Zerstörung. [TERMINADA]✔️

Capítulo 25

Las sonrisas incompletas son la creación de la fortaleza y la máscara perfecta para el dolor.

—Y.

Hans Böttcher.

—Nowak— llame al ojiazul tratando de llamar su atención pero el seguía empacando cosas en su mochila.

—¡Nowak puta madre!— eleve más mi voz para conseguir que me prestará atención está vez.

—¿Si?

—¿Para que llevas un back?

—Es por si se niega a venir con nosotros.

—Es un chico friki, ¿Crees que va a negarse?

—Los frikis también son peligrosos, aunque tú no lo creas— aseguró —. Su furia oculta es más peligrosa que la mismísima bomba atómica.

—Joder estás demente.

—No, no— negó —. Esos frikis deberían tener un letrero pegado que diga "Dangerous in my blood"

—¿Peligro en mi sangre? ¿Enserio?— bufé —. No vamos a secuestrarlo, ¿De acuerdo?

—Si, se resiste si— sonrió con malicia.

—Eres un maldito caso perdido— rodé los ojos, prendí la pantalla de mi teléfono. Revisé la hora para mirar de nuevo al ojiazul —. Tenemos que irnos.

—Perfecto ya tengo todo lo necesario para pequitas— murmuró colgándose su mochila.

Llegamos al aeropuerto y abordamos nuestro vuelo, al llegar a Italia le marque a Dereck para que me proporcionará la dirección de pequitas.

—Esa es la casa del chico— murmuré —. ¿Ya sabes que vas a decirle?

—Si.

Una motocicleta aparco enfrente de su casa, esta se parecía a la que Michael tenía.

—¿Quién es ese chico?

Observé mejor al chico y me di cuenta de que traía algo de paquetería en sus manos.

—Le traen una compra, dejemos que pague su compra.

El chico venía llegando a su casa y por lo que se veía parecía emocionado pero al ver al señor de paquetería su rostro cambio radicalmente. Firmo unas hojas y le dió las gracias al chico.

—Es tu turno— tomé al chico ojiazul antes de que se bajara —. Se cuidadoso no la cagues por favor.

—Tranquilo viejo.

El ojiazul bajo del auto con una sonrisa arrogante en sus labios.

—¡Hey pecas!— el chico frunció el ceño al observarlo.

Su nerviosismo era muy notable al ver a Nowak.

—¿Hola?

—Michael no tiene mal gusto después de todo — escaneo al chico de pies a cabeza —. Eres malditamente caliente.

El ceño del chico se frunció ante el halagó del ojiazul. Sin duda la estaba cagando.

—¿Disculpa? ¿Quién eres?

—Soy tu nueva explosión de colores.