Capítulo 2

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—La carta magna fue regida en el...— el profesor Frederick explicaba en el pizarrón.

Toda su hora se la había pasado hablando, me molestaba que los profesores hablaran durante toda su maldita clase, era realmente aburrido. Revise mi reloj de muñeca, solo faltaban cinco minutos para que está jodida pesadilla llamada clase se acabará.

El timbre sonó anunciando nuestra salida y el profesor Frederick anoto sobre la pizarra el montonal de tarea que quería para mañana.

Salí del salón después de anotar la tarea y empecé a caminar perezosamente hacia cafetería. La pelirroja se encontraba en nuestra mesa de siempre camine hacia ella pero un chico alto de cabello rubio choco contra mi ensusiandome mi playera de mostaza.

—Mierda.— murmuré.

—Oh lo siento Nash, no era mi intención.— se disculpo el rubio.

—¿Disculpa?— fruncí el ceño. —¿Cómo sabes mi nombre?

—Soy Dereck el mejor amigo de Chad.— sonrió de manera amable estirando su mano para saludarme.

—Un gustó.— estreche mi mano con la suya.

El chico se disculpo una vez más para después alejarse de mí, ¿Cómo demonios es que todos sabían mi nombre y yo no sabía el de ellos?

Eres un antisocial Nash y tus únicas amigas son Scarlett y Lydia.

Me recordé a mi mismo, porque esa era la verdad, no hablaba con nadie del instituto solo con ellas.

—¿Que te dijo el estúpido de Dereck?— la pelirroja me inspeccionó con cautela.

—¿Sabes como es que él sabe mi nombre?

—Pecas él es uno de los integrantes del equipo de fútbol es obvio que sepan tu nombre si te inscribiste a ese equipo.

—El problema es que yo no me inscribí al equipo de fútbol — siempre había sabido que tenía dos pies izquierdos por lo que nunca en mi vida me inscribiria en ese equipo. —, yo me anoté para el club de música.

La pelirroja pareció pensar unos momentos. —No lo sé entonces, además Dereck choco a propósito contigo.

—¿Qué?

—Como lo escuchas el se levantó de su mesa y choco a propósito contigo.

Esto no era nada bueno, saque mi almuerzo y voltee cuidadosamente hacia el comedor porque sentía una mirada sobre mí. Era él, sus ojos azules como el mar me observaban neutro. Regrese mi vista al frente y la pelirroja me miró curiosa.

—¿Estás bien?

—¿Como se llama el chico de ojos azules?

—¿De quién hablas?— frunció el ceño.

—Del chico que está sentado en la mesa que está atrás de nosotros.

—Hablas de Böttcher.

—¿Cómo?— pregunté alterado al no entender su nombre. —¿Así se llama?

—Si, su nombre es Michael, Michael Böttcher.— me aclaro.

—Ese chico ayer hablo conmigo en el autobús.— la pelirroja frunció el ceño.

—Eso no puede ser cierto Böttcher jamás en la vida usa un maldito autobús, porque por eso trae a la escuela su motocicleta.

¿Cómo que traía su motocicleta?, Entonces porque lo ví en el autobús, mierda me estaba volviendo loco.

—¿Estás seguro que era él?

—Si, estoy muy seguro.

Esto no estaba bien, lo que me había prometido en cuanto llegue a Italia fue no meterme en problemas y justo ahora estaba metiéndome en un gran lío.

—¿Porque tienen cara de difuntos?— Scarlett tomo asiento a mi lado. —Vaya Nash al parecer tu playera tenía hambre.— se burló.

—Scarl sabes si ayer Böttcher no trajo su motocicleta.— la rubia miró juguetóna a Lydia.

—Así que te gusta el alemán, ¿Eh?

—¿Alemán?— pregunté alterado al no saber cómo rayos yo no sabía nada de él.

—Si, Böttcher es alemán, además de que está guapisimo —saco su desayuno y miró seriamente a la pelirroja. —, pero él nunca ha tenido novia y no le interesa.

—Eso es muy cierto, pero realmente yo no quiero con él —gruño Lydia. — el problema es que Nash dice que Böttcher le hablo en el autobús ayer.

—Imposible, ese alemán odia los autobuses.

—Es verdad que ayer lo ví en el autobús y sabe mi nombre.

—Te daré un consejo Nash — Scarlett me miró seriamente, era como si fuera a confesarme algo muy importante. —, Böttcher es peligroso y todo el mundo lo sabe, así que deberías cuidarte.

—El problema es que yo no le eh echo nada.

—No te preocupes pecas yo me encargaré de averiguar cómo es que sabe tu nombre.— Lydia me dedico una sonrisa tranquilizadora.

—Gracias.

—Yo veré que puedo averiguar.— Scarlett le dió un sorbo a su bebida para después sonreír.

—¿Este fin de semana tiene planes?— Lydia pregunto sin dejar de mirar su ensalada.

—Voy a hackear la cuenta que Chad me dió y a divertirme un poco acosando a mi vecino pornográfico.

Scarlett amaba hackear a las personas que le parecían interesantes al principio su vecino le gustaba así que decidió hacer milagros y hackeo la computadora de su vecino, pero al darse cuenta que era un obsesionado con la pornografía decidió hacerle burla, ¿Cómo? Se preguntarán ustedes, fácil le mando mensaje de un número privado para molestarlo.

—¿Aun le envías mensajes molestandolo?— la pelirroja frunció el ceño al verla partirse en risa ante su pregunta. —Dios eres una maldita enferma, Scarl no puedes ir por la vida hackeando los dispositivos de las personas y después molestarlos con tu número privado.

—Si vas a empezar con tus cosas de que voy a ir a la cárcel y blablabla, ahórrate la saliva.— bufó.

—Solo te estoy diciendo la verdad.— gruño.

—Eres una amargada y si sigues molestandome también te hackeare tu dispositivo.

Me reí por lo graciosas que se veían discutiendo, ellas solían ser muy unidas pero de cierta forma  algunas veces tenía sus momentos dónde no estaban de acuerdo en algo.

—Si hackeas mi dispositivo ocuparé tu maldito cabello como trapeador.

—La única que ocupará tu cabello como trapeador seré yo, así que ocúpate de tus cosas y déjame divertirme a mi manera.

—Chicas no hagamos este lío más grande — mire a la rubia para después llamarle la atención. —Scarl sabemos que tú forma de hackear dispositivos sin autorización no es legal y mucho menos divertido.

—De acuerdo no molestaré a mi vecino.— bufó. —¿Quieren ir a comer pizzas en la tarde?

—Queria invitarlos a comer hamburguesas, pero las pizzas suenan mejor.

—¿A las cuatro les parece bien?

—Tengo mucha tarea pero de acuerdo salgamos. — sonreí. —A las cuatro.

Zerstörung. [TERMINADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora