Thirty Three

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Im Yeojin había nacido en una familia que no se denominaba ni tan rica ni tan pobre, era lo justo y necesario, su padre trabajaba como profesor de biología marina en la universidad de Corea del Sur, mientras que su madre era enfermera de medio tiempo en un hospital. Desde joven tuvo que empezar a trabajar como mesera en una cafetería para ahorrar y poder tener opciones en una buena universidad si es que no podía obtener una beca, sus hermanos mayores habían hecho ello y había funcionado.

La menor de la familia siempre había pensado en grande, no le gustaba lo básico ni "lo que alcance", ella quería más que eso, ¿Algo caprichoso? Tal vez, pero esa ambición la había ayudado a ser quien era ahora.

Desde siempre, había experimentado un gusto por las artes, todo tipo de arte, desde la literatura y el dibujo, hasta la música y la danza. Le encantaba explorar mundos relacionados con el arte, incluso a los ocho años obtuvo un premio de dibujo en su escuela, venciendo a niños de trece con un dibujo de una ranita.

Y como dije antes, Yeojin era ambiciosa, no se limitaría a estudiar algo en la universidad que no le gustara, tampoco se limitaría a trabajar con algo no tan apegado al arte. Entonces, empezó su plan para convertirse en alguien importante y relacionada con las artes a los quince años de edad.

Envió muchas solicitudes, audiciones, cartas de admisión, incluso videos de ella bailando o cantando a diferentes universidades y agencias, también participó en distintas competencias de literatura y dibujo. Pero lastimosamente, nada parecía dar fruto.

Tenía una lista de agencias, universidades, museos, teatros y empresas de entretenimiento para solicitar admisión o audicionar, si bien inició este viaje a los quince, a sus diecisiete tenía más de cuarenta establecimientos tachados en su lista por diferentes motivos; rechazada por edad, por no cumplir las expectativas de los jueces, por falta de talento, e incluso solicitudes que jamás fueron respondidas.

Llevaba casi tres años con ese plan, y empezaba a frustrarse, claro, ¿Quién no lo haría?, las únicas personas que decían lo buena que era eran sus amigos y familia, y apreciaba ello, pero si quería ser alguien importante necesitaba más que ello, necesitaba la aprobación de gente profesional o influyente.

Y entonces, cuando empezaba a rendirse, una ventana de oportunidades se abrió ante sus ojos. Jo Haseul había conseguido una audición para ella en KMJ Entertaiment, una de las agencias para Idols más prestigiosas del país, donde había tratado de audicionar, para luego enterarse que solo podía hacerlo si tenía "Invitación" a ello.

Su amiga cantaba como los mismos ángeles, sabía tocar el piano, guitarra y bailar muy bien, pero de todas formas tenía una vocación diferente a Im, no planeaba convertirse en Idol por el temor a la industria, se veía demasiado amenazante para ella, lo cual la menor respetó siempre. El padre de Haseul tenía contactos con productoras musicales, y después de meses de insistir encontró un puesto para la amiga de su hija.

Se preparó cerca de un mes o dos para aquella audición, dejó su sudor y lágrimas en dos grabaciones de no más de dos minutos, una de canto y otra de baile. Fueron seis semanas y dos días contados por Im para recibir una respuesta, casi por milagro entró, la aceptaron, y esa noche cuando recibió una carta de aceptación de la agencia misma celebró con toda su familia y mejores amigas.

Unos meses después ya podía considerarse trainee oficial, conocía los salones de práctica de la agencia, e incluso una que otra vez había visto a los Idols que trabajaban allí, anhelaba con algún día convertirse en ellos y ellas, veía a Wonder Girls bajar y subir de las camionetas en el estacionamiento a veces, y juraba que casi se desmayó la primera vez que visitaron a los trainees para una lección de canto corta, la mejor hora y media de su vida.

Deja Vu //Yeorry//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora