- dice-, si la amarás no lo seguirías intentando.

Lo miro y él me mira, los dos serios y tranquilos. Él fuma su cigarrillo y yo pienso en ellas.

Mi madre y mi hermana.

No sé si es aconsejable llamarle hermana a la mujer que amo, pero me he acostumbrado a mencionarle así. Ella y mi madre me necesitan, no había pensado en ello antes, las dos me necesitan y yo no me necesito, no me reconozco, pero las entiendo y por eso me quieren.

Obsesionados contigo [Trilogía murderous family II] (CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora