XXXI|Sin Piedad.

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Mayo 1, 2015.

Ser el centro de atención en un hospital no es bueno, nunca es buena señal.

No lo fue conmigo, no lo fue con papá, no lo fue con Mad cuando casi se nos va.

—¿Dónde está Mad? —le pregunto a mamá, quien está sentada a mi lado.

—Está en casa.

—¡¿Sola?!

—Tiene catorce años, Amelie, deja de tratarla como una niña de cinco—resopla—. Está muy nerviosa, siempre quiere venir.

—¿Por qué no la traes?

—Sabes que no puedo, es contra las reglas.

Alzo una ceja sin quitar mis ojos de ella. A la hora de visitas esto está lleno de niños, las reglas aquí no existen.

—¿Crees que alguien aquí sigue las reglas?

—No la traeré, no insistas.

—Bien—ruedo mis ojos.

—Veo que has resistido un día más—Diana, una de las enfermeras, se acerca a mi camilla con sus cientos de medicamentos y utensilios.

Y pensar que yo estaré así dentro de unos años.

—Estoy dando mi mayor esfuerzo—sonrío, pero por dentro estoy temblando. Sé que es cuestión de tiempo.

—Te aconsejo que vayas pensando otra manera de convencerlos—se acerca más a mí y susurra—, quieren interrumpirlo hoy.

—No pueden hacerlo si yo no se los permito—espeto.

Diana posa su mirada en mamá y luego en mí... Luego en mamá de nuevo.

No.

¿Mamá?

—Cariño—

—¿Qué hiciste? —pregunto, empezando a sentir mi corazón desbocado.

—No puedo perderte, Am, lo siento.

—¡¿Qué hiciste?!

Los doctores empezaron a acercarse, acrecentando mi pánico.

—¿Lista?

—No pueden hacer esto, no tienen mi permiso—me incorporo en la cama.

—Tenemos la autorización de tu madre.

—¡Yo ya soy mayor de edad!

—Pero eres incapaz de tomar esta decisión—responde mi progenitora.

—Yo ya elegí, dije que esperaría hasta que el bebé estuviera a salvo—sollozo—. No van a hacerlo.

—Pero ya está a salvo.

—¡No es cierto! Ustedes mismos dijeron que sus pulmones no estaban lo suficientemente maduros hace unos días. No lo harán.

—Lo siento, cariño, pero tu madre eligió tu vida.

—¡Yo no!

¿En qué momento le di play a esta película de terror?

[...]

—Bien, cariño, necesito que te pongas en posición fetal y no te muevas.

Estoy segura de que esta es la imagen más patética que tendré de mí por mucho tiempo. Yo en posición fetal, llorando como estúpida, demacrada, ojerosa y despeinada. Derrotada.

Amelie|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora