La siguiente semana no fue diferente a la anterior, aún tenía pesadillas pero evitaba contárselo a los demás, el hecho de que se le notificará que el caso de Bruno ya se había cerrado y le habían dado 5 años maximo, hizo que de apoco fuera recuperando su sueño, eso le dio confianza.
Desconocía de los procesos legales, pero entendió que el caso había sido rápido gracias a los abogados de la familia de Emir, además de que Bruno había sido descuidado y no había borrado nada de la evidencia que tenía en su teléfono, así que eso facilitó el proceso.
El sábado tuvo una charla con sus padres que estaban preocupados y no querían dejarla regresar sola y mucho menos volver al mismo lugar.
– Los entiendo perfecto, pero él ya está encerrado, nada va a volver pasarme, ese lugar es ideal para mi, me encanta la vista y la piscina, los demás lugares están más lejos y tendré que caminar más o verme obligada a usar siempre el coche. Además ya hice un acuerdo con Mera y vivirá conmigo un periodo.
La realidad es que sí estaba muerta de miedo y el solo pensar en volver a ese lugar hacía que su estómago se revolviera y su respiración se agitara, pero estaba decidida en no permitir que él ganara y le arruinara la primer gran decisión que había tomado, que era vivir allí.
Sus padres tardaron en aceptar ese plan, pero le pidieron que estuviera en contacto constante y que no confiara tan fácil en las personas, que no dejara entrar a nadie a su casa, a excepción de sus amigos más cercanos y sólo cuando fuera muy necesario. Aseguraron que estarían en comunicación constante con el encargado del hotel.
El domingo por la tarde, salió de su casa en dirección a Otero, recogerá a Mera y después irían a la que por un tiempo sería el hogar de ambas.
Cuando Alanna llego a casa de su amiga se pudo dar cuenta de que no estaba sola.
– Es maravillosa esa habilidad tuya para autoinvitarte– dijo dirigiéndose al joven de los ojos grises que al verla brillaron más de lo normal.
– Que puedo decir, tengo más sentido común que cualquiera y sé mi presencia siempre hace bien– con sonrisa de orgullo.
No habian apartado la mirada, ambos sonreían evidentemente felices de verse, se morían por besarse, pero Alanna no le había contado nada a Mera y no sabía si él lo había hecho, así que debía esperar a tener un tiempo con ella para poder contarle.
– Saben que sigo aquí parada ¿verdad?– comento la chica que con una mano se cubría del sol que pegaba directo en su rostro.
Alanna agacho la cabeza y sonrió ligeramente para después acercarse a abrazar a su amiga.
– Te extrañe mucho– le dijo a su amiga que fingía estar molesta
– Pero evidentemente lo extrañabas más a él– dijo mirando de reojo a Emir que solamente sonrió, al igual que Alanna– ¡ALTO! ¿Que esta pasando aqui?, porque ninguno lo negó.– agregó con evidente sorpresa y sonrisa suspicaz.
– Oigan tenemos que irnos hace mucho calor, entren al carro– dijo Alanna tratando de evitar el tema.
– No me voy a subir, hasta que me expliquen porque tienen esas miradas complices– cruzó los brazos
– Porqué aparentemente estoy mal de la cabeza y por alguna razón quiero que esa gruñona me deje formar parte de su vida– dijo tan abruptamente Emir, que ambas chicas se quedaron pasmadas por varios segundos.
Alanna lo miraba completamente sorprendida, no esperaba que lo dijera así sin más, lo miró reclamando.
– ¡Ay no me veas de esa forma! no se iba a callar – dijo y comenzó a caminar al carro
– ¡Por fin, entraron en razón!– grito Mera con una enorme sonrisa en el rostro, tomó de la mano a su amiga– y le susurró – toma todo con calma, tienen mucho tiempo.Alanna asintió, aun estaba un poco desconcertada, pero feliz de que él no escondiera las cosas y tomará una buena actitud sin presionar.
Llegaron al edificio, entraron por la parte trasera, ya en el elevador Alanna comenzó a respirar más agitado, su corazón se aceleraba y pensaba que todo se iba a desbordar, pero justo antes de que se saliera de control, sintió la mano de Emir que tomó la suya y con el pulgar la acariciaba.
Mera fue la primera en entrar y evidentemente queria dejarlos solos, fingió que le urgida mucho sacar su ropa y acomodarla.
Emir se detuvo en la entrada, eso ocasionó que Alanna no entrara quedo justo fuera del departamento.
– ¿Estás segura que quieres hacer esto? – la miraba preocupado.
– Creo que tengo que hacerlo, no seré capaz de vencer el miedo, si solo imagino cómo hubiera sido si lo intentara.– dijo con determinación
– Me sorprende mucho tu fortaleza– le dijo y le dio un beso en la frente
Escuchar eso la hizo sentir mal, porque recordaba las marcas en sus brazos y abdomen.
“Eso no lo hace la gente fuerte”
Le sonrió y apretó su mano, ambos entraron, Alanna pudo notar que la quijada de Emir estaba tensa, con su otra mano comenzó a acariciarle el brazo.
– Alanna de verdad no entiendo, como vas a hacer esto, yo no puedo terminar de caminar este pasillo sin recordar las cosas que pasaron y como te encontré– cerró los ojos y respiro profundo.
– Yo tampoco estoy muy segura que sea una excelente idea pero… el lugar no es quien me daño, además ver el parque siempre me recuerda a ti y no quería un lugar donde no pudiera verlo.
Le dio un fugaz beso en los labios y después lo abrazó, la cabeza de Alanna encajaba perfecto en la curvatura que se hacía entre sus hombros y el cuello.
– No creo que me vaya a acostumbrar a esto o por lo menos no pronto– dijo Mera con mueca de desagrado que los miraba al final del pasillo.
Los chicos solamente rieron y se separaron, pero Emir no soltó la mano de Alanna, aparentemente no solo ella necesitaba fuerzas para superar lo que había pasado. Decidieron cenar antes de que Emir tuviera que irse, debieron pedir a domicilio porque Alanna obviamente no había hecho la despensa.
– Prometeme que me vas a llamar si algún día crees que ya no puedes más o si no puedes dormir por las noches– le dijo antes de marcharse y se dieron un tierno beso.
– Bueno, ahora si toma tu lugar en nuestra cama y cuentame ¿Como fue que dieron el paso?– Le dijo Mera quien ya estaba acostada, porque había entrado a la habitación para que ellos pudieran despedirse.
Cuando terminaron de hablar, ambas quedaron profundamente dormidas.
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Eventualmente
Roman pour AdolescentsLa ansiedad es un trastorno difícil de sobrellevar, nos vuelve irracionales y es aún más complicado cuando la persona desconoce que la padece. Durante la historia seguiremos a Alanna, una adolescente que deberá aprender que las amistades no son par...