Una tarde de fin de mes Michael salía del trabajo, pero esta vez salió temprano, necesitaba despejarse. Caminaba por las calles grises de la ciudad y al parecer no tenía un objetivo fijo pues su mirada andaba perdida hacia sus pies mientras fumaba un cigarrillo. No le importaba si chocaba con alguien, no pedía perdón y seguía de largo.
El ruido de los autos y del momento aturdía su mente, sin embargo la cola de cigarrillo que cada vez dirigía a su boca y botar el humo lo hacía despejarse de todo aquella frustración que había en su mente.A continuación dobló una esquina de la avenida llegando a una calle llena de edificios de restaurantes y bares. Ahí lo llevaron sus pies. Miró hacia los carteles de las filas de bares nocturnos que recién llegada la noche comenzaban a abrir sus puertas con sus llamativas luces para un buen disfrute.
Se colocó el cabello hacia atrás dando un respiro profundo tirando al suelo la colilla de cigarrillo ya gastada. Miró bien los carteles al principio dudando en entrar, porque no era de las personas que en momentos deprorables para deshogarse concurría a lugares así. Sin embargo, tras llevar el día estresado y lleno de trabajos solo ese día sería la excepción.
Michael ingresó primero al bar más formal que encontró y no cualquiera que lo haga verse de mala alcurnia. Como no era muy de noche no había demasiadas personas solo parejas pasando el rato una tarde común. Se asomó primero a la barra considerando bien que el lugar no tenga un olor en exceso a alcohol, solo a alguno que otro delicados y caros vinos. Las botellas perfectamente colocadas en la repisa lo motivó a tomar solo una copa quizá dos ya vería él.
–Aquí tiene. Elija una de nuestras mejores bebidas– le dijo el señor del bar el cual atendía, extendiéndole la carta dónde se podía apreciar un listado de vinos.
–Gracias, en un momento lo llamo–le respondió leyendo dicha carta restándole importancia al precio, gusto que solo algunos se daban. Estaba tan concentrado que al escuchar el sonido de su teléfono hizo que se sobresaltara. Era su esposa. "No de nuevo" pensó. Dudó en contestar ya muchos días lo tenía alterado. Le cansaba que solo llamase para decirle que Roger andaba mal y necesitaba dinero para sus medicamentos o para preguntarle si esa noche podría cuidar a su hijo pues estaba cansada.
Ya mil veces había dicho de por qué no lo internaba en un hospital si seguía así. Pero siempre Winifred dándole la contra diciéndole cosas como para que no se sienta solo, que tenía que estar al tanto de sus cuidados o Roger podría desfallecer más.Con el teléfono en la mano contestó la llamada, aunque le costo tras pensar todo lo anterior listo para otra queja o pedido que le diría su esposa esta vez –Dime, ahora no tengo mucho tiempo– dijo alejándose un poco a los pasillos para que no lo escuchasen.
–Michael, las pastillas de Roger se han acabado me preguntaba si podrías traerle dos tabletas saliendo del trabajo– dijo Winifred al otro lado de la línea.
–No sé si llegue a la hora que esperas, probablemente será muy tarde– habló cortante.
–Solo eso te pido por favor, tengo que cuidar a Roger, tengo que ver que todo esté bien con él. Si lo dejó por unas horas se sentirá angustiado.
–Hazlo, nuestro hijo ya está creciendo no creo que para siempre tendrás que estar a su lado. Anda tú.
–Michael por favor si lo haces juro que esta noche toda mi atención será para ti. Sé que todos estos días no te he dado el más mínimo afecto y eso te molesta. No soy estúpida.
–¿Qué cosas dices? ¿A caso estás mal de la cabeza? Yo en ningún momento he tenido una queja sobre Roger. Tú eres la que te aturdes atendiéndolo cuando él debería hacerlo solo.
–No quiero discutir contigo de nuevo por teléfono, Michael. Solo te quería hacer ese pedido y si no lo quieres hacer creo que fue una perdida de tiempo llamarte. A veces pienso que... soy la única que se preocupa por su salud y a ti no te importa– dijo con la voz entrecortada Winifred mientras que Michael no dudaba que su esposa ya andaba llorando como siempre.
ESTÁS LEYENDO
Promise me [Maylor]
Romance"Lo único que permanece es la promesa que hicimos, la cual hace eco aún en mi mente"