Capitulo 75

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Pov Calle

-Buenas – salude cuando entre a la casa pero nadie me contesto, cerré la puerta detrás de mi y camine hacia la cocina, había una nota pegada en la nevera.

"Sali a tomar un poco de aire al parque, regreso en media hora"

Tomé una botella de agua con gas del refrigerador y me senté sobre la encimera de la cocina.

El lunes German iría a la mansión Calle para quedarse la semana entrante allá y no lo quería admitir, pero se sentía bien no estar tan sola en aquel apartamento.

Mientras me tomaba el agua, me quede observando la alfombra de la sala.

La odiaba.

Decidí en cuestión de segundos que German tenía razón, no podía seguir viviendo ahí como si me fuera a ir al día siguiente.

Camine hacia la sala y recogí la pesada alfombra, ese pequeño placer que sentí envolviéndola y sacándola de mi vista, fue monumental. Después de recogerla la baje hasta la portería, Marcos me miraba con cara de intriga.

-Hola Marquitos

-Señorita Daniela

-¿Te gusta?- le pregunte y el asintió

-Es tuya. - le dije y se la deje donde me pidió después de agradecerme.

Subí al apartamento y me senté en la cama con la laptop a buscar cosas bonitas que me gustaran. Cuando casi por arte de magia me salió un anuncio de "Vuelos baratos a Budapest"

De repente una idea loca paso por mi cabeza.

¿Y si iba a Budapest a investigar un poco sobre mi antigua vida?

-Estas loca Daniela- me dije a mi misma y minimicé la ventana.

Pero ¿y si era lo que tenia que hacer?, tenia muchas dudas acerca de mi sueño que aun no sabia que pasaba después, sobre lo de las múltiples vidas y ahora también tenia dudas de por que Hannah había sido tan infeliz en su vida si aparentaba tenerlo todo para estar bien.

Empecé a recordar detalles importantes de lo que había visto de Hannah y suponía que no iba a ser difícil dar con su pista porque la mujer había sido actriz y había bailado ballet mucho tiempo, esto ultimo lo había sentido físicamente en mis piernas. 

De repente la idea loca, parecía tener mucho mas sentido que antes y las cosas se empezaron a acomodar, papá estaría en la mansión Calle esa semana, así que no tendría que dar explicaciones y en la editorial, Dylan podía quedarse a cargo de todo y Johan de lo que tenía entre manos.

Lo único que me estaba impidiendo comprar los boletos de avión en ese preciso momento, era yo misma y el miedo que sentía ante lo desconocido, es decir, ni siquiera sabía hablar húngaro.

-Ratona, ¿estás en casa? - escuche la voz de papá la sala y deje la laptop abierta sobre la cama.

-Hola- camine hacia él, usaba unos pants deportivos y se veía un poco agitado- estas pasándote, dando paseos señor German.

-Estoy bien- me contesto sentándose en el mueble y detallando el piso, ahora sin alfombra.

-La odiaba- revele y tome le teléfono -¿quieres pedir pizza para cenar? Es que no tengo muchas ganas de cocinar

-Pizza está bien corazón.

Ordene la pizza y pasamos el resto de la noche comiendo y hablando de su tratamiento, ese no era un alimento que el debía comer pero, de vez en cuando se podía, o al menos eso había dicho el doctor, por otra parte me facilitaba mucho más la vida.

Entre papeles - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora