Everything I Wanted || Tobias Eaton (3)

Cap. 9

—Soy consciente de que la separación ha sido difícil para Tobias y para ti. Pero los he observado lo suficiente para saber que ustedes lo van a superar.

Como todo se supera. ¿O no?

Alzó una ceja, jugueteando con el vaso que David le había dado. Subió un pie al pulcro sofá de color naranja, acomodándose como si estuviera en la sala del piso de Tobias en Osadía.

—Estamos bien. Todo está bien. Es lo que quería escuchar, voilá.

No se veía muy convencido, sin embargo, miró a Matthew como buscando una respuesta -el cual se encontraba con la mirada gacha-, y asintió.

—A trabajar.

David se levantó y caminó hacia otro lugar en la sala. Ella se mantuvo en su lugar, con la mente pensando en mil cosas. En Tobias, en ese lugar, en esa gente, en lo que hacía David.

Le dedicó una mirada a Matthew. Se veía aterrado.

( . . . )

—¿Qué hay, Hippie? ¿Te perdiste?

—Buscaba a Cuatro, le quería avisar que David me llevará a Providencia.

—Ya te estás metiendo con el director, eh. Eres rápida.

Hubiera deseado no entender a qué se refería.

—Peter, déjala tranquila—, Edd intervino.

—Amm... ¿hola, sí? Lo siento, debo cortar, es que no te llamé para pedir tu opinión y mucho menos para que salieras a defenderme—, simuló tener una radio en su mano, y con una mirada arrogante miró al pelirrojo.

—¡Atención!

Notó que todos en aquel lugar se paraban firmes, en silencio. No entendió al inicio, luego vio a David caminar por el pasillo a su derecha. Era seguido de cerca por Matthew, nuevamente con una mala mirada y cabeza gacha.

—Prepara todo para Providencia, en mi nave, en menos de una hora.

—Sí, señor.

Vio a Peter acomodar su cabello y su ropa, intentando dar una buena impresión.

—Sígueme.

Caminó detrás de él, manteniendo el paso rápido al que iba.

—David, quería hablar sobre mi trabajo porque no soy meca...- o podemos hacerlo otro día, no hay problema. Lo haremos mañana.

Rió en voz baja. Sin parar de caminar, girando sobre su eje, levantó su dedo favorito y con sus labios articuló un: "te jodes".

( . . . )

—Cuatro, tienes que ver esto—, tanto Uriah como el mencionado se acercaron al pequeño niño pelirrojo que Tobias había "salvado".

—Hola.

—¿Cuál es tu nombre?—, le preguntó Christina amablemente, aún con una mano sobre el hombro del niño.

—¿Mi nombre?

—Oye, siento mucho lo de tu padre—, las imágenes del cuerpo del hombre muerto pasaron por su mente en ese instante, esperando que el niño entendiera que no había sido intencional.

—¿Mi padre?

¿Qué demonios?

—Esto no es una misión humanitaria, no estamos salvando niños. Los estamos robando.

—Eso es lo que hacemos. Ahora lo sabes. David se los lleva de aquí, borra sus memorias con gas y los cría en El Departamento.

—Pero también borra su personalidad con el gas.