Capítulo 38 "Acostumbrándome al convento" .

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Los sueños.

Según Freud son anhelos reprimidos. Según la Psicología son estímulos y manifestaciones. Según la mitología, viajes a mundos esquivos de la realidad.

Para mí, son el único lugar donde puedo "estar" una vez más, con personas que he perdido o que están lejos de mí, también, el único lugar donde Kara y yo seguimos juntas.

He soñado toda la noche con ella.

En mi sueño, las dos estábamos montando caballos cerca de la orilla de la playa, reíamos. Nos besamos. Pronto empezó a llover y el mar creció. Una ola se vino sobre nosotras separándonos. Nadé desesperada buscándola, de repente todo se nubló y desperté en una habitación de un hospital. Sorpresa, mi enfermera era ella. Hicimos el amor hasta que alguien tocó a la puerta, entonces por una ventana, tomadas de la mano y corrimos lejos. Nos subimos a la azotea de un edificio, estaba llena de agua cristalina. El borde era grueso, caminamos sobre el. Kara iba de primera, tomaba mi mano para sentirse segura. Saltamos a otros edificios, empezamos a correr y reíamos de nuevo. No resbalábamos a pesar de que había agua estancada por doquier. Pronto llegamos al ultimo edificio y decidimos saltar juntas. Entonces le pregunté: "¿Aún me amas?" Y ella contesto sonriendo: "Nunca dejé de hacerlo".
Finalmente, a unos centímetros de tocar el suelo, alas salieron de nuestras espaldas y nos levantaron. Volamos alto, bien alto. Atravesamos varias nubes, siempre tomadas de la mano. Ella me apretó fuertemente y me dijo "recuerda que..." entonces Andrea me despertó.

Sueño cosas extrañas, lo sé.
¿Besos?
¿Hacer el amor?
¿Un salto de fe?
¿Alas?

Desearía saber como terminaba el sueño.
He despertado de tope y me he quedado pasmada.

—Lamento haberte despertado así, pero en el convento es obligatorio levantarse a las 8 AM.

—Está bien.

Me dirijo hacia el baño. Me baño de pies a cabeza, el agua helada me despierta por completo.
Vaya sueño.
Salgo de la ducha con dos toallas, una en mi cabello y otra en mi cuerpo. Al llegar a mi cama me siento y empiezo a buscar algo de ropa.

—Espera, no puedes seguir usando tu ropa aquí.

—¿Por qué?

—Porque no sé si lo has notado, pero todas llevamos el hábito.

—¿Hábito?

—Así le llamamos a nuestra vestimenta.

—Es decir, esa bata negra que les va hasta los tobillos.

—Sí, esta bata negra.

«Aun más inteligente de tu parte papá, hacerme empacar toda mi ropa sabiendo que debo usar uniforme aquí.»

—¿Y va por tallas?

—Te prestaré una mía. La madre superiora te dará unas pronto.

—Está bien.

Andrea busca entre sus cosas y saca la bata negra, perdón, el hábito, me lo pasa. Le doy la espalda, me quito la toalla del cuerpo y yo me lo pruebo.

—No me gusta

—Pronto te acostumbrarás.

«"Te acostumbrarás" esa parece ser la frase que más he escuchado desde que llegué a Londres.»

—Supongo-Lena suspira

—Termina de cambiarte, debes usar ropa interior para la misa - dice Andrea en tono burlesco

Me sonrojo al caer en cuenta de que no llevo ropa interior y que estoy usando la ropa de Andrea.

—Lo siento-dice Lena apenada

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