“Bueno, no salio tan mal”
Regreso con sus amigos, pero ya no se sentía cómoda por estar allí.
“Obligarme a estar aquí no demostrara que soy fuerte, de hecho debo pensar en mi y lo mejor es irme” comenzó a tomar sus cosas y se despidió de su amigos.
Cuando estaba por llegar a su coche escucho una voz conocida.
– El hecho de haya decidido alejarme de ti, no significa que no me preocupe y no estoy cómodo con que te vayas sola– le dijo el chico de ojos grises que estaba recargado en la puerta del carro de ella.
Alanna quedó completamente inmóvil, era algo que no había previsto.
– Honestamente, entiendo de donde viene tu preocupación, pero si te estás ofreciendo a acompañarme, debo decirte que no estoy dispuesta aceptar eso, además no hay de qué preocuparse, estoy relativamente cerca de casa– dijo tajante.
– Alanna bebiste y yo no voy a permitir que manejes– le dijo molesto.
– Ja, tú también lo hiciste, ¿porque es diferente?.
– Porque yo no lo hice– replicó con sonrisa burlona– ¿Realmente crees que no te había visto antes?, sabía que tú estabas preparando tus bebidas, el encontrarnos allí en la cocina, no fue casualidad.
– ¿Y qué pretendias con eso?, no te había visto, lo hubieras dejado así y yo seguiría disfrutando de la fiesta.
Él evidentemente no esperaba esa respuesta, quedo confundido y no supo qué contestar, permaneció en silencio por unos segundos.
– Alanna, no quiero discutir, por favor permíteme llevarte a tu casa– le dijo con el tono más amable que le fue posible.
– Y dime ¿Cómo te iras a tu casa?, no solo tú te preocupas… por los demás– replicó ella.
– Cuando te deje, llamaré a Ramón (era su empleado, pero él prefiere llamarlos por su nombre).
Ella lo pensó por unos segundos y luego le lanzo las llaves, él no dijo nada, le dedicó una ligera sonrisa y entro al coche.
Ninguno habló durante el recorrido, ella se enfocó en mirar por la ventana. Cuando llegaron él apagó el coche y le entregó las llaves, ella salió del coche y se sentó en la cajuela.
– ¿Qué estás haciendo? entra ya a tu casa.– dijo el chico acercándose a donde ella estaba.
– No pienso entrar hasta que lleguen por ti– y lo miró de reojo
– Alanna no es necesario– replicó molesto
Ella sonrió con sutileza y volteo a verlo a los ojos.
– Intentas engañarme, pero te conozco, sé que no llamarías a Ramón a estas horas, para evitar molestarlo, así que…nadie va a venir por ti ¿verdad?
– A veces olvido que eres muy inteligente… entonces si ya lo sabías ¿por qué aceptaste?
– Porque no ibas a dejar de molestar hasta que aceptara, es gracioso que la gente diga que yo soy la necia, bueno y entonces ¿ahora que vamos a hacer?.
– ¿A qué te refieres?– agregó el chico confundido
– Yo no pienso entrar hasta que alguien venga por ti, y tu no piensas irte hasta que yo no entré… creo que tenemos un problema– respondió ella con una sonrisa suspicaz.
El chico pasó ambas manos por su cabello y se recargo en la puerta trasera del carro, dándole la espalda a ella, evidentemente estaba comenzando a estresarse.
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Eventualmente
Teen FictionLa ansiedad es un trastorno difícil de sobrellevar, nos vuelve irracionales y es aún más complicado cuando la persona desconoce que la padece. Durante la historia seguiremos a Alanna, una adolescente que deberá aprender que las amistades no son par...