Zerstörung. [TERMINADA]✔️

Capítulo 7

"Tus ojos son como los colores del atardecer únicos y hermosos"

—Y.

—Tengo un problema grave, muy, muy grave —se quejó la pelirroja sobándose las sienes.

—¿De que hablas?— destape mi paleta de sandía que había comprado hace unos momentos.

—Se me olvidó el proyecto que termine ayer en biblioteca.

—Entonces no entres a la clase, así podrás entregarlo mañana— le aclaro la rubia.

—No puede hacer eso — demandé —. Lo mejor será explicarle las cosas a la profesora.

—Lo lamento Nash pero tendré que seguir el consejo de Scarl, la profesora es muy estricta con sus reglas, no puedo arriesgarme.

—Es impresionante — bufé.

—Oigan una pregunta, es mi imaginación o el alemán de verdad no ha dejado de mirarnos.

La pelirroja me miró con una sonrisita divertida, voltee disimuladamente y lo observé mirándome una sonrisa apareció en su rostro, regrese mi vista al frente y la rubia me estaba mirando coquetamente.

—Te gusta— me aseguro.

—¿Que?, No.

—Si, si te gusta, tus mejillas sonrojadas te delatan.

—No.

Su vista cayó en alguien atrás de mi, mire a la pelirroja y está se levantó de su asiento.

—Hola Michael — sonrió.

Mi cuerpo se congelo ante la mención de su nombre y mi corazón comenzó a acelerarse.

—Hola Scarl.

—Hola — la rubia se ruborizó y lo saludo de manera coqueta.

—¿Cómo va tu día Nash?— tomo asiento a mi lado y me miró fijamente.

—Bueno —asegure —¿Y el tuyo?

—Iba mal pero ahora bien — una sonrisa traviesa danzó en sus labios, se acercó a mi oído y me susurró —. Me encantaría probar tus labios solo para saber a qué sabe tu paleta.

Mis mejillas obtuvieron un color rojo intenso, busque con la mirada a Scarl pero ya se había ido.

—Es...es de sandía.

—Tus labios pintados de color rojo son hermosos y antojables.

—Mich dijimos que iríamos despacio.

—¿Mich?— se hizo un poco hacia atrás.

—Así decidí ponerte porque tú apellido es muy difícil de pronunciar.

Una sonrisa se formó en sus labios, una que parecía juguetóna pero a la vez hermosa.

—Me agrada Nash, me agrada.

—¿A qué hora pasarás por mí hoy?

—No lo sé, o bueno si lo se pero no te diré, tu solo cumple con estar listo y yo me encargaré de lo demás.

—¿Tengo que ir con alguna ropa especial?

—No, porque tú hasta con pijama estoy seguro de que te verías hermoso.

—No me gustan tus halagos.

—¿Porque?— pregunto confundido.

—Porque subes mi ego demasiado alto y me haces sentir la persona más hermosa, cuando no lo soy.