Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]

Cita

Por fin llegó el magnífico y maravilloso sábado, perfecto para... ¡MIERDA!

-¡Vas a llegar tarde! -dice Altaír sentado en un sillón leyendo el Profeta.

¿¡Y NO ME AVISAS!?

-Estabas tan tierna dormida -dice poniendo ojitos.

Me doy una ducha corriendo sin ni siquiera esperar a que el agua se caliente, me visto y salgo corriendo con Gaia en el hombro sujetándose al asa del vestido.

Llego casi sudando al pueblo. En la entrada veo a Lupin, vestido con un pantalón vaquero y una camisa verde que le marca sus sabrrrrrosos abdominales, apoyado en un árbol.

-Normalmente soy puntual -digo llegando a junto suya.

-Las chicas guapas suelen llegar tarde -dice sonriendo.

-¿Conoces a muchas chicas guapas? -pregunto levantando una ceja.

-Todas son guapas -responde-, pero las personas no saben ver la belleza más allá del físico.

-Este chico es todo un caballero -dice Altaír-. Nena, cómetelo.

Lupin se despega del árbol y me cede la mano. La cojo y nos ponemos a caminar.

-¿Te apetece ir a algún sitio en especial? -pregunta.

-A comer churrasco -dice Altaír-. Oh, y unas patatas bien fritas con salsa picante, y de postre una buena tarta de chocolate de tres pisos.

-A por un batido -respondo ignorando a mi hermano-... pero invito yo.

-Ni de broma. Pago yo -dice Lupin.

-No te dejaré -me burlo sacando la lengua.

-¿Le doy un empujoncito para que te la muerda? -pregunta Altaír con su típica sonrisa traviesa.

-Si te dejo pagar, ¿me cuentas quién es Altaír? -pregunta Lupin.

-¡AAAAAAHHHH, SE ACUERDA DE MÍIIII! -grita Altaír mientras salta de alegría-. ¡POR FIN EXISTO PARA ALGUIEN MÁS!

-Trato hecho -respondo.

Llegamos a la tienda de té de Madame Tudipié, pero en lugar del té, pedimos dos batidos de vainilla con nata y virutas de chocolate de colores.
Nos sentamos en una mesa pegada a la pared, uno frente a otro.

-¿No vais a hablar o qué? -pregunta Altaír sentado en la mesa que está detrás de Lupin.

Tengo la mano encima de la mesa jugando con los dedos como si tocase un piano y mirando la tienda, tan pija para mi gusto pero perfecta por su tranquilidad, hasta que Lupin me pone su mano encima de la mía.

-Creo que tenemos una charla pendiente -dice.

-Tengo muchas cosas pendientes contigo -respondo.

-Vayamos poco a poco -dice-. Lo primero que quiero saber es quién es Altaír.

-¿Puedo besarle yo en tu lugar? -pregunta Altaír poniéndose carmín rojo en los labios.

Ni de coña. Sería muy traumante para cualquiera que su primer beso fuera con un fantasma.

-Pues cuando volvamos a Hogwarts me voy con Myrtle.

Con suerte aguantas dos minutos. Además, que yo sepa los demás fantasmas no te ven.

-Porque no quiero que me vean -explica-. ¿Sabes lo divertido que es hacer trastadas siendo invisible?

-Altaír es mi hermano -explico.

-Me habías dicho que... bueno, en el parto... -habla Lupin nervioso.

-Está muerto. Es algo raro... un fantasma invisible.

-Y tanto que es raro -dice riendo.

-Supongo que no me crees -digo rascándome la nuca.

-¿Y por qué no iba a creerte?

-Es algo fuera de lo común -respondo.

-Los hombres lobo también -dice guiñando un ojo.

Terminamos de beber los batidos y salimos de la tetería. Paseamos toda la tarde por el pueblo mientras hablábamos y hacíamos tonterías, siempre riendo.

>>¿Te lo has pasado bien? -pregunta parando a mitad de camino.

-La mejor tarde de mi vida -respondo embobada ante esa sonrisa tan preciosa.

-Ahora que estamos solos...

-¡AAAAAAHHHH! RESPÓNDELE QUE SÍ, MALDITA -grita Altaír.

-...me gustaría saber si quieres que seamos algo más que amigos -continúa hablando-. Es desesperante saber que no estamos juntos porque soy un cobarde y no me atrevo a preguntártelo.

En ese momento empieza a caminar despacio dejándome atrás.

-Un cobarde no sería capaz de conquistarme -digo acercándome a él-. Creo que deberíamos empezar a decir que somos novios.

Me gano una de esas tan pequeñas y tiernas sonrisas características de este rubio.

-¡Ya me cansé de esperar! -dice Altaír.

En apenas unos segundos, mi hermano nos movió como si fuésemos marionetas. Puso mis brazos alrededor de su cuello y a Lupin las manos en mi cintura. Por si eso no fuera poco, se queda junto a nosotros pegando cuerpo con cuerpo hasta que no queda espacio entre nosotros.

-¿Es tu hermano? -pregunta Lupin.

-Sí -respondo avergonzada-. Lo siento, es que...

-¡¿¡¿SE PUEDE SABER QUÉ PASA?!?! -grita Altaír-. ¿QUÉ MÁS TENGO QUE HACER PARA QUE OS BESÉIS? ¿OS AGARRO LAS LENGUAS TAMBIÉN?

-¿Y por qué hace esto? -pregunta riendo.

-Quiere que haga una cosa... bueno, que hagas... que hagamos -respondo titubeando.

En ese momento, mi hermano nos suelta y podemos despegarnos, pero ninguno apartó las manos de donde las tenía.
Con unas pocas piedras, escribe en el suelo la palabra "BESO".

-¿Pongo un cartel luminoso o ya es suficiente? -pregunta Altaír sudando.

Iba a intentar disculparme de nuevo por el comportamiento de mi hermano, pero no me da tiempo porque, por fin, Lupin me está besando.

>>¡SÍIIIII! -grita Altaír-. ¡YUJUUUUU! -aplaude como si fuese estuviese en un partido de quidditch.

-No soy muy bueno besando -dice Lupin cuando nos separamos-, pero lo hago con cariño.

-Pues a mí me ha encantado -digo con una sonrisa desviando la mirada.

Altaír sigue gritando y saltando. Tal es su alegría que se pone a tirar petardos y lanzar fuegos artificiales al aire, cosa que llama la atención de mucha gente. En apenas unos segundos ya no estamos solos y lo único que nos une a Lupin y a mí, son nuestras manos entrelazadas.

-¿Eso también es culpa de tu hermano? -pregunta riendo.

-Que vergüenza estoy pasando -respondo susurrando y tapándome la cara.

-Princesa -dice abrazándome-...

-Sapo -digo sacando la lengua.

-Te quiero.

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Ayer pedimos pizza para comer. No me gusta abrirle la puerta a los repartidores (ni a nadie, ni siquiera al cartero 😆), pero me mandaron hacerlo...

¡¡¡SANTA VIRGEN DE LA PAPAYA!!! ¿SABÉIS LO MACIZO QUE ESTÁ EL NUEVO REPARTIDOR? Os juro que babeé mientras me daba el cambio JAJAJAJAJA.