Cap. 6

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—Ojalá estuviéramos solos—, susurró Tobias, rozando sus labios.

Sonrió tontamente, entendiendo completamente a lo que se refería.

Se sumieron en un compás sincronizado, donde sus respiraciones se mezclaban y sus labios se movían en completa sincronía. Los dedos de Tobias se deslizan por la corta cabellera castaña de la pecosa, y ella pasó sus brazos por el cuello del mayor, para juntar sus cuerpos aún más. 

Ignorando que la habitación que les habían asignado, realmente eran dos literas, y ninguna pared. Por lo que, si la temperatura entre ellos llegase a subir aunque fuera un poco... bueno, cualquiera los vería.

Él es más fuerte que cualquier otra persona que conozco, y más cálido de lo que cualquiera puede llegar a imaginar. Él es el secreto -de los muchos que tengo- que guardo como un tesoro, y el que guardaré por el resto de mi vida.

Amm... disculpen—, el simpático hombre los interrumpió, y por un segundo quiso quitarse ese pulcro y limpio zapato que le habían dado, y tirarlo a su cara. Notó que llevaba en sus brazos un cambio de ropa, esta era de color blanca—. El director espera—, les había arruinado el momento, lo que justificaba sus caras fastidiadas. Tobias dio unos cortos pasos hacia el muchacho, dispuesto a ir con el director—. Lo siento, él espera a Valentine solamente.

—¿No podemos ir juntos?

—Bueno, como tú abriste la caja que te invito aquí, quiere agradecerte personalmente.

Qué injusto. Incluso en su cabeza sonó como un berrinche de una niña pequeña. De no ser por él, yo ni siquiera habría llegado a la estúpida caja.

Miró a Tobias sobre su hombro, él le sonrió cortamente, levantando un poco su mano derecha en señal de despedida.

—Te veré luego—, lo escuchó susurrar.

Oh, no...

—Despídete bien—, dijo en voz alta, con una gran sonrisa creciendo en su cara.

Qué demonios estás haciendo. Lo que sea, no pares.

Debido a la distancia a la que se encontraban, ella dio un pasó para acercarse, con una mano tiró de la camiseta del mayor, y con la otra -poniéndola a propósito, peligrosamente en la entrepierna del mayor, dejó un suave beso sobre sus labios para luego alejarse sin decir nada.

Eso estuvo bien. Su pupila se dilató, y Matthew se incomodó por la situación. Tres puntos para mi. Oh, soy asombrosa.

Sabía que Tobias la seguía con la mirada, lo sentía. Lo que solo lograba subir su ego y mejorar su ánimo. Esa pequeña sonrisa de triunfo jamás dejó su cara.

( . . . )

Subían por una cabina de cristal, que literalmente levitaba. Se asomó por una ventana abierta, miró hacia abajo instintivamente.

Ahí estaba él. Lo saludó, aún con aquella mueca triunfante en su cara, él le devolvió el gesto, pero parecía algo descolocado... preocupado.

Se quedó mirándolo hasta que desapareció de su campo de visión.

—Nunca creí que el mundo fuera tan grande.

—Sí, Chicago es una de las cincuenta grandes ciudades que existían, sólo en este continente. Más allá hay más tierra y océanos de lo que te puedas imaginar.

Le agradaba Matthew. Era simpático y parecía dispuesto a hablar, a responder a sus preguntas. Pero había algo en él que no terminaba de convencerla, tal vez su apariencia misteriosa, o que no lo conocía bien; o, las miradas que le lanzaba, esas miradas que fingía no notar solo para no incomodar al chico al atraparlo viendo su escote o detallando alguna cicatriz en su cuerpo.

Everything I Wanted || Tobias Eaton (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora