10.

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X. 

Savannah necesitaba pensar, sentirse como en su casa. El fin de semana busco librerías cerca al pent-house y compro diferentes libros para entretenerse. Durante los dos días se dedicó solo a leer, imaginarse cada historia y vivirla. Lo que menos le gustaba era cuando el libro acababa, prefería vivir las historias de sus libros en lugar de tener que vivir la suya.

El lunes en el instituto todos los estudiantes repasaban sus apuntes antes de entrar a clases, discutían entre ellos los temas e intentaban memorizar datos importantes. ¿Cuál era la razón? Exámenes trimestrales.

Su primer examen era de Lenguas extranjeras. Al llegar al salón cada puesto tenía un cuadernillo y el tablero tenia escrito 9:15 en números grandes. Cada estudiante se sentó en silencio en un puesto. Savannah observaba a los demás, nadie abrió el cuadernillo hasta que llego el profesor.

—Buenos días estudiantes —saludo el apuesto profesor—. Por si no lo recordaban, hoy es el examen trimestral. Tienen hasta las nueve y quince para responder todo el cuadernillo. Buena suerte.

Savannah abrió el cuadernillo, dentro de este había una hoja para responder.

Muy bien ¡Al ataque!

Después del examen de Lenguas extranjeras vino el de física, y cuando los estudiantes pensaban que se les iba a quemar el cerebro, por fin llego el almuerzo. Aun así, no había ni un solo alma en la canchas de voleibol o de soccer como solía ser en cada almuerzo, todos los estudiantes seguían estudiando para el examen de la última clase antes de la clase lúdica.

— ¿Qué lees? —Le preguntó Annette sentándose junto a Savannah en el prado.

—Anna Karenina —respondió Savannah enseñándole la portada del libro.

— ¿Por qué no estudias como todos los demás? —inquirió Annette curioseando el libro de Savannah.

—Si no se te quedo nada durante las clases, no aprenderás nada a última hora —repuso  Savannah—, prefiero relajarme un poco antes del próximo examen.

Annette hizo un corto silencio, sabía que Savannah tenía razón.

— ¿Hoy veras la luna roja con el club de astronomía?  

Savannah asintió sin apartar la mirada del libro.

—No será aquí, en el instituto —Mencionó Annette.

— ¿Ah no? —Savannah quito la mirada de su libro y se fijó en Annette—. ¿En dónde será?

Acamparemos, fuera de la ciudad —dijo Annette jugueteando con la esquina de la hoja del libro–. La mayoría de los estudiantes tienen auto así que nos encontraremos en un punto y nos dirigiremos hacia allá.

—No tenía idea —respondió Savannah irritándose con la inquietud de su amiga.

—Si quieres puedes ir con Roman y conmigo en la camioneta —ofreció Annette.

—Eso suena bien —dijo Savannah por ultimo antes de regresar a su libro.

El agua estaba tibia, Savannah se relajaba en la bañera después de un arduo día de exámenes, hundía la cabeza en el agua y aguantaba la respiración hasta no poder más, luego salía a la superficie y descansaba la cabeza sobre el borde de la bañera. Era la primera vez que tomaba exámenes trimestrales y a pesar de solo haber asistido el último mes, podía asegurar que los había aprobado todos.

Después de pasar toda una hora en el agua, sus dedos estaban arrugados como uva pasa. Se secó con una toalla, seco su cabello y bajo a la cocina por arándanos.

The redheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora