Capítulo 32

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El pasillo acababa frente a una puerta de madera con flores pintadas sobre ella. La pequeña niña rubia se paró frente a la puerta pacientemente hasta que Aileen la alcanzó y con el corazón acelerado decidió traspasar aquel umbral.

La habitación que se hallaba frente a sus ojos era igual a como la recordaba. El estante de libros se encontraba allí, al igual que aquél viejo escritorio en el que reposaban un par de plumas y un diario que solo estaba completo hasta la mitad.

Y a pesar de lo que Aileen hubiera creído el lugar se encontraba totalmente limpio y un florero se hallaba sobre el escritorio conteniendo las mismas radiantes flores azules que estaban pintadas en la puerta.

Aileen tomó el diario de cuero entre sus manos y lo abrió en una de las primeras paginas mientras se sentaba en la cama que reinaba el lugar.

1 de Enero.

Hoy tuve un sueño extraño, me encontraba en una gran sala de mármol negro y cada pared tenía decoraciones doradas. Yo estaba sentada en una silla hecha de oro que se asimilaba a un trono y a mi alrededor habían mas personas. No recuerdo los rostros de esa gente pero cada uno estaba usando un anillo que se conectaba a una pulsera en sus muñecas derechas. Tengo muchas dudas.

Aileen sonrió para si misma mientras se dejaba recostar en el colchón cerrando sus ojos levemente.

—No es un mal lugar para vivir— Dijeron dos voces, una femenina y una masculina, al mismo tiempo.

Aileen, alertada por las voces repentinas, comenzó a mirar a su alrededor en busca de alguien a quien no logro hallar.

—No te canses buscándome querida, no tiene punto alguno— Se burlaron las voces.

—¿Quiénes son ustedes?—Demando saber la chica de pelo rubio y de forma rápida la voz respondió.

—Soy solo uno princesa, no hay razón ni necesidad para ponerme en plural... — Respondieron las voces nuevamente y al no recibir una respuesta el, o ella, prosiguió —ya hemos tenido el placer de conocernos ¿Lo recuerdas? En el bosque de las hadas—

Aileen intentó hacer uso de su memoria pero su cabeza dolía y sus recuerdos estaban borrosos.

— ¿Nada? Que lástima, pero como soy amable te refrescaré la memoria, puedes llamarme Nightmare— Habló la voz de hombre esa vez por lo que Aileen decidió calificarlo como tal.

Una mano pequeña tocó la rodilla de Aileen  logrando que ella se levantara bruscamente de la cama, dos pequeños ojos la miraban desde el abajo con una expresión preocupada. La adolescente levantó a la niña en brazos y abrió la puerta de la habitación, la cual no recordaba haber cerrado anteriormente.

—Es tonto creer que puedes escapar princesita— Dijo la voz del hombre mandando un escalofrío por la espalda su espalda.

Lo que anteriormente era un largo pasillo blanco ahora era una larga escalera de espiral que iba únicamente para abajo. Sin pensarlo Aileen comenzó a descender mientras se aseguraba de no soltar a la pequeña. El hombre volvió a hablar cuando los pies de Aileen tocaban ya el suelo de piedra nuevamente.

—Creo que este lugar es conocido para ti querida—La voz comenzó a retumbar en las paredes de piedra mientras Aileen corría.

Su reflejo al pasar frente a un espejo la hizo detenerse, mirándola de vuelta había un hombre un poco más alto que ella de cabello negro que la miraba con burla.

—Es un gran lugar para una niña tan pequeña— Hablo el hombre del espejo cuando ella echaba a correr nuevamente .

Aileen escapaba de aquel hombre como podía, bajando escaleras, cruzando puertas y corriendo por largos pasillos mientras la pequeña niña se sostenía del cuello de la adolescente con mucha fuerza, no le agradaba el hombre que vestía de rojo.

***

—¡Detente!— Gritó Aileen mientras cerraba una puerta detrás de si misma. Para ese momento ambas chicas rubias habían estado escapando por lo que parecía que habían sido días, ambas estaban exhaustas y verdaderamente estresadas por lo que estaba sucediendo.

De momentos lograban perder al hombre y se podían relajar hasta que el las encontraba otra vez y creaban un juego eterno del gato y el ratón, lo cual estaba destruyendo mental y físicamente a Aileen de forma lenta y constante.

La pequeña niña se bajó de los brazos de su acompañante y corrió al final de la sala donde estaban. En cuanto Aileen recuperó el aire que había perdido se detuvo a apreciar el lugar.

Grandes ventanales permitían el paso de luz en el lugar, columnas de piedra decoraban todo el salón, y al final del lugar, por donde la niña había corrido antes un trono de oro se hallaba imponente con dos tronos mas pequeños a cada lado. Uno se encontraba perfectamente limpio, como si estuviera esperando que alguien se sentase sobre el, el otro estaba cubierto con una tela negra y el mas grande estaba siendo ocupado por la niña que estaba saltando sobre el. 

Aileen volvió a tomar a la niña en brazos y a girar con ella por todo el lugar como si estuvieran bailando. Pero entonces la sala tembló y la puerta se abrió otra vez. Al otro lado se hallaba un salón decorado para una fiesta, con mesas repletas de dulces y repleto personas sonrientes. Aileen se dirigió a la puerta y puso a la niña en el suelo.

—Voy a decirte algo, así que debes escucharme muy bien.— Le dijo a la pequeña— El mundo es inmenso y puede que desees explorarlo, pero debes tener paciencia porque habrá gente que te lo impedirá — Aileen tomó un poco de aire antes de seguir— Tienes algo que muchos de ellos no tienen y sin importar lo que digan nunca debes permitir que te lo arrebaten, debes ser fuerte, ellos te dirán que no vales nada pero tú les demostraras lo contrario, hay un fuego que solo arde en ti Aileen —

La adolescente se paró mientras miraba a la versión mas joven de ella misma con melancolía y se despidió diciendo — Feliz Cumpleaños...— 

Y luego de que la niña desapareciera en su fiesta Aileen se vio rodeada por una luz blanca antes de desvanecerse de aquél lugar.   

En busca del último dragón (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora