XVIII.
Savannah dedico los siguientes días a su hermana. Investigo sobre los médiums, enfermedades mentales, la muerte, fantasmas y almas desamparadas entre otras cosas sobrenaturales que pudieran darle alguna explicación a lo que le sucedía a su hermana. ¿Visiones? ¿Alucinaciones? ¿Falta de sueño? ¿Susceptibilidad y sensibilidad? ¿Esquizofrenia? Había muchas teorías pero ninguna parecía ser una explicación lógica que se acoplara a la situación de Samantha.
La situación empeoraba, y ya no solo era acerca de Samantha, también involucraba a Savannah, ella estaba en el fondo. Sus episodios empeoraban y perdía la concentración en sus estudios, su práctica de ballet y en las clases de piano. Incluso estaban considerando que tal vez ella no era la indicada para presentarse en la exposición de otoño. ¡Pero yo si quiero! ¡Si quiero! Se esforzaba por mantener su mente enfocada: Tecla blanca, tecla negra. Un paso adelante del otro. La primera letra va en mayúscula ¿Tan mal estaba? La situación se estaba saliendo de sus manos.
Según esto, algunas personas son más sensibles a ver fantasmas, duendes y cosas sobrenaturales. Pero mi hermana no ha visto duendes, ¿O sí?
Savannah se hallaba en las gradas de pasto frente a las canchas leyendo un libro sobre los médiums. Sacaba conclusiones apresuradamente, y su expresión demostraba que estaba insatisfecha con la información que iba recopilando. Nada parecía servirle.
— ¡Collingwood! —Annette se sentó alegremente junto a ella—, ¿Qué haces? ¿Aun leyendo ese libro viejo y demacrado? ¡Donde conseguiste esa cosa!
—Lo pedí prestado en una biblioteca —mencionó Savannah un poco ofendida por su forma de expresarse respecto al libro.
— ¿Nunca te cansas de leer?
Savannah negó con la cabeza.
— ¿Has visto a Noha? —Le preguntó a Annette curiosa—. Ayer no vino, y hoy no lo he visto en todo el día.
—Creo que no asistió hoy al instituto. ¿Has intentado dejarle mensajes?
—Sí, pero no me ha respondido ninguno —Savannah sospechaba algo raro. Noha jamás faltaba al instituto.
Al llegar al salón de filosofía avanzada, tenía la esperanza de toparse con su mirada y encontrarlo allí en el mismo puesto de siempre, pero no sucedió. Savannah se sentó en su puesto resignada. ¿Qué le habrá pasado?
—Buenos días. Hoy estudiaremos a diferentes grandes personajes de la filosofía —.Anunció el profesor ingresando al salón.
—Trabajaremos en parejas. Collingwood y Evenford —Savannah observo fríamente a Megara mientras el profesor emparejaba a los demás estudiantes.
Savannah se sentó junto a Megara y espero las instrucciones del profesor.
—Cada pareja tendrá una corta lectura sobre un personaje. Tienen cuarenta minutos para sacar conclusiones y presentar sus ideas ante la clase.
Megara miro a Savannah por unos segundos, intentando descifrar si aún la odiaba por lo sucedido en la discoteca. Pero lo único que hizo Savannah, fue poner la lectura entre ambas y comenzar a leer, subrayar y apuntar en su cuaderno.
— ¿Cuántas veces tengo que pedirte disculpas? —Megara cortó el silencio entre ambas un poco desesperada.
—No necesito que me pidas disculpas, Megara —respondió pausadamente mientras subrayaba el texto.
Megara no le pronuncio ni una palabra más. Saco su cuaderno y comenzó a hacer lo mismo que ella.
Martin Heidegger. Influyo en la filosofía del existencialismo y apoyo el fin de la metafísica.
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The redhead
RomanceElla es pelirroja, sus ojos son azules y su piel demasiado blanca. No es de la ciudad, eso es seguro. Jamas ha usado un celular en su vida, ni una laptop ni una TV. Es reservada, no habla mucho y se limita a observar. Nunca se ha enamorado, en re...