Septiembre 30, 2014.
Este es, sin duda, el peor día de mi vida.
Cinco años no han cerrado la herida, no han llenado el vacío.
No sabría cómo describir este dolor, es muy diferente, no se compara con nada físico, ni siquiera con el mismo dolor de pecho. Es como si tomaran tu corazón y lo metieran en una prensa, lo aplastaran hasta que doliera y después clavaran agujas, muchas, con lentitud.
Llorar hasta que me quedaba sin aire no solucionaba nada, el nudo en el estómago no se aligeraba, solo se hacía más grande.
En estos días las tres nos levantábamos temprano, no sé si por lo mismo, pero lo hacíamos. Así que aquí estábamos, las tres, a las cinco de la mañana, saliendo de nuestras habitaciones.
La irritación en los ojos de Mad era evidente, pero ella se esforzaba en fingir que eran por las horas de sueño. Mamá estaba en la cocina, desahogándose como solía hacerlo: cocinando.
Me detuve a ver esa foto colgada en la pared, la última foto formal que se hizo. La toga y el birrete violeta brillan al igual que sus ojos, su sonrisa es radiante, como siempre lo fue, Mad la tenía igual.
Mad estaba sentada en el sillón, con la mirada perdida y me permití verla. A medida que crecía, era más parecida a él, incluso su voz era la versión femenina de la suya. Si él estuviera aquí, estaría asombrado de tanto parecido.
Decido acercarme y sentarme a su lado, en silencio.
—Lo vi.
Su voz sale tan baja que es casi inaudible.
>>Estaba tan hermoso, tan resplandeciente... Parecía feliz.
Siempre tenía esos sueños.
>>Le pedí que volviera o que me llevara con él—la primera lágrima cae—, pero se fue... Volvió a irse.
No puedo emitir palabra alguna.
>>Debí ser yo—susurró, aún más bajo.
No sé si quería que lo escuchara o no, pero no me explica, solo deja salir el mar salado y algunos sollozos. No puedo hacer otra cosa que unirme a ella.
Existen muchas personas malas, muchos padres irresponsables y gente llena de maldad... Todos están vivos ¿Por qué mi papá no? Él era bueno, aún con quienes no lo merecían.
Supongo que él era demasiado para esta tierra y por eso nos lo arrebataron.
Pero no deja de doler. Duele igual que cuando nos dieron la noticia, duele igual que cuando lo vi en ese ataúd, inmóvil... Duele.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero mamá llegó al comedor con una bandeja, sin voltear a mirarnos.
—El desayuno está listo.
Siempre era así, se mostraba fría, sin emociones, apenas nos hablaba.
Madison fue la primera en ir y sentarse, así que la seguí. El desayuno se veía elaborado, pero lo que menos quería ahora era comer, mi estómago se había cerrado por completo.
Mamá estaba concentrada en su plato, si quiera alzaba la vista. Madison la revolvía en el plato, no había dado el primer bocado.
No sé por qué nos esforzábamos tanto, al final todo se iba al barranco.
—¿No piensan comer? —Emma tira sus cubiertos con brusquedad y nos enfrenta—Hacer esto no va a servir de nada, no va a traerlo de vuelta.
Y ahí se va, por el barranco.
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Amelie|Completa.
Non-Fiction"Sabía que el "Por ahora" solo era un preaviso de que tarde o temprano todo estallaría, pero me prometí vivir cada momento, prometí disfrutarlo al máximo y eso incluye este instante, porque cada segundo cuenta". Ser ordinaria nunca me ha molestado...