Revelaciones

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Alanna sintio una rafaga de coraje por el comentario, pero su miedo era más grande, decidió que lo más sensato era mantenerse callada.

– Supongo que no me vas a contestar perra, quizá deba partirle la cara, como cuando él lo hizo conmigo, por haber engañado su estúpida prima, ¡ah no, espera! eso ya lo hice una ocasión.– dijo con una sonrisa orgullosa

“Era su prima, ahora entiendo porque tenia demasiado resentimiento” – pensaba Alanna y cuando escucho la última parte de lo que dijo no pudo evitar hacer una mueca de desconcierto.

– Ah ¿no te dijo que le partí la cara? ... lo hice el mismo sábado que descubrí que comieron y “trabajaron” en la cafetería, supongo que no es tan honesto contigo.– se recargó en la puerta–  por cierto ¿quieres saber como me entere realmente?  y más te vale que contestes esta pregunta–  la miró severamente.

– Sí quiero saber–  contestó nerviosa, no había encontrado su celular, lo más probable es que lo hubiera olvidado en la casa de Emir.

– Bueno, practicamente casi desde el principio he tenido acceso a tu casa, conseguí la copia de tu llave. Ese día después de que fuera por un momento a la cafetería a comprobar lo que estabas haciendo, vine directo a tu departamento y desde tu terraza, tome la foto, la que después te mande… recorte un poco las esquinas para que no notaras la pequeña elevación, igual era un poco  perceptible, pero sabía que te sentirias más ofendida y triste por la situación, que no prestarías atención a eso.

Alanna estaba realmente impactada por todo lo que estaba escuchando, jamás había imaginado lo enfermo que estaba, nada de lo que hizo era normal, el pánico se apoderó de ella y corrió, justo cuando salió del cuarto él la alcanzó y la tomó del brazo, ella comenzó a forcejear, en uno de sus intentos logró liberarse pero por la fuerza se cayó, él la cargó y la aventó al sofá.

– Te recomiendo que no vuelvas a hacer esa estupidez –  le dijo completamente colérico.

Ella no paraba de llorar, no sabía que hacer y tenía mucho miedo de lo que podría pasar.

– Está de la mierda, yo trabajé mucho por conseguirte...te vi desde el día que viniste a ver el departamento, tuve que hacerme amigo del chico de la entrada, para saber que día llegarías, modificaba mi horario para poder estar más tiempo contigo o poder vigilarte… luego llega un imbécil y sin esforzarse tanto, ya estaba comiendo contigo y caminando por el parque.

–  Pero en ese momento yo no lo quería, te quería a ti– replicó Alanna aún sollozando.

– ¿En ese momento? –  repitió él–  ¿Entonces ahora sí?–  dijo y se sentó en el mismo sofá que se encontraba ella.

Alanna se dio cuenta que había cometido un error, retrocedió lo más que pudo hasta llegar al otro extremo del sofá.

– Veamos si él aun te quiere, después de que te haga todo lo que tengo que hacerte–  dijo y se abalanzó sobre ella.

Comenzó a besarla, no le importaba que ella no le estuviera correspondiendo, empezó a tocar sus pechos, ella con todas sus fuerzas usó sus piernas para empujarlo, lo logró, por unos segundos, pero él en su coraje la tomó por las axilas, la elevó y la dejó caer en el suelo, se colocó sobre ella, con sus piernas separó las de ella y usó una de sus manos para inmovilizar sus brazos., tomándola por las muñecas.

Volvió a besarla y con la mano que aún tenía libre, comenzó a levantarle la blusa, en eso, ella a lo lejos escuchaba que sonaba él intercomunicador, comenzó a preocuparse por lo que iba a pasar cuando él lo escuchara, pero eso no paso, estaba completamente enfocado en tocarla que jamás escuchó el sonido, eso hizo que Alanna sintiera por un momento, un poco de esperanza.

Pasaron algunos minutos, que a ella le parecieron eternos, mientras él estaba intentando desabrocharle el short, se escuchó un fuerte golpe en la puerta.

– ¡ALANNA!–  gritó una voz.

Eso ocasionó que Bruno se distrajera, así que ella se levantó tan rápido como le fue posible.

– ¡AYUDENME POR FAVOR!,  ¡AYU...– no termino de hablar por que el chico le tomó ambos pies y Alanna cayó.

La caída fue de frente, pero ella logró girar la cabeza, así que se golpeó el costado derecho del rostro contra el suelo.

Justo cuando Bruno corría para colocarse nuevamente sobre ella, Alanna pudo ver a lo lejos como Emir entraba corriendo y se lanzaba sobre el chico para golpearlo, pero después llegaron dos empleados del hotel le pidieron se alejara y ellos inmovilizaron a Bruno, en ese tiempo Emir corrió hacia ella gritando;

¡No ya no puedo perder a nadie más!,  después de eso, todo para Alanna se volvió negro.

Eventualmente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora