IX.
Durante toda la semana Savannah había estado pensando en su hermana. Recordaba la corta conversación que habían tenido por teléfono, pero lo que más le daba vueltas en su cabeza era la loca idea de que viera a mamá, ella tenía muy claro que estaba muerta. Tal vez, ¿Podría ser que su hermana estuviera loca? ¡No, es imposible! Savannah se sentía aliviada al haber podido hablar con su hermana, pero ahora le preocupaba más su estado mental.
— ¡Collingwood! —Annette la tomó pensativa. Se veía muy anímica, al igual que Megara.
–Iremos a una feria ambulante, ¿nos acompañas? —invito Megara en tono amigable, lo cual le era extraño para Savannah.
La expresión de Savannah demostró su desconcierto.
—Hay una feria ambulante, habrán atracciones divertidas, comidas y premios cuando ganas. Sé que es nuevo para ti y pensé que te gustaría ir —Le Mencionó Annette jugueteando con el dobladillo de su camisa blanca.
¡Anda! No seas aburrida, un poco de diversión no te hará daño.
Savannah asintió con la cabeza. –Okay, iré.
Annette dio brinquitos de entusiasmo. — ¡Muy bien! Nos vemos a las siete —Le aviso Annette alejándose con Megara y Roman.
Eso fue un poco extraño.
Al llegar al pent-house, Se deshizo del uniforme y comió una deliciosa ensalada verde con limón. Aún faltaban tres horas para las siete así que se dedicó a adelantar su ensayo sobre la colonización de Nueva Zelanda, los trabajos de la clase de Sociales universal solían consumir la mayoría de su tiempo ya que debían ser los más elaborados.
—Corona británica… William Hobson… Tratado de Waitangui… Mitología Maori… —Savannah se decía a si misma palabras claves de un texto que leía en internet a través de su celular, le servirían en su ensayo.
Ann: Freaky en 10 minutos en tu casa.
El mensaje de Annette interrumpió la lectura de Savannah, ¿10 minutos para qué? Luego recordó la invitación a la feria ambulante. Miro el reloj, faltaban cinco minutos para las siete.
¡Carajo!
Dejo todo regado sobre su cama y en pocos minutos se dio un corto baño, arreglo su cabello y se colocó un top-crop con una falda corta a la cintura y su chaqueta de mezclilla. En su armario busco uno de los delicados bolsos que le había regalado su padre al llegar a la ciudad, para que estuviera más “a la moda”, lo sobrepuso sobre su hombro y decidiendo usarlo por primera vez, guardo su celular y se dirigió a la salida.
Salió del elevador hacia el lobby, en la calle no veía por ningún lado a Annette, Megara o Roman. Saco su celular para escribirle a Annette pero ella ya se había adelantado.
Ann: Busca a la loca de la camioneta.
¿Qué?
Savannah no había entendido el mensaje de Annette. Salió a la calle y miro hacia ambos lados. La loca de la camioneta. Annette estaba sobre el platón de una Dodge RAM moviendo su trasero al ritmo de la música que salía por las ventanas de la camioneta.
— ¡Bájate de ahí! –Le gritó Savannah acercándose a la camioneta, pero Annette no le puso atención—. Hola —Saludo penosamente hacia el interior de la camioneta por una de las ventanas.
—Que tal, Collingwood —respondió Megara desde el puesto de atrás.
— ¿Te iras aquí? O con la chiflada de mi hermana en el platón —espeto Roman.
ESTÁS LEYENDO
The redhead
RomanceElla es pelirroja, sus ojos son azules y su piel demasiado blanca. No es de la ciudad, eso es seguro. Jamas ha usado un celular en su vida, ni una laptop ni una TV. Es reservada, no habla mucho y se limita a observar. Nunca se ha enamorado, en re...