Dos meses

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– Han pasado dos meses desde que...– hizo una pausa–  Bueno me da gusto que por fin hayas aceptado verme, ¿Cómo estas?– dijo Mera

– De puta madre, ¡excelente!–  dijo sarcásticamente el chico de los ojos gris que ya no brillaban.

– No es necesaria esa actitud, entiendo perfecto, yo solamente quiero que hables conmigo–  dijo y le acarició el brazo.

– Pues no sé que quieres escuchar, que estoy triste, pero sobre todo enojado, por todo esto que es una mierda.

– Creo que debes saber que su intención jamás fue quitarse la vida, todo fue un– no termino de hablar porque el chico la interrumpió.

– ¿ACCIDENTE?, ja, nadie termina accidentalmente con las muñecas como ella las tenía, es una completa estupidez.– dijo colérico y se levantó de la silla en la que estaba.

– No eso... sí lo hizo ella, pero eran cortes superficiales, el verdadero problema fue el golpe de su cabeza, que sucedió cuando se pegó con la orilla de la bañera, aparentemente cuando intentó levantarse del borde de la misma, para correr y curarse, se resbaló, porque recién había salido de bañar y todo estaba aún mojado.

– ¿Se supone que eso va hacer que la perdone? y acceda ir a verla, a ese lugar donde la tienen encerrada.– dijo intentando mostrar indiferencia, pero lo que escuchó, si le había ayudado a sentir alivio de que ella no había intentado suicidarse.

– No que la perdones, pero que intentes comprenderla y darle una oportunidad para explicarte–  la chica aún mantenía un tono amable.

– ¿Cómo la oportunidad que ella me dio?... ¡ah no!, espera, ella no me la dio, solo asumió lo peor.

– Bueno ya veo que todo esto aún te cuesta trabajo, ella saldrá del hospital en una semana, si quieres verla estará en casa de sus padres.

– Gracias por la información pero no la necesito – estaba por irse pero se giró nuevamente hacia la chica– Sé que la vas a ver, dile que me alegro de que este bien, pero que no quiero que me busque, es lo único que le pido y espero que lo respete–  y se marchó

*DOS MESES ANTES*

Alanna despertó completamente confundida, y miró alrededor para descubrir que nuevamente está en un hospital. Sus padres estaban allí y también Lindy, al verla Alanna sintio una rafaga de desprecio y comenzó a gritar que la sacaran, que no quería verla, la chica accedió a retirarse entre lágrimas.

Estuvo en observación tres días en el hospital, porque al ser un golpe en la cabeza tenían que asegurarse que no hubiera repercusiones. Después los padres de Alanna tomaron la decisión de internarla en un centro psiquiátrico, eso por recomendación de los doctores.

– Creo que no están entendiendo, yo no quería matarme, todo fue un accidente, me caí y me golpee la cabeza… de verdad esto no es necesario– decía Alanna a sus padres con lágrimas en los ojos.

– Nana, esto no es por siempre, será un periodo corto, aunque también depende de tu cooperación–  dijo su padre que  la miraba con pesar

– Cariño, vimos las marcas de tus brazos y también las de tu abdomen– dijo su madre a quien se le cortó la voz... respiro y continuó– Es evidente que hay cosas que debes sanar, será difícil pero eventualmente lo vas a lograr.

Alanna no pudo decir nada, solamente lloró, al verse expuesta ante sus padres y haberlos decepcionado de esa forma, nadie quiere descubrir que su hija es tan débil,  que no tiene control sobre ella misma.

Las primeras semanas en el Centro, fueron complicadas, porque tuvo que habituarse  a los medicamentos que estaba recibiendo, para combatir la ansiedad, que por lo que entendió, era la que estaba generando que no pudiera controlarse, ya que ante situaciones con información incompleta, lo que ella hacía era imaginar escenarios fatalistas/negativos, donde siempre había un peligro y eso hacía que su cerebro activará las reacciones que surgen ante las cosas que son un riesgo para nosotros.

– ¿Porque cuando sucedió el ataque, no me resulto dificil salir adelante?–  preguntó Alanna confundida.

– Porque lo que sucedió fue real y tenías toda la información, además eso llegó a una solución, entonces no tuviste que crear historias en tu cabeza sobre que iba a pasar–  le dijo la doctora–  Alanna, regularmente sufrimos por lo que imaginamos, no por lo que vivimos, tú tienes capacidad para salir adelante y dar solución a los problemas, siempre y cuando... tengas la idea general de lo que estas enfrentando.

– Pero no siempre tengo la información–  dijo con voz tenue y mirada fija en el suelo, porque recordó lo que había pasado con Lindy y Emir.

– Por eso siempre debes de preguntar, por  minima que sea tu duda, intenta resolverla–  hizo una pausa, la miró directamente y continuó– En ocasiones todo sucederá  tan rápido que quizá no puedas solucionar, intenta respirar y deja que fluyan tus ideas, pero… jamás des por un hecho que son la verdad. Conforme pase tu tiempo aquí, aprenderas un poco a como hacerlo, pero quien te ayudara sera otra persona.

– ¿Sera posible que el proximo dia de visitas puedan llamar a Lindy?.– agregó un poco avergonzada, porque sabía que su amiga había estado intentando verla desde hace varios días, pero Alanna se había negado.

– Sí y seguramente ella estará aquí a primera hora–  dijo la doctora con una sonrisa.

Llegar a esa conversación con la doctora le llevó varios días porque al principio Alanna se negaba a hablar, estaba molesta porque le parecía una acción completamente exagerada estar encerrada allí.

Un dia la doctora le dijo que mientras no llegaran al fondo de las cosas, su estancia allí sería más prolongada, porque no podían arriesgarse a dejarla ir, quizá esta vez su intención no era quitarse la vida pero nada les aseguraba que con el tiempo ya no se conformaría con ligeros cortes, los cuales tampoco deberían ser una solución para reducir su ansiedad, fue en ese momento que comenzó a hablar.

Eventualmente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora