No sabía cómo decírselo, no podía simplemente pararse delante de él y decirle «Hey Aaron, ¿Adivina que? Eres un elegido ¿Te gustaría ir conmigo a sabrán los dioses donde?». De eso estaba muy consciente, sería raro e incomodo.
No sabía qué hacer, Aileen era la qué le había dicho ella, y ella sólo aceptó porque tendría más chances de encontrarlos a "ellos" que sí simplemente se quedaba en Trevelin. En cambio Aaron no tenía una razón para irse de allí.
Itziar se llevó la manzana que tenía en su mano a la boca para darle un mordisco y seguir hundiéndose en sus pensamientos y problemas en la soledad de su asiento. Pero una persona interrumpió sus intenciones al acercarse a ella y tocarle el hombro captando su atención. La chica alzó la mirada encontrándose con la última persona que quería ver en ése momento.
-Hola Aaron -Lo saludó Itziar con una sonrisa débil.
-¿Te sientes bien? Te noto un poco decaída desde la carrera-
-Sí, perfectamente, solo un poco cansada -
-¿Segura?- Cuestionó.
-Sí, nada importante- Respondió con voz baja.
El elfo la miró con una expresión preocupada y se sentó a su lado en el suelo. Abrió la boca un par de veces, como si quisiera decir algo, pero la volvió a cerrar mientras pensaba en una pregunta adecuada.
-¿Cómo son? - Preguntó finalmente el rubio desviando su mirada a los ojos de la chica.
-¿Qué cosa? -
-Tus amigas, de las que me hablaste hace tiempo. -
-Son agradables, no pasé mucho tiempo con ellas pero se veía que eran buenas, Sagitario usaba un arco precioso y creo que podía crear hielo. Nunca la vi hacerlo, pero creo que si puede. - Dijo Itziar con un brillo especial en los ojos.
El elfo río suavemente, pero se tensó al instante al oír el llamado del rey.
-Lo siento Itziar, me tengo que ir, al parecer no eres la única persona que decidió merodear por el bosque en esta semana.-Se excusó Aaron
-Espera, voy contigo. -Le respondió la adolescente al tiempo que se levantaba del suelo y sacudía un poco su vestido. -
Ambos corrieron a la casa principal, con una clara desventaja por parte de la menor, y al llegar allí tocaron la puerta para pasar dentro.
Itziar sintió el aire desaparecer de sus pulmones al ver la imagen frente a sus ojos. Seis adolescentes parados frente al rey pero de espaldas a ella, se dieron vuelta al oír el sonido de la puerta cerrarse, mostrando sus rostros.
De repente el suelo pareció un buen lugar donde apoyarse y desde donde pudo ver a sus dos amigas. Aileen y Sagitario se encontraban allí, paradas frente a ella junto a Ice. Las lágrimas llenaron los ojos de la rubia quien intentó acercarse a Itziar, pero siendo detenida por los guardias que la custodiaban.
La chica de pelo castaño claro se levantó del suelo con ayuda de su amigo rubio y se acercó a Aileen lentamente como si temiera que al mínimo movimiento esta fuera a desaparecer. Cuando estuvo a unos pocos centímetros de ella se lanzó a sus brazos mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, no tenía que ocultarla más, no necesitaba mostrarse fuerte, y en ese momento lloró en silencio como lo que era, una pequeña niña dañada.
Aileen la abrazo con fuerza y sintió los brazos de Sagitario unirse al abrazo. La había encontrado y se sentía bien, muy bien. Todos los presentes observaban la escena sin entender muy bien que era lo que sucedía, excepto Leonoro, el cual jugaba con una piedra sin inmutarse con su alrededor.
Cuando las chicas rompieron el abrazo Aileen secó suavemente las lágrimas de las mejillas de Itziar y dejó un tierno beso en su frente. El rey esperó a que las amigas terminarán de reunirse para preguntar a Itziar si conocía a los individuos. Luego de recibir una respuesta afirmativa de parte de Itziar (a pesar de que no tenía idea de quiénes eran la mitad de los adolescentes) todos los adolescentes obtuvieron su libertad, pero debían de irse del Bosque Blanco en menos de una semana.
Aileen, Sagitario e Itziar se sentaron en la rama de uno de los arboles gigantes mientras la rubia le contaba a la menor que habían estado haciendo esos días y quienes eran los demás elegidos.
Itziar quería gritarle, llorar, demostrar lo enfadada que se sentía con el echo de que su amiga había tenido el tiempo de encontrar y convencer a los últimos cuatro elegidos mientras ella podría haber estado todo ese tiempo en una jaula, mientras su amiga se divertía. E igualmente no podía evitar sentirse egoísta por sus pensamientos, porque sabía que a pesar de todo ella también había estado bailando mientras Aileen se preocupaba por ella y su paradero. Y a pesar de todos esos pensamientos y sentimientos en su cabeza, hizo algo siempre le saldría bien, sonrió y fingió que no estaba enfadada, simplemente para no preocupar ni hacer sentir aún peor a Aileen.
La noche llegó al bosque e Itziar junto a los demás elegidos se encontraba cenando cuando notó algo. Se levantó de su lugar y camino a la habitación que le habían asignado para subirse al techo y encontrarse con Aaron sentado allí, completamente sólo.
—¿Que hacés aquí? —Preguntó la chica de cabellos castaños mientras se sentaba a un lado del elfo.
—Necesitaba estar solo—
—¿Te molesta algo? —Insistió la chica mirándolo.
El rubio se mantuvo en silencio e Itziar se levantó para irse cuando la voz de su amigo la detuvo.
—¿Te irás? —Cuestionó Aaron y al notar la mirada extrañada de su amiga aclaró — Ahora que tus amigas están aquí, ¿Te irás con ellas? —
—Sí —Afirmó, y sin saberlo, el que no hubiera dudado lastimó un poco el corazón del elfo.
—Te extrañaré —
—Ven conmigo —
—No puedo—
—Sí puedes, y tienes —Afirmó nuevamente la chica — no te lo dije antes, pero mis amigas y yo somos elegidas, a pesar de que no sabemos para qué. Apenas te vi correr algo me dijo que tu también eres un elegido —
—¿Que es lo que conecta a los elegidos? — Preguntó Aaron con aparente tranquilidad.
—Tenemos dones especiales—
—¿Crees que yo tengo alguno?—
—Eres rápido, muy rápido, más rápido que una flecha—
—Me encantaría ir contigo en ese caso— Dijo el elfo con una sonrisa tierna.
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En busca del último dragón (Libro 1)
FantasíaSomos los guerreros heridos, que decidimos renacer de entre las cenizas que los demás han dejado. Hemos de encontrar al que por avaricia y envidia ha sido atrapado. «~ Ellos te dirán que te rindas, que no lo vales; pero tú te pararás y les mostrara...