-Pues... Lo que los humanos nunca pensaron fue que en lugar de exterminar a los dragones podrían haber usado su poder, y eso fue exactamente lo que hizo este mago - La voz soltó un suspiro y prosiguió - Intenta usar el poder del dragón para potenciar el suyo propio. -
-¿Y que se supone que hagamos nosotros? -Cuestionó Aileen deseando profundamente el no escuchar la respuesta que estaba esperando.
-Deben detenerlo-
-¿Porqué nosotros? Somos adolescentes y estoy seguro que hay personas el doble de capacitadas para esto, que saben manejar armas- Refutó Aren, quien apenas y había hablado hasta ese entonces.
-Porque somos geniales querido, ¿No es obvio? -dijo Leonoro, quien si bien no quería morir a manos de una mago tampoco se encontraba dispuesto a admitir personalmente que había gente más capacitada que el para hacer ciertas cosas.
La voz rió suavemente y continuó con su hablar. -Cada uno de ustedes puede hacer algo que otras personas no pueden, han nacido con una misión única y específica, es un destino del cual no pueden huir, porque está escrito en piedra-
El lugar se tornó nuevamente negro mientras la luna les brindaba unas palabras de despedida y todos caían en la inconsciencia.
***
La cabeza de Aileen punzaba y todo su cuerpo dolía, mientras que intentaba que sus ojos se acostumbrarse a la luz. Prontamente un intenso calor recorrió sus extremidades, logrando que abriera los ojos finalmente.
Se levantó del suelo y vio que a su alrededor caía lo que parecía nieve, pero por su color descubrió que no era así, lo que caía a sus lados eran cenizas; se giró encontrándose con un volcán en la lejanía y sus compañeros tirados en el suelo despertandose.
-¿Terminamos de aparecer de un lugar a otro? Porque si sigo así me despeinare -
-Lo dices como si estuvieras peinado Leonoro -
- Ja Ja muy graciosa copito de nieve -
-¿Podrían no pelear, por favor? - Pidió Aaron poniéndose entre Sagitario y Leonoro.
- Lo lamento, no sabía que al niño bonito le molestaba que subiera el tono de mi voz - Replicó Leonoro con sarcasmo y burla desbordando de sus palabras.
-¡Hey! Con el no te metas chico gato- Itziar salió en la defensa de Aaron mientras empujaba a Leonoro al que apenas movió.
Pero el pequeño empujón llegó hasta Aren quien se unió a la discusión y por consiguiente fue seguido por Boreal e Ice, la última tratando de parar la pelea.
Aileen hizo oídos sordos a la discusión y se centró en el lugar sobre el que estaba parada; definitivamente era la nación de Flame, bastante al centro si se tenía en cuenta el volcán, lo cual significaba que no habría ninguna persona muy cerca de allí pues las altas temperaturas y la tierra seca no permitían que el lugar fuera habitado.
Mientras la pelea seguía el incansable humo rojo salía de entre las resquebrajaduras de la tierra seca del suelo y arremolinaba alrededor de los pies de los elegidos.
-¡Paren de pelear de una vez! -Grito Aileen logrando que todos hicieran silencio.
El humo se irguió tomando un forma indefinida pero que se parecía un poco a un hombre con una túnica.
-Pobres ilusos - Comenzó a hablar el humo con una voz profunda, como si una pared los separara.
Inmediatamente todos se tensaron y se giraron a la voz.
- Han depositado confianza en una adolescente igual a ustedes, y ¿Para qué? ¿Que es lo que ha echo ella por ustedes? Nada, una mentirosa que les ha dicho que son especiales y ustedes han seguido como idiotas, ahora díganme ¿Qué es lo que tiene ella de especial? -
Todos se miraron los unos a los otros sin entender de qué hablaba la figura que luego se desvaneció en el aire sin dejar rastro.
Tras unos segundos de silencio Aileen se agachó a recojer algo del suelo para luego hablar.
-Creo que la luna nos ha dejado un regalo- Todos los elegidos voltearon a ver a la rubia que sostenía un collar con un dije blanco entre sus manos que flotaba en el aire en dirección al campo abierto.
-¿Y que hacemos? ¿Seguimos en la dirección que apunta? - Preguntó Boreal.
Aileen levantó los hombros mientras susurraba un "supongo" y comenzaba a caminar en aquella dirección siendo seguida por los demás.
El camino se hizo largo y agotador; ya estaba comenzando el ocaso cuando Sagitario se detuvo.
-¿Es enserio? ¿Verdaderamente vamos a seguir ignorando todo lo que ha pasado? -
-¿De qué hablas Sagitario? -
-Sabes perfectamente de lo que estoy hablando Aileen, ¿Qué es lo que nos ocultas?- Sagitario se cruzó de brazos mientras los demás elegidos sólo observaban todo sin murmurar palabra alguna.
-No les he escondido nada -Aileen trataba de aparentar tranquilidad por fuera aunque su estómago estaba echo un nudo.
-¿Enserio? Porque que yo recuerde nadie de aquí te ha visto usar alguna clase de poderes- Aileen estaba a punto de responder cuando Sagitario la interrumpió - Además ni siquiera sabes lo que haces, dices algo y nosotros te seguimos ¿Quién te hizo la líder? Porque no planeo seguir a alguien que simplemente hace lo que se le viene a la mente y ya.-
-Te recuerdo Sagitario que fuí yo la que los reunió a todos-Aileen hizo un puño con su mano intentando no gritarle a su amiga en la cara.
-Y yo me permito recordarte a tí que si no fuera por mi nos habrían matado en aquella posada.-
-¡Ya basta Sagitario! -Explotó Aileen.
-¡Superalo Aileen, no eres nada sin nosotros! ¡Dudo que tengas poderes siquiera! -Le gritó Sagitario en la cara -¡No se ellos, y a decir verdad no me importan, pero yo al menos no planeo seguirte más! -
-¡Bien! ¡Suerte saliendo de éste lugar sola! -
Sagitario con velocidad dirigió su mano izquierda a su muñeca derecha para sacarse la pulsera anillo, pero a pesar de sus esfuerzos y el ceño fruncido de la rubia el accesorio no se soltaba de su mano.
Sagitario se arrodilló en el suelo y golpeó la piedra de la pulsera anillo contra la primer roca que vio. Lo siguiente nadie se lo esperaba; una honda de energía salió directamente de la piedra lanzando a Sagitario de espaldas por los aires y cayendo a unos cinco metros de distancia.
Ya había aceptado entrar, no podía salir.
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En busca del último dragón (Libro 1)
FantasíaSomos los guerreros heridos, que decidimos renacer de entre las cenizas que los demás han dejado. Hemos de encontrar al que por avaricia y envidia ha sido atrapado. «~ Ellos te dirán que te rindas, que no lo vales; pero tú te pararás y les mostrara...