Guerra

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Hogwarts amanece rodeado por un ambiente cálido pero nublado el último sábado de septiembre.

-¡Por fin te despiertas! -dice Rowan.

-¿Me estabas esperando? -pregunto-. Si son menos de las siete.

-Estabamos esperando para dormir -dice Lily-. ¡Estabas roncando!

-¿Roncando? -me extraño.

-¡ROCANDO! -grita Altaír que está tumbado a mi lado-. ¡POR DIOS, PARECÍAS UN TRACTOR!

Es que estoy cansada. Me dormí super tarde.

-¡ME DA IGUAL! -vuelve a gritar-. TIENES LA NARIZ COMO UN MOTOR ESCACHARRADO.

-¿Podemos dormir ya? -pregunta Marlene desde su cama.

-Soy una apestada -digo riendo.

-Solo pedimos cinco minutos -dice Mary-. Fue una semana muy larga.

Tras vestirme y asearme rápidamente, lo que se conoce como lavado de gato, dejo a todos, incluido Altaír, durmiendo en la habitación y bajo a la sala común. Yo, tan ingenua como siempre, creí que estaría todo tranquilo y que podría echar una cabezada en el sillón.
En lugar de eso, me encontré a Lupin tumbado en el suelo, al lado del agujero del cuadro.

-Remus -le llamo en un susurro y responde en seguida.

-Buenos días -dice sonriendo.

-¡Estás hecho polvo! Déjame ayudarte.

Intento echarle una mano para levantarse, pero no lo consigo.

-Vas a hacerte daño.

-¿Dónde están los pirados de tus amigos? -pregunto.

-En la casa de los gritos -responde-. Vine antes de tiempo.

-No puedes quedarte aquí.

-No te preocupes -acaricia mi mejilla.

-No lo haría si no estuvieras en el suelo a las siete de la mañana y con la ropa rota y embarrada.

-Vale, vale, ya lo pillo.

Se pone de pie con dificultad. Le ayudo. Despacio, en silencio y con cuidado, subimos las escaleras hasta su habitación.

-¿Haréis el ñaca-ñaca a esta hora de la mañana? -pregunta Altaír tirado de medio lado en una de las camas.

¿Qué cojones haces aquí? ¿No tenías sueño?

-Gracias -dice Lupin cuando se sienta en la cama.

-Quítate la camiseta. Voy a por agua.

Lleno con agua uno de los calderos que utilizamos en pociones y cojo un par de toallas de lavabo limpias.

-No hace falta que...

-Calla -digo firmemente mientras empiezo a quitarle el barro de la cara.

-Me meteré en la ducha.

-Apenas puedes mantenerte en pie.

Sigo quitando barro y algunas ramitas y hojas que me voy encontrando.

-¿Por qué me cuidas tanto? -pregunta mirando fijamente a mis ojos.

-Porque sí -respondo sin verle.

-No me vale esa respuesta.

-¡DI-LE-LO-QUE-SIEN-TES! -grita Altaír vestido con el uniforme de animadora.

¿Podrías darme un poco de privacidad?

-¿Privacidad? ¿Eso se come? -pregunta riendo.

Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora