Pasadizo a Honeyducks

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Días después y a tan solo 17 horas de la luna llena, me dirijo al despacho de Slughorn. Como no quiero perder tiempo, he madrugado bastante. Quizá no le agrade que me presente a las siete de la mañana...

-Tengo sueeeeñoooo -se queja Altaír-...

-No te mandé venir -susurro.

Peto en la puerta y espero un largo rato hasta que el profesor abre la puerta.

-¿Collins? -se extraña.

-¡Buenos días! -sonrío.

-¿Por qué estás aquí tan temprano un domingo?

-Me gustaría preguntarle acerca de una poción que jamás elaboré.

Titubea unos segundos. Finalmente cede y me deja pasar.

-¿De qué poción se trata? -pregunta sirviendo dos tazas de té.

-Me gustaría saber sobre la poción Matalobos.

-Es algo muy avanzado para tí. ¿A qué viene esa intriga por ella?

-La necesito para... una amiga.

-¿Una amiga? -se extraña Altaír.

-Esta poción no cura la licantropía... no curará a tu amiga -explica el profesor-; sin embargo, le ayudará con sus impulsos.

-Me gustaría aprender a hacerla -le pido.

-Podría preparártela yo -se ofrece.

-¿La tendrá lista para mañana? -pregunto.

-¡Ni con un milagro!

-¡Pero la necesito para mañana! -digo con impaciencia.

-Es imposible. Hasta la próxima luna no estaría lista. Esta poción debe comenzarse en el cuarto menguante lunar... No te preocupes. Déjalo en mis manos y la siguiente luna la tendrás.

-De acuerdo -acepto.

Me conformaré aunque tenga que esperar. Eso es mejor que nada, ¿no?

-¿Podemos volver a la cama? -pregunta Altaír.

Mientras subo las escaleras, alguien me tapa los ojos.

-¿Cómo amaneció la niña más preciosa del universo? -dice una voz conocida.

-Feliz al tener al mejor chico con ella -respondo.

-¡PUAJ! Iré a vomitar arcoiris -dice Altaír.

-¿Por qué madrugaste tanto? -me pregunta Lupin.

-Fui a ver a Slughorn. ¿Y tú?

-No podía dormir.

-Nunca puedes dormir cuando llega la luna llena.

-Es que siempre tengo la misma pesadilla -dice triste.

-¿Te apetece contármela? -pregunto.

-No es nada interesante -ríe-... simplemente imagino a Greyback mordiéndome.

Le noto temblar y le abrazo. Supongo que soñar con Greyback no es nada bueno.

>>Me gustaría enseñarte algo.

-¿El qué? -pregunto curiosa.

-Un pasadizo a Honeyducks.

-¡VAMOS A POR CHUCHEEEEES! -grita Altaír mientras corre escaleras abajo.

¿Tú no estabas dormido?

-¡CHUCHEEEEES! -vuelve a gritar.

Simplemente seguí a Lupin. Entramos por detrás de la bruja tuerta y no llegamos a la tienda hasta una hora después.

-¿Qué te apetece? -pregunta Lupin rebuscando entre las cajas.

-¿Ejto no ej gobar? -pregunta Altaír con la boca llena de chuches.

-¿Esto no es robar? -pregunto.

-Lo hago muchas veces -responde-. Siempre les dejo un saco de dinero. Tengo controlados los precios reales, así que las cuentas siempre les saldrán correctas.

-Se pensarán que Peeves viene a robarles -río.

-¿Como sino te regalaría una chocolatina cada día? -dice con media sonrisa.

-¿Qué chocolatina? -pregunto confundida.

-En cuanto a eso -habla Altaír-, hay una explicación -eructa.

-¿No te llegan? -se extraña el rubio.

-A la habitación sí -dice Altaír que está tirado panza arriba en las escaleras.

-A mi boca no -respondo-. Se las come Altaír.

-Entonces te las daré personalmente -se sienta a mi lado y deja un beso en mi frente-. Seguro que te aburres de oírlo, pero eres preciosa -dice con una sonrisa de bobo enamorado.

-¿Esta? -pregunta Altaír-. ¿Preciosa? ¡Se nota que no te vió al despertar! -ríe ruidosamente-. ¡ES MÁS FEA QUE UN TROLL DE MONTAÑA!

-En realidad eres el único que me lo dice -respondo en tono bajo.

-No te avergüences -me abraza por los hombros-, no todos tienen tan buen gusto como yo -hace una pausa y mira por la ventana-. Tenemos que volver. Te dejaré en el castillo y...

-No te preocupes. Volveré sola.

-¡¿Y YO QUE SOY, UN FANTASMA?! -se ofende mi hermano-. Oh, cierto... lo soy...

-Te veré mañana -se despide con un beso y sale por la ventana.

-¡EH! -grita Altaír-. ¡TENGO HAMBRE!

-¡Acabas de comerte dos kilos de golosinas! -me sorprendo.

-¿YYYY? Sigo con hambre. Llévame a comer.

-Sí, señora.

-¿¡CÓMO QUE SEÑORA!? -vuelve a ofenderse. Siempre que tiene hambre es insoportable-. ¡SOY UN SEX...!

-Que sí, pesado...

Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora