Fifteen

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- ¿Q-qué...? -Preguntó la menor frunciendo su ceño, pero aún sin separarse de la castaña.

- Si no te alejas voy a hacer que te arrepientas de nuevo... Contaré hasta cinco. -Dijo la menor volviendo a relamer sus labios, realmente estaba perdiendo su control.

- Te equivocas... Quiero que lo hagas. -Murmuró con su rostro teñido de rojo hasta el más mínimo detalle de este.

- ¿Hablas... Hablas en serio? -Preguntó la mayor, no quería desilusionarse nuevamente. Para su suerte la más baja asintió tomando con timidez la mano de Yerim, y esta acarició con suavidad el dorso. No dudó en sonreír con satisfacción, tenía el permiso de la pequeña y sentía su corazón saltando de un lugar a otro.

Sin mayor rodeos, la mayor avanzó hasta los labios de la rubia, esta solo se quedó inmóvil donde estaba, mentiría si decía que no fantaseaba con sentir los labios de su unnie sobre los suyos. 

La castaña por fin cumplió su objetivo, unió su boca con la de la menor de manera suave, dulce, casi con verguenza. Sintió algo de miedo al notar que la pequeña no respondió, pero logró aliviarse al sentir los labios de esta moverse con timidez sobre los suyos, e inevitablemente una sonrisa se asomó en la boca de la mayor.

El roce entre sus labios era inocente, un poco torpe por parte de la menor, no sabía muy bien como hacer ello, por lo que la más alta se encargó de llevar las riendas del beso.

Yerim sentía su corazón queriendo  escapar de su propio pecho, ¿Realmente esto estaba pasando? 

La pequeña no hacía mucho, se dejaba guiar por los movimientos de su mayor, y realmente le gustaba, sonreía entre el beso con timidez y acariciaba la mano de la castaña.

Apenas se separaron, ambas sonreían de manera boba y con sus mejillas totalmente ruborizadas. Rieron por lo bajo mientras soltaban las manos de la otra. No sabían muy bien qué estaban sintiendo, pero sin duda sentían su corazón cálido y sonreían, la menor suponía que se encontraba simplemente feliz.

>> Creo que será mejor bajar antes de que me empiecen a preguntar por qué demoro tanto aquí arriba. Vamos. -Sugirió la mayor tomando nuevamente la mano de la rubia sin mucha conciencia, pero de todas formas entrelazó sus dedos con ella, logrando que sonriera asintiendo.

Al llegar al último escalón, la menor soltó la mano de la universitaria, haciendo que esta suspirara con su boca hecha una línea viendo como avanzaba sin ella hasta donde se encontraba la pequeña Yena jugando con sus unnies.

- Uf, al fin, llegamos unos minutos tarde pero no es nada muy trágico. Vayámonos ya. Pero esto no se queda así Yena. -Desafió la pelinegra más alta apuntando a la niña, que hora reía a carcajadas por haberle ganado cuatro veces en el UNO. Y no, Hyejoo no se había dejado ganar.

- De acuerdo, vamos. -Dijo la castaña llegando hasta el resto de chicas y estas asintieron menos dos rubias. 

Las universitarias caminaron hasta la puerta y allí Yerim le susurró algo al oído a la mayor de todas, quien asintió para luego entrar al auto.

>> Nos vemos Yeojin, si sucede algo o necesitan cualquier cosa, solo llámame. ¿Si? -Dijo con una sonrisa la mayor y la más baja asintió sonriendo. - De acuerdo... -Murmuró antes de mirar hacia el auto verificando de que no las vieran y al voltearse plantó un casto beso en los labios de su menor sorprendiéndola pero no molestándola. Al separarse le regaló una sonrisa y se fue corriendo, con las emociones a flor de piel.

La pequeña solo sonrió con ternura, pero soló una carcajada cuando la mayor casi se cae contra el cemento al correr de manera distraída. Una vez que las chicas se fueron a su fiesta, Yeojin se volteó y cerró la puerta, encontrando a una Yena tapando sus ojitos con las pequeñas manos que poseía y una sonrisa.

Deja Vu //Yeorry//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora