Trolleados

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¿Sabéis qué es lo peor de Hogwarts? Que es tan grande que no encuentras lo que estás buscando. Bueno, quizá me equivoque. Lo peor de este castillo es Peeves.

A veces llego tarde a clase y él viene detrás lanzandome piedras y a veces intenta quemarme... por ejemplo ahora que estoy llegando tarde a Transformaciones.

-¡Peeves, para!

-Collins la tardona, una fatal anfitriona, si Minnie se entera, castigada te quedas...

Pero es todo un poeta. Me dedica más canciones que mi crush, que solo me canta el cumpleaños feliz.

Llego al aula con el corazón saliéndome del pecho y veo que Altaír está ocupando mi sitio.

¡La madre que te parió! ¿Por qué no me ayudaste con Peeves?

Cuando se levanta le veo con una falda y una camisa que obviamente ha robado de mi baúl.

-¡A que doy el pego! -dice contento mientras ondea la falda.

La profesora McGonagall se acerca a mí con el rostro tenso del enfado.

-Collins, es la segunda vez que llega tarde a mis clas...

Detrás mía llegaron con la lengua fuera los amigos de Lupin y él.

>>Mejor dicho, los cinco han llegado tarde -McGonagall nos fue mirando uno a uno y negó con la cabeza-. Más os vale que no vuelva a ocurrir.

Ella se fue al fondo de la clase y nosotros, por llegar de últimos, tuvimos que ocupar las filas de atrás. Lily desde su asiento me miró con una sonrisa y luego puso cara de sorpresa.

-Mira a quién tienes al lado -me dice Al.

Intento mirar de reojo esperando ver a mi bebito hermoso, pero en su lugar está ese tal Pettigrew.
Altaír se tira al suelo descojonándose.

¡NO TIENE NI PUTA GRACIA!

-¡TENÍAS QUE HABER VISTO TU CARA! -dice entre escandalosas risas.

-¡Hola, soy Peter Pettigrew! -el chico me saluda con un apretón de manos.

-Collins -me presento.

-¿Y tu nombre?

-Adivínalo. Llevamos en el mismo curso seis años.

Durante toda la clase me fue pasando papelitos con nombres, y obviamente ninguno era el mío... creo, no sé. No me molesté en leer a partir del cuarto.

El resto de la mañana pasó bastante tranquila y llevé mejor las clases siguientes porque pude sentarme con Lily y sus amigas, Mary y Marlene.

Al llegar la tarde me di una buena ducha después de hacer mis tareas y me fui a pasear por los pasillos fijándome en los cuadros. Mi favorito es el de la jirafa que se ve desde las escaleras que llevan a la sala común de mi casa.

-¡Te encontré! -grita alguien con voz aguda.

-Hola Pettigrew.

-Mira, mira. Hice una lista de nombres: Marta, Tulip, May, Leslie, Tania, Noah, Natalia, Vilma, Vanya...

-¡Para por favor! -termino gritando-. Me llamo ______. Ahora adiós.

Voy bajando las escaleras y el chico me persigue.

-Que plasta, ¿no? -pregunta Al.

Solo quiere compañía, y yo no.

-Por... mucho... que corras... siempre te -me paro- encontraremos -dice fatigado apoyándose en la pared.

-Eres un acosador. ¿Lo sabías?

-No te pases con mi gordito -dice Black seguido de Potter y Lupin.

-¿Puedo? -me pregunta Altaír sujetando un cubo de agua gigante encima de los cuatro chicos.

Me echo hacia atrás.

Ahora.

Este deja caer el agua y me empiezo a reir hasta el punto de dolerme el estómago.

-¡¿Cómo has hecho eso?! -pregunta Potter-. Ni siquiera tenías la varita en la mano.

-¡Magia!

Me burlo y empiezo a correr para alejarme de ellos. Conozco sus bromas y supongo que querrán vengarse.

-Será mejor que corras porque están pisándote los talones -dice Altaír que está corriendo a mi lado.

En vez de seguir corriendo, trepo por una columna de piedra y me siento encima de esta saliendo de la vista de los que caminan.

-Se supone que está aquí -dice Black mirando un pergamino.

¿Qué es eso?

Altaír baja y se pone a verlo.

-Ni idea, hay muchas líneas y no lo entiendo.

Dale un cachete en el culo.

-¿A quién?

Potter.

Cuando le da, Potter salta y mira atentamente detrás suya.

-¿Y si tiene una capa como la mía?

-Olvídate, no puede haber dos iguales -dice Black sin dejar de ver el papel.

-A lo mejor es más lista que nosotros -dice Pettigrew.

-Eso no lo dudes -le contesta Lupin-. ¿Estará roto? -cuestiona cogiendo el pergamino.

-¡Ni en broma! Eso es imposible -niega Black.

-¿No vas a bajar? -me pregunta el fantasma.

Cuando se vayan.

Altaír va hacia el fondo del pasillo y se pone a hacer ruidos golpeando una armadura. Esto hace que los cuatro chavales vayan corriendo hacia allí y yo pueda bajar.

El mejor lugar para estar tranquila es la Biblioteca, así que nos vamos para allí y nos ponemos en la mesa del fondo.

-Madame Pince me odia -dice Altaír.

Corrijo, me odia a mí porque no puede verte.

En segundo año Madame Pince me echó la bronca por haber devuelto un libro un día tarde, así que Al tiró todos los libros de las estanterías y ella se pasó casi un mes catalogándolos. La gracia me costó dos semanas de castigo limpiando la Biblioteca porque según Pince "sufrí un descontrol mental y debo ordenar mi cabeza". Si ella supiera...

Me aburrí de mirar para las moscas y por suerte cuadra con la hora de cenar, ¡así que a mover el culo y marchando al Gran Comedor!

Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora