Febrero 1, 2014.
—¡Levántate!
—¡Ah! —mis manos cobran vida y golpean el rostro de mi hermana.
—¡Oye! ¡Mamá, Amelie me golpeó por despertarla!
Y esa es mi señal para despertarme.
—Amelie...
—Ella me gritó en el oído ¡Y estaba dormida!
—Madison...
—¡Es que ella no se despertaba!
—¡No es cierto!
—¡Que sí!
—¡Basta! —su entrecejo fruncido cambia por una sonrisa en cuestión de segundos—Son las siete de la mañana, hora de paz, desayuno y nuevos comienzos, así que no lo arruinen, por favor.
—Como digas—resoplo antes de levantarme para ir al baño.
—Amelie, no tardes, recuerda que tenemos cita médica.
—Lo sé—trato de sonar despreocupada, pero estoy muy asustada; hoy sabré si puedo ser operada o no.
—Todo saldrá bien, ya verán—Madison intenta alentarnos, pero los nervios no nos permiten ser positivas.
—De acuerdo... Amelie, prepárate, tenemos que irnos—sin decir más, da la vuelta y sale de la habitación.
—Todo va a estar bien ¿Verdad, Amelie? —sus ojos me piden a gritos que le diga que sí, pero no puedo mentirle, no puedo darle falsas esperanzas.
—Ve a desayunar Mad, te alcanzo en un rato—le doy un beso en la frente antes de entrar al baño.
No me juzguen, no soy cruel, mucho menos egoísta, solo le ahorro el dolor y la decepción que se siente cuando no pasa lo que esperas. La esperanza es buena hasta un momento, pero como todo en la vida, tiene un límite. En ocasiones hay que poner los pies en la tierra y saber que ya no hay nada que hacer, que por más que cerremos los ojos y pidamos un milagro, se resume en eso, pedir un milagro, algo que no pasa siempre. Estoy a minutos de saber si podré vivir una vida un poco más normal o no, si podré volver a empezar, sin todos esos medicamentos e inyecciones, sin limitarme a correr cuando lo necesite, a saltar hasta perder el aire, a bailar, a disfrutar sin miedo a que mi corazón se detenga en cualquier momento, o simplemente tendré que seguir limitándome a solo respirar.
El agua corre por mi cuerpo y me permito soltar unas cuantas lágrimas, dejándolas ir con el chorro que enjuaga mi cara.
—Tranquila Amelie, no te adelantes al futuro.
Y con eso pauso todos mis pensamientos negativos... Los pauso, no los cambio.
[...]
Estamos esperando escuchar mi nombre, preparando nuestras mentes para una noticia que cambiará nuestras vidas, para bien o para mal.
—Mamá.
—¿Sí? —ella posa sus ojos preocupados en mí.
—Si la respuesta es no, quiero que se lo digas a Madison.
—Pero...
—Mamá, por favor.
Suspira antes de contestar—Está bien.
—¡Amelie Sanders! —esa es nuestra señal para entrar al consultorio, pero no quiero hacerlo, quiero huir y esconderme, donde nadie me encuentre.
—Amelie, vamos—mamá me tiende su mano y la tomo, no puedo huir de mi destino.
Entramos al consultorio y nos sentamos, en silencio.
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Amelie|Completa.
No Ficción"Sabía que el "Por ahora" solo era un preaviso de que tarde o temprano todo estallaría, pero me prometí vivir cada momento, prometí disfrutarlo al máximo y eso incluye este instante, porque cada segundo cuenta". Ser ordinaria nunca me ha molestado...