Pociones

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Lo único malo de estas vacaciones fue la noche en la que Remus fue a la casa de los gritos por su licantropía. Le pedí a Altaír que fuera a vigilarlo ya que si me acerco en "ese día del mes" podría ocurrir alguna desgracia.

Ahora, con la vuelta a clases, a mi hermano se le ocurrió algo de lo mejorcito.

-¡Poción Matalobos! -dice Al.

-¿Qué? -pregunto en un susurro confundida.

-¿Has dicho algo? -pregunta Lupin que está sentado al lado mía. Niego con la cabeza.

-Ahora tienes Pociones. Podrías preguntarle a Slughorn -propone.

Salimos, o mejor dicho entramos al castillo porque estábamos en Herbología.

Al entrar al salón de Pociones me senté en un taburete. Poco después alguien se sienta a mi lado. La última persona a la que esperaba.

-¿Está ocupado? -pregunta el chico.

-¿Qué hace este aquí? -pregunta Altaír con desprecio.

No seas desagradable.

-Que va -respondo-, puedes sentarte.

Él comienza a sacar sus cosas y se queda sumergido en la lectura del libro de pociones.

>>Que raro que te sientes conmigo, Severus.

-Lo sé -responde serio-. Si vengo es porque tengo que hablar contigo.

-Que yo recuerde, nunca antes había hablado contigo -dice Altaír.

-No me caen bien tus amigos -dice el azabache refiriéndose a los Merodeadores.

-Tres de ellos no son mis amigos -respondo.

-Pero Khanna sí.

-Ve al grano y dime qué quieres.

-¡Buenos días! -saluda el profesor-. Lamento el retraso. Tuve que ayudar a Madame Pomfrey. ¿Conocéis el filtro de confusión?

-Debemos hablar del novio de tu amiga -dice Snape en un susurro.

-Es algo excelente si tienes enemigos -continúa hablando el profesor.

-Lo que haga ese despreciable ser, no es asunto mío -respondo al chico.

-Pero ese no es el caso -dice Slughorn-. Hoy haremos el suero de la verdad. Es conocido como Veritaserum.

-Deberías escucharme.

-Adelante -le doy pie a que comience a contarme mientras hacemos la poción.

-Lleva siguiéndome desde que comenzamos el curso. Incluso me envió lechuzas esta Navidad -explica.

-Querrá más amigos -dice Altaír.

-Quiero que hables con él. Quiero que me deje de seguir -pide casi rogando.

-¿Ya te dije que no me cae bien? -le recuerdo.

-Pues que hable tu novio.

Y hablando de novio...

-Llevan toda la clase mirándote -dice Altaír-. Y no solo ellos -señala a la mesa donde está Lily.

¿Pasa algo?

-Que Quejicus se ha sentado a tu lado por voluntad propia.

-Collins -me llama el profesor-, ¿se puede saber qué está haciendo?

-La poción -respondo.

-¿Cuál? -vuelve a preguntar.

-Pues esta masa espesa se supone que tiene que ser Veritaserum -miro con asco la poción al igual que Slughorn-. Será mejor que empiece de nuevo.

Mientras limpio el caldero, veo que Altaír se está riendo.

¿Y a tí qué te ha dado?

-Estabas tan pendiente de la serpiente que no te diste cuenta de que te echaron varias hojas de mandrágora -señala a los cuatro chicos.

-Collins -me llama Snape-, habla con ese niñato antes de que tome mis propias medidas.

-¡Se acabó la clase! -anuncia el profesor-. Veamos que... ¡oh, por Merlín! -grita al ver mi caldero-. Parece que hiciste un ácido. Mejor cómprate otro caldero.

-Sí, señor -respondo avergonzada.

En el trayecto desde el aula de Pociones hasta el Gran Comedor, me sentí observada. Decidí cambiar mi destino e ir hacia los jardines de Hogwarts.

-______ -me llama Al.

-Dime.

-Sabes que te están siguiendo, ¿verdad?

-Tenía una corazonada -respondo.

Me siento en la ladera de la colina que está al lado de la casa de Hagrid, y presto atención a los sonidos del ambiente.

>>No está bien espiar a una señorita.

-¡Pero si no te espiamos!

Escucho ese grito de Pettigrew seguido del ruido de un manotazo y un quejido.

-¿Por qué estabas con mi amado Quejicus? -pregunta Potter.

-Yo no estaba con él; él estaba conmigo -respondo.

-No te pongas filosófica y responde -dice Black.

-Te acabo de responder.

-Ya os dije que no había sido nada -dice Lupin sentándose a mi lado.

¿Quién echó la mandrágora en mi poción?

-Black -responde Altaír.

-Black -llamo al chico-, si vuelves a joderme alguna poción, echaré por error laxante en tu desayuno y... bueno, ya sabes como sigue.

-Ni siquiera sé qué es el laxante -se excusa.

-¿Qué es laxante? -pregunta Pettigrew.

-Si te lo cuento, ya no tendría gracia -respondo.

Me cansé de ellos, así que utilizando la falda de mi uniforme como trineo, me deslizo ladera abajo. Para mi sorpresa, Lupin hace lo mismo y terminamos ambos en el huerto de Hagrid llenos de barro.

>>Que raro que hayas bajado.

-Me gusta aprovechar los pocos momentos que podemos estar a solas -dice manchándome la camisa de barro.

-Podría ir contigo las noches de...

-No -dice sin dejarme terminar la frase-. Ya te he dicho cientos de veces el por qué.

-Encontraré algún remedio -le acaricio la cara.

De pronto, una gran sombra nos cubrió. Al levantar las cabezas, nos topamos con el guardabosques riendo.

-¡Si seguís siendo tan empalagosos, vais a enamorar a mis verduras!

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Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora