Düsseldorf Alemania.
"Que una persona sonría en todo momento no significa que su vida sea feliz"
—Y.
Michael Böttcher.
Muchas personas decían que la juventud hacia milagros con algunos adolescentes, bueno con Bernadette no había sido la excepción su cuerpo se había desarrollado correctamente su cabello castaño ahora era sustituido por un rubio. Era simpática y hermosa pero no me llamaba la atención ni mucho menos me atraía.
Su mirada verdosa recorrió mi cuerpo sin descaro alguno, no me sentía incómodo era algo de lo que estaba acostumbrado.
—Vaya parece que Italia se deleitó perfectamente contigo.
La que se estaba deleitando era ella y no Italia, estúpido halagó.
—Nuestros padres quieren que tengamos un romance y sin duda ese no será un problema para mí.
Joder no iba a poder con esta mierda, definitivamente.
—Bernadette escucha, yo no puedo tener algún tipo de lazo contigo que vaya más allá de la amistad— mi sinceridad pareció afectar su ego —. Lo siento.
Bajo su vista al suelo como si pensara algo, separó sus labios para decir algo pero los cerró al instante.
—Entonces es cierto...— vaciló en si preguntar o no —. ¿Eres gay?
—Si y lamento mucho que te hayas creado una historia equivocada.
—Sabes lo que eso puede afectarle a la imagen de tu papá y de su empresa.
Lo único que eh escuchado desde que llegué a Düsseldorf era que la maldita imagen de papá quedaría manchada por mi error. Apuesto a que si ellos pensarán como yo lo hago dejarían de preocuparse por eso, cada persona debe ser feliz a su maldita forma. Y ser gay no era un delito ni algo enfermizo, ser gay era un maldito privilegio.
Tenía ganas gritarle a esa rubia que dejara de juzgarme, y de ser una maldita persona prejuiciosa. Pero no podía ser tan grosero con mis palabras tenía que medirme.
—Solo eso les importa, ¿No es así? — la rubia frunció el ceño —. ¿Que hay de mi felicidad? ¿Quién se preocupa por lo que yo siento?
—Mich— la mención de esa palabra hizo que mi pecho doliera.
—No me llames así por favor— rogué —, porque esa palabra solo se escucha perfecta en los labios de él.
—¿De él?— frunció el ceño.
Maldición quería llorar, y gritar de desesperación. Nash y yo no podíamos estar juntos porque gente prejuiciosa como ella y lo único que quería en estos momentos era gritarle cuánto los aborrecía.
—Solo te pido que te vayas de mi casa— mi vista se nublo observando una figura distorsionada de la rubia.
—Mich.
—¡Maldita sea te dije que no me llamaras así! — la vena de mi cuello se hizo presente — ¡Lárgate!
Había tratado de ser amable pero ella no cooperaba con nada, lo único que hacía era que mis ganas de querer explotar salieran a la luz.
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Zerstörung. [TERMINADA]✔️
Novela Juvenil-Los colores del atardecer no tienen sentido si tú no estás a mi lado.- sus ojos azules eran oscuros pero con una increíble chispa de emoción por volvernos a encontrar. -Y mi corazón no late con la misma locura cuando estamos separados.- me acerque...