Capítulo 25: Elección De La Luna

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Itziar y Aaron bajaron al lugar donde los elegidos estaban cenando para sentarse con ellos y hacer las presentaciones.

-Chicos el es Aaron... - Dijo Itziar, y esperó a que todos se presentarán para continuar -... Y es el octavo elegido-

La reacción de los presentes fue instantánea; Aileen casi se cae de la silla, Sagitario escupió todo el agua que estaba tomando e incluso Leonoro abrió con sorpresa los ojos, pero sólo por unos pocos segundos porque pronto estaba siendo indiferente de nuevo.

Aaron miraba a Itziar con una sonrisa burlona, la chica definitivamente no se iba por las ramas al momento de decir algo importante.

-¿Estas segura de eso Itziar? - Cuestionó Aileen al recuperarse del pequeño shock.

-Total y completamente segura - Afirmó la chica de cabello castaño.

-Sólo hay una forma de comprobarlo. -Dijo Aileen levantándose de su asiento y acercándose a Aaron -¿Vendrás con nosotros? - Extendió su mano a Aaron.

-Sí - Respondió el mientras estrechaba la mano de la rubia.

La muñeca de Aaron se iluminó y una pulsera-anillo apareció en ella. Pero la atención de todos se distanció de la muñeca del rubio cuando un trueno se escuchó en el cielo y la luna pareció titilar.

Segundos después la luz del astro de la noche se hizo más fuerte, iluminando a los elegidos con sus rayos. Los ocho adolescentes comenzaron a levitar en el aire mientras una luz los envolvía, haciendo imposible que la vista de alguno de los elfos viera más allá de una esfera de luz.

El rey tomó la mano de su esposa sabiendo que era lo que ocurría, a pesar de haber intentado evitar eso toda su vida no se puede burlar al destino.

La luna se volvió roja durante unos instantes y la esfera de luz se desvaneció en el aire, enviando una onda de energía a través de todo el mundo.

Y cuando los elfos pudieron observar otra vez ninguno de los elegidos se encontraban ya en aquel lugar.

***

-¿Chicos, están ahí?- Oyó Aileen la voz de Boreal en la inmensa oscuridad que la rodeaba.

Intentó responderle a la pelirroja, pero las palabras no salían de su boca. Sentía que se encontraba flotando en un extenso vacío oscuro, no podía ver ni mover nada por lo cual solo estaba allí, existiendo.

De la nada una pequeña luz iluminó la oscuridad, como una lejana estrella en la soledad. Seguida de esa luz se iluminó la esmeralda de su pulsera-anillo, y luego una luz violeta, luego una turquesa, y así siguieron iluminandose las pulseras-anillo de los elegidos en orden. Rojo para Ice, arcoiris para Leonoro, rosa claro para Boreal, amarillo para Aren y azul para Aaron. Cada que nacía una de las luces una pequeña nota musical se oía a la lejanía.

Aileen pudo sentir como volvía a tener movilidad en su cuerpo; por lo que bajó sus piernas que seguían flotando en el aire y sintió como sus pies descalzos se apoyaban sobre una superficie extraña. Extraña porque no se sentía, verdaderamente era como estar parada en el aire, sólo que donde se apoyaron sus pies se formaron unas pequeñas ondas como cuando alguien tira algo al agua.

Caminó lentamente a la primera luz que apareció la cual era plateada. Los otros elegidos también se acercaron a la luz, descubriendo que provenía de una pequeña flama de fuego, ardiendo solitaria con su calor tan frío. Aileen acercó su mano a la flama plateada y la tomó entre sus dedos; era tibia e inofensiva.

Una voz se comenzó a oír en el lugar, una suave voz de mujer que tarareaba una profecía.

La avaricia y la envidia,
que crueles serán,
al último dragón
deberán liberar.
La Esmeralda, valentía puede representar,
amatista, amistad, juntas siempre iran;
la apatita, inocencia y creación
Y el zafiro para el de puro corazón.
Cuarzo rosa y rubi, plantas y destrucción,
Ópalo para el sol, fluorita es sin ver;
Ocho son los elegidos para salvar
Al último dragón.

-¿Quién eres? - Preguntó Aileen al aire.

-Soy aquella que brilla sin luz propia, la ladrona de la luz agena- Respondió la suave voz en un susurro.

-¿Brilla sin luz propia? - fue el turno de Ice de preguntar.

-La Luna, es la luna-Dijo Boreal.

-¿Que esperas de nosotros? -Cuestionó Aileen.

-¿Yo? No espero nada de nadie, pero hay otras personas que si esperan algo de ustedes, y no es algo simple. -

-Tu nos deberías ayudar ¿no? - Preguntó, nuevamente, Boreal.

-Déjenme qué les explico - Dijo la voz, y seguidamente el lugar cambió. El negro fue sustituido por un bellísimo paisaje; el césped era verde y estaba rodeado por diversos árboles, además que en el horizonte se veía una montaña nevada. Pero lo increíble todavía no había ocurrido.

De la punta de la montaña salió un dragón inmenso, logrando las exclamaciones y gritos ahogados de parte de los elegidos. Sus escamas eran de color rojo fuego y brillaban con la luz del sol. Sin duda era una criatura magnífica.

-Bienvenidos a la tierra de los dragones, en la cual, como indica su nombre, viven todos los dragones. -

-¿Dónde es éste lugar?-Preguntó Ice mientras seguía dando vueltas sobre su eje como si deseara captar la mayor cantidad de detalles posibles.

-No donde querida, la pregunta correcta es "cuándo"-Respondió la voz incorporea -Hace cientos de años está parte de la tierra era habitada únicamente por los dragónes y animales. El ambiente era bueno y la paz reinaba. Los dragones vivían en armonía entre ellos a pesar de las diferencias que existían entre sus razas, los de escamas rojas nunca se llevaron bien con los de escamas azules, pero no se atacaban entre ellos;

«Hasta que un día llegaron los humanos, durante un tiempo compartieron el territorio con los dragones, pero la avaricia se hizo presente - El paisaje bello fue sustituido por caos y destrucción, la montaña se transformó en un inmenso volcán y el suelo dejó de ser fértil. Sólo Leonoro, Boreal y Aren reconocieron el lugar, era Flame, la cuarta nación.

La luna siguió hablando mientras el lugar hacía un nuevo cambio.

«Todo parecía perdido, los hombres habían cazado a los dragones para obtener sus escamas y riquezas y aparentemente no quedaba ninguno en pie. Y esa era la realidad, porque no había un dragón en pie, si no un simple huevo- Entre todo el caos una persona que llevaba una capa encima tomó un huevo grande y de color azulado y salió de aquel lugar - El cuidar un huevo de dragón no fue fácil para el guardián, pero sin embargo logró que la criatura naciera y creciera, sobreviviendo por sus propios medios. -

-¿Y qué le pasó? -Preguntó Itziar a la voz.

- El dragón creció, pero fue atrapado por un mago, tal vez hallan oído su nombre, Nigthmare. -Respondió la luna, y los elegidos, excepto Aaron que no había oído la historia, soltaron una pequeña exclamación de sorpresa y miedo.

-¿Pará qué querría un mago un dragón? -Fue el turno de Aaron para preguntar.

-Pues...

En busca del último dragón (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora